La propuesta que aquí se presenta, si bien fue elaborada para la
Universidad Nacional de Luján, se entiende que abarca la problemática general
de la carrera de Licenciado en Administración en Argentina.
PROPUESTA DE DEBATE PARA LA MODIFICACIÓN DEL
PLAN DE ESTUDIO DE LA CARRERA DE
LICENCIADO EN ADMINISTRACIÓN
Autor: Mg. Carlos A. J. Molinari
El objetivo central de este documento, no es la construcción de un
proyecto acabado sobre lo que, a juicio del autor, debería representar y
contener la currícula de la carrera de Licenciado en Administración en la Universidad Nacional
de Luján, sino básicamente, tal como su título lo indica, una propuesta para
iniciar el debate; de alguna manera un disparador de ideas que nos posibilite
encarar la imprescindible reformulación de nuestro plan de estudios.
Puede resultar redundante en el inicio de un trabajo con estas
características, sostener que nos encontramos en una sociedad signada por la
profundidad de los cambios y la velocidad de los mismos; pero lo cierto es que nuestra
etapa histórica –entendiendo por la misma, el período que va desde el fin de la
segunda guerra mundial hasta nuestros días, pero profundamente inestable en
todas las dimensiones sociales en los últimos cuarenta años-, está
caracterizada por lo que Igor Ansoff denomina la tasa de difusión y la
frecuencia progresiva de los cambios.
Las transformaciones producto de la denominada globalización – o
mundialización-, si bien operan centralmente en la esfera económica, no dejan
de tener impacto en todas las dimensiones de la vida social, como la política,
la cultural, la legal o la tecnológica. En especial ésta última, que si bien no
está determinando el proceso, se ha transformada en una impulsora de primer
orden del mismo.
Tecnología que no solo opera a nivel de nuevos artefactos técnicos,
que en definitiva son perecederos, sino especialmente a nivel de las prácticas
sociales y, entre ellas, en los procesos de negocios y en la propia educación.
Técnicas y tecnologías que modifican como nos comunicamos y el acceso
a datos, información y conocimiento; proceso que se da tanto en la esfera de lo
social como, en la Universidad, en los roles de estudiantes y docentes.
Exime el objetivo de este documento, realizar un profundo análisis de
la génesis y consecuencias de estos cambios como impulsores y consecuencia de
la globalización y sus impactos en la sociedad contemporánea, que han sido
tratados por autores provenientes de diversos campos disciplinares como, por
ejemplo, Zygmunt Bauman, Manuel Castells, Richard Sennett o Ulrich Beck desde la Sociología; Eric
Hobsbawm desde la Historia;
Gilles Deleuze, Michel Foucault o Alan Badiou desde la Filosofía; Bernardo
Kliksberg o Amartya Sen desde una nueva mirada de la economía y la
sociedad; Fernando Flores o Jorge Etkin desde
la teoría de la gestión; Harry Braverman en su trabajo anticipatorio sobre la
sociología del trabajo; Naomi Klein desde los estudios sobre la globalización,
o los casos realmente anticipatorios de Karl Marx o Marshall McLuhan, en un
listado sumamente incompleto pero representativo.
La evolución de la Administración –sin ingresar al debate de si se la
debe considerar ciencia o técnica, que se piensa relevante para otro tipo de
debate-, ha estado siempre ligada a los cambios que se iban produciendo en el
medio ambiente económico, social, cultural, legal y tecnológico. Ante estos
cambios en el entorno, los teóricos de la gestión –aunque hay que decir que
muchas veces han sido los profesionales en su dimensión aplicada-, han debido
dar respuesta al nuevo contexto, mediante la producción de herramientas que
posibilitaran alinear el funcionamiento organizacional a las nuevas
situaciones.
Así, el taylorismo y el fordismo son el resultado fundamentalmente, e
independientemente de otras consecuencias, de la necesidad del sistema
capitalista de disciplinar a la clase obrera para aumentar la tasa de ganancia
del capital[1],
así como de aumentar la producción con su consecuente baja de costos para
ampliar los mercados de consumo; el surgimiento de la denominada Escuela de las
Relaciones Humanas de mejorar la productividad afectada por la alienación
producida por los primeros[2]; o
las teorías sobre la estrategia, con representantes como Drucker, Chandler,
Ansoff, Andrews, Mintzberg y, muy posteriormente, Porter, Hamel y Prahalad, que
nacen a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de un
nuevo contexto económico mundial y, consecuentemente, un nuevo tipo de
organización empresaria multinacional[3].
Obsérvese que no casualmente, es en los EE.UU., donde aparecen estas nuevas
teorías y modelos, como resultado de su liderazgo en el sistema capitalista
mundial y de resolver la problemática de sus empresas.
Esta situación se manifiesta en el presente,
en trabajos como los de Kevin Kelly o Chris Anderson, que pretenden dar
explicación de la nueva situación de las organizaciones y sus mercados, ante al
desarrollo de las tecnologías de redes[4].
Proceso, el descripto, que fue acompañado por
la interacción cada vez mayor con otras ciencias y disciplinas, como la matemática,
la psicología, la psicología social, la economía, las tecnologías de
comunicación e información, la sociología, etc., lo que a su vez produjo la
importación a nuestro campo de estudio de nuevos conceptos –sin discutir aquí
sobre su acierto- como las redes neuronales, el ruido, el caos o la entropía.
Obviamente que la
inestabilidad de los contextos actuales, donde quienes conducen las
organizaciones se encuentran en muchas oportunidades desarmados frente a su
entorno cambiante, también han producido –desgraciadamente en gran volumen en
los últimos veinte
años-, obras que son más libros de autoayuda,
que estudios en profundidad de las nuevas problemáticas de la administración.
Sin olvidar el tema de las modas –como el benchmarking, tablero de comando,
outsourcing, empowerment, calidad total, mejora continua, administración basada
en la evidencia y, ahora, responsabilidad social empresaria[5]-, que
han invadido no solo la práctica profesional sino también las aulas
universitarias; independientemente de lo valioso de las herramientas, pero
considerando que son solo eso, un instrumento más de la gestión[6].
Entonces, lo que destaca en esta sintética
introducción, es que lo que denominamos la teoría de la administración, o
teoría de la gestión y/o teoría de la organización[7], ha
sufrido modificaciones y, en algunos momentos, profundas transformaciones, al
compás de los cambios que se iban produciendo en el contexto en el cual las
organizaciones realizan sus actividades; se trata en definitiva, de una teoría
en constante transformación, sin por ello descartar que, como todo proceso, va
incorporando elementos de los viejos marcos, resignificando los mismos y
modificándolos, sin generar una completa ruptura con lo anterior, aunque sí
produciendo saltos cualitativos que no llegan a un corte radical.
Es en este marco, que debemos preguntarnos que
instrumentos teóricos y prácticos adquieren los futuros profesionales en su
paso por la Universidad, como desarrollan su actividad profesional los
licenciados en administración, que tipo de licenciado en administración está
formando la Universidad Nacional de Luján, cuáles son las necesidades de las
organizaciones e instituciones en Argentina en cuanto a nuestra profesión y
cual debería ser la formación de nuestros egresados.
En una primera instancia, nos interesa dar
respuesta a la pregunta sobre el contexto en el cual desarrollan su actividad
los L.A. -no solo en nuestro país- y las perspectivas en ese entorno.
La etapa actual de desarrollo del capitalismo,
es caracterizada por muchos autores, como sociedad del conocimiento. Se trata
de una conceptualización cuanto menos deficiente, pues toda la historia humana
debería ser catalogada como tal; de hecho la revolución neolítica no se habría
producido de no mediar la construcción de conocimiento de nuestros antepasados,
aplicado a la agricultura y la cría de animales. Ni hablar de la revolución
industrial, que significa un momento álgido en la historia de convergencia de
empirismo, ciencia y técnica[8].
Pero sin ingresar en este arduo debate, la
realidad es que esta etapa, está caracterizada por la preeminencia del trabajo
intelectual por sobre el trabajo manual[9], en
cuanto al peso que el primero adquiere en el desarrollo de los negocios
primordialmente, aunque también en todas las organizaciones e instituciones
sociales.
Como plantea Gerald Raunig[10], el saber social general –o también se
podría denominar, los “saberes y destrezas”- se ha convertido en fuerza
productiva directa, con lo cual forma parte del capital fijo. O sea que lo
relevante no es solo el soporte físico, la infraestructura -sin subvalorar la
misma-, sino su unión con lo intelectual, lo cognitivo. Esos saberes y
destrezas son los que impulsan el desarrollo del sistema económico, con lo cual
el sistema educativo debe conseguir un delicado equilibrio entre transmitir los
saberes y destrezas necesarios para el momento actual del profesional y, a su
vez, los instrumentos que le permitan conocer en diferentes contextos
históricos, que son los que enfrentará el alumno en su futuro.
Nace entonces en esta etapa, al decir de
Franco Berardi, una nueva clase productiva, el cognitariado[11],
en la cual se inscriben los profesionales de la gestión; nucleados alrededor de
una nueva línea de montaje, que el autor citado plantea alrededor del teléfono
celular, aunque deberíamos decir que son las redes la nueva cadena de montaje
de este grupo.
Frente a estos cambios y a la necesidad de un nuevo modelo en la
educación, Miguel Díaz[12]
plantea como alternativa revisar el sistema educativo para facilitar al alumno
las herramientas para una búsqueda personal del aprendizaje, de manera que
frente a una enseñanza fragmentada el alumno avance por sí mismo en el proceso
formativo, lo cual pensamos que implicaría una revolución copernicana en relación
a como se enseña hoy en nuestras aulas.
De esta manera, se presentan dos situaciones que se entiende hay que
considerar en relación con las ideas expresadas. Primero, que no es solo que
los conocimientos se transmiten de manera fragmentada –lo cual es absolutamente
cierto-, sino que la propia sociedad es la que está fragmentada y, por lo
tanto, las disciplinas reflejan esta situación.
Es la propia revolución industrial y la necesidad de especialización
que trajo aparejado el desarrollo de la gran empresa capitalista y las
tecnologías necesarias para su crecimiento, que produjo la fragmentación de la
sociedad, vía alienación del trabajo, en relación con el Antiguo Régimen.
Este fenómeno que nace en los albores de la revolución industrial, se
ha potenciado justamente con el acelerado desarrollo de las nuevas tecnologías
digitales. Esto produce que por una parte se reclame al sector educativo una
formación no fragmentada y, por la otra, se demanden cada vez más profesionales
con altos niveles de especialización, cuya educación esté casi al nivel de un
compartimiento estanco.
Ante este nuevo contexto, las preguntas
deberíamos formularlas como: que tipo de LA estamos contribuyendo a formar y
que LA deberíamos contribuir a formar.
En la práctica, los estudios de administración
se han convertido en pura racionalidad instrumental, utilizando la terminología
de Horkheimer, ya que han dejado de interesar los fines, para centrarse
puramente en los medios, lo que este autor denomina la racionalidad subjetiva.
Así, todo instrumento es útil es la medida que se consiga la eficiencia y la
eficacia, eliminando de esta manera todo atisbo de pensamiento crítico en la
teoría sobre las organizaciones, así como en el proceso de enseñanza y en los
propios planes de estudios y programas de asignatura, lo cual coincide con la
penetración cada vez más profunda de la ideología neoliberal en la Universidad.
Pero antes de seguir avanzando, se plantea un
problema de base, cuál es si la Universidad debe formar profesionales para la
práctica, para ejercer el trabajo de dirección de las organizaciones; o
científicos, capaces de dar cuenta de la realidad del mundo actual y las
organizaciones inmersas en él y, a partir de este punto, desarrollar las
herramientas adecuadas para pensar y gestionar las organizaciones e
instituciones.
En opinión del autor de este trabajo, se trata
de trabajar sobre las dos dimensiones, pero siempre sin olvidar que cualquier
instrumento utilizado en administración, opera no solo en la dimensión de la
técnica o la tecnología, sino también en la dimensión de las ideas y, por lo
tanto, de la política. Se trata de formar científicos, que a la vez de operar
en los niveles de lo social y lo económico, puedan intervenir en la política
organizacional y, consecuentemente, la social.
¿Cómo se manifiesta todo esto en nuestra
Universidad y en nuestra carrera? Lo primero que debemos decir es que no se
trata de un problema particular, sino que la situación de la UNLu puede ser
extrapolada a toda la enseñanza de la administración, independientemente del
tipo de universidad o del espacio geográfico considerado.
Si se observa tanto el plan de estudios como
los contenidos de los programas en particular, se puede detectar la
preeminencia de lo técnico –lo cual en muchos casos trae aparejado la
preeminencia de lo cuantitativo-, por sobre el análisis científico y,
fundamentalmente, por sobre lo cualitativo. Entonces, los alumnos se
transforman en receptores de instrumentos –curvas, fórmulas, matrices, modelos-
totalmente descontextuados de su producción y del momento de la misma; de
manera que la técnica, lo instrumental, comienza a ponerse por sobre lo humano
en la organización y por sobre la comprensión de
la política detrás de cada instrumento,
transformando en una realidad el concepto de cognitariado.
A esta situación se le agrega una cuestión
central, que se relaciona con el origen de los conocimientos, pues una rápida
lectura a la bibliografía, permite detectar que se trata de técnicas o análisis
surgidos fuera del ámbito geográfico de la Argentina y, fundamentalmente, en
los EE.UU., como ya habíamos mencionado Si bien es innegable que este país ha
sido tradicionalmente de avanzada en los estudios de administración, producto
de la necesidad generada por su liderazgo en el sistema capitalista, no es
menos cierto que esa producción obedece tanto en lo técnico como en lo
ideológico, a un determinado desarrollo y, como consecuencia, a un determinado
tipo de organización y a una política de la cual las organizaciones son un
instrumento.
Se hace necesario entonces, incorporar a los
programas de estudio una auténtica producción nacional, un saber situado,
además de las producciones críticas que han surgido en los últimos veinte años
en el campo del management, a partir
de la incorporación de estudios inter, trans y metadisciplinarios.
Juan Carlos Gómez Fulao, en relación con lo
que se ha planteado, en un número de la revista del Consejo Profesional de
Ciencias Económicas de la C.A.B.A. cuyo tema central es justamente la
administración en la era global[13],
sostiene que “Urge un diagnóstico de
nuestro tiempo que integre desde las disciplinas técnicas, como la física,
hasta las más abstractas, como la filosofía”.
Uno de los problemas en este sentido, es
nuestra propia formación como docentes, pues en general en nuestra disciplina,
los profesores y auxiliares de las disciplinas troncales, que constituyen el
cimiento de la formación del alumno, provienen de la práctica profesional,
siendo sus conocimientos altamente vinculados al proceso de aplicación de los
mismos; lo cual puede ser muy importante en el proceso formativo, pero en
muchos casos impiden la educación en un espíritu crítico hacia la disciplina y
los instrumentos utilizados en la misma, así como hacia las propias
organizaciones y sus mecanismos de funcionamiento y de manejo de las personas
en las mismas; lo que traba consecuentemente la investigación y generación de
un nuevo pensamiento administrativo.
Es importante considerar que pensar la
práctica como un producto, conduce al no cuestionamiento de las condiciones en
que se produce esa práctica, así como la validación de los contenidos que
surgen a partir de la misma; entonces una práctica concreta produciría
conocimientos válidos, sin pasar por un proceso de análisis científico. De ahí la
necesidad de formar no solo profesionales para la práctica, sino también
científicos.
El tema es que para encontrar una salida que
posibilite formar un nuevo tipo de profesional de administración, se hace
necesario repensar no solamente un plan de estudios, sino esencialmente, como
se ha planteado anteriormente, que tipo de profesionales en administración necesita la realidad nacional, de acuerdo a
las distintas salidas laborales y académicas que irán construyendo en su
desarrollo futuro.
Como está pensada actualmente la trayectoria
del alumno por la Universidad y por la carrera, pareciera que hay un solo
modelo de profesional de administración y una única salida laboral, salvo que
pensemos que la administración del factor humano[14] o las
herramientas necesarias para la dirección de una organización, por ejemplo, son
las mismas en una pyme, en una gran compañía multinacional, en una organización
cooperativa o en una institución estatal.
De lo expuesto hasta aquí, quizás
excesivamente sintético dados los objetivos planteados, se pueden extraer
algunas conclusiones básicas:
a)
No se trata solamente de formar profesionales preparados para una
disciplina aplicada, sino también científicos que puedan dar cuenta de la
realidad de la disciplina y de las organizaciones con espíritu crítico y, a
partir de allí, aportar a la construcción de nuevas explicaciones, nuevos
modelos y nuevas herramientas adaptadas a los distintos tipos de organizaciones
y a la realidad argentina.
b)
Desde lo planteado en el punto anterior, los contenidos no deben
simplemente reflejar lo que se piensa que será necesario para desarrollar la
práctica profesional futura por el alumno, sino que deben ser revisados para
adaptarse al profesional que se está formando.
c)
En función de ello, hay que pensar la bibliografía, evitando el
esquema de tomar lo que se utiliza en otras universidades o en otros contextos
o, si se quiere, abandonar aquello de apelar a lo simplemente conocido porque
es utilizado por otros, y aportar desde la lectura, nuevos enfoques y nuevas
tendencias en administración, que existen y están disponibles; aunque en muchos
casos provienen de otras ciencias, lo que implica un trabajo profundo de
investigación y un enfoque amplio en la selección de la misma.
d)
Reorientar el plan de estudios, para que el alumno pueda optar por una
formación acorde a sus intereses de desarrollo futuro. Esto se podría pensar
integrando el plan de estudios de grado con la oferta de postgrados,
especializaciones y maestrías, de manera de brindar una formación diversificada
y complementaria permanente y no transformar a los postgrados en una simple
repetición por profundización de lo ya estudiado.
En función de estos objetivos, se plantean
algunas propuestas de modificaciones a considerar en relación a modelos de organización
curricular, asignaturas, contenidos y orientaciones en la carrera.
Lo primero que debemos plantear, es que se
hace necesario y, casi diríamos imprescindible, que nuestra carrera posea
distintas orientaciones, de acuerdo a las potencialidades de desarrollo del
futuro profesional.
En ese sentido, de la práctica profesional en
la República Argentina, surgirían tres grandes líneas de especialización en
nuestra carrera:
I)
Una orientación hacia las empresas lucrativas; la cual podría a su vez
dividirse en una orientación general y otra dirigida hacia pymes y micropymes,
que poseen una especificidad de gestión claramente diferenciada[15].
II)
Una orientación hacia las cooperativas; aunque podría ampliarse este
concepto a organizaciones de propiedad social[16].
III)
Una orientación hacia la gestión estatal, comprendiendo esta área los
distintos niveles municipal, provincial y estado nacional, así como las
especificidades de organismos autárquicos e instituciones autónomas.
Como se puede observar, estos tres grandes
campos, aunque se entiende que podrían ampliarse a cuatro, exigen conocimientos
diferenciados en cuanto a la práctica profesional, así como enfoques de
investigación y producción de conocimientos distintivos.
A lo expresado, se debe agregar el crecimiento
que han tenido en la Argentina las dos áreas mencionadas en segundo y tercer
lugar. Por una parte las cooperativas y empresas de propiedad social –si bien
las primeras de larga tradición e inserción en nuestro país-, han venido
creciendo sostenidamente a partir de las denominadas empresas recuperadas por
sus trabajadores, de la acción estatal y de la propia necesidad de los
ciudadanos de unirse para garantizar derechos económicos y de otro tipo. No hay
dudas de que sus modelos de gestión, si bien comparten herramientas técnicas,
son radicalmente distintos de los utilizados en la empresa capitalista de uno o
varios propietarios.
Asimismo, a partir del año 2003, se ha
producido un crecimiento del papel del estado –en relación con el período de
preeminencia neoliberal en lo económico que se inicia en 1976 a partir de la
dictadura cívico-militar-, lo que está produciendo la necesidad en el mismo de
profesionales capacitados en una gestión compleja y diferenciada en relación a
la empresa privada. Entonces la propuesta es pensar nuestra carrera con ciclos
de especialización, que podrían ser los tres propuestos en primera instancia o
cuatro; con lo cual estaríamos formando administradores situados en la realidad
en la que les tocará actuar y en las necesidades de nuestro país, más que en
función de planes asépticos, de aplicación en cualquier circunstancia, más allá
de las variables tiempo y espacio.
Esto no implica ampliar la cantidad de
asignaturas del programa de estudios, sino repensar el mismo en función de las
especializaciones –por ejemplo Administración de las Operaciones o el Seminario
de Formación Emprendedora podrían perder su sentido en una orientación en
administración estatal-; o sea, que contenidos debe tener cada asignatura en la
base, para después ir iniciando la especialización, que podría ser de cinco
asignaturas de acuerdo a la especialización.
Una reestructuración como la que estamos
proponiendo, implica a su vez repensar el conjunto de las asignaturas y
contenidos. Si queremos que nuestros alumnos y, sus docentes como guías, se
transformen en co-creadores de un nuevo pensamiento administrativo, deben estar
capacitados para la investigación desde el inicio de su carrera universitaria.
De la misma manera, los alumnos deben recibir
desde el inicio conocimientos profundos de historia económica y social, que les
permitan situar el saber; uno de los grandes problemas con que nos encontramos
es que nuestros alumnos pueden llegar a repetir las ideas de un autor, pero no
comprender porqué esas ideas han sufrido modificaciones o como se pueden
valorar en el presente. El problema es que no hay comprensión del contexto
histórico social en que son producidas.
También habría que comenzar a pensar las
asignaturas Introducción a la Administración, Administración General y Análisis
Organizacional -aunque quizás el nombre correcto debería ser Teoría de la
Organización-, como un todo conceptual, donde hay que comenzar a discutir
cuestiones centrales en la administración actual, como las implicaciones de los
distintos dispositivos políticos en las prácticas de management, los mecanismos
ideológicos que actúan sobre los trabajadores de las organizaciones, la
comunicación en una sociedad conectada y sobrecomunicada, el poder en las
organizaciones y su relación con el conflicto empleador empleado, el papel del
lenguaje, el papel de las nuevas sociedades de control en el disciplinamiento
del denominado cognitariado, etc. Esto no quiere decir que muchos temas no sean
tocados en nuestros programas, pero ideología, poder y conflicto y sus
interacciones, no pueden ser un tema más, pues constituyen la base del
funcionamiento organizacional.
Otro caso interesante para el análisis es
Administración de las Operaciones. Por ejemplo que papel están jugando en
nuestros programas el crecimiento acelerado de la robótica en la producción,
con una nueva generación de máquinas inteligentes que llegan a subordinar el
trabajo humano; o las nuevas impresoras en 3D, la producción flexible o las
propias fábricas virtuales, que evidentemente van a modificar todos los
procesos productivos, con su consecuente impacto en la organización de la
empresa, en sus procesos de toma de decisiones y en su marketing.
Y en relación con ésta última, es necesario
estudiar como incorporar el papel de las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación, que han transformado de manera radical la disciplina, a nivel
de procesos y en su dimensión estratégica.
Sin contar con que tendríamos que repensar que
es un Taller de Práctica Profesional en la Universidad y cual debería ser su
metodología de trabajo o como un taller de estas características debe implicar necesariamente
la interacción con el tipo de organización presente en nuestra realidad local;
que significa Dirección General en cada tipo de organización o institución en
las que podremos llegar a ejercer la profesión o que es realmente un seminario
y que lo diferencia de una asignatura. Sin dejar de mencionar el grave déficit
que significa en nuestra carrera la inexistencia del estudio de idioma y/o
idiomas.
No se pretende en un trabajo de este tipo,
hacer un análisis pormenorizado de cada asignatura, ya que el mismo corresponde
a otra etapa del proceso, una vez fijados los objetivos políticos de un nuevo
plan; pero sí se ha tratado de mostrar desde donde se podría comenzar a
repensar cada asignatura, así como sus contenidos.
Asimismo, es necesario en el debate sobre la
modificación de nuestro plan de estudios, incorporar la problemática de la
articulación entre asignaturas.
Se podría pensar, que la articulación es un
tema menor, en cuanto a que las correlativas estarían marcando este proceso, en
la medida que representan la red de conocimientos previos que el alumno debe
poseer para abordar la nueva asignatura a cursar. Pero de lo que en realidad se
trata, es de generar un auténtico proceso de articulación, tanto vertical como
horizontal, que posibilite al alumno integrar conocimientos que se le presentan
como fragmentados, sin un hilo conductor; que a su vez posibilite que la
articulación se genere desde el ingreso a la carrera y no, en alguna/s
asignatura/s al final de sus estudios, donde recuperar conocimientos previos.
Articulación que debe estar expresada en el
trabajo entre asignaturas, a partir de bibliografías que se pueden trabajar en
distintas etapas del aprendizaje, o de guías de trabajos prácticos que permitan
integrar los saberes adquiridos en distintas asignaturas. Esta situación,
implicará un trabajo interdepartamental en la Universidad, dado que hay
asignaturas cuyos docentes dependen de distintos departamentos, pero que son la
base de muchos conocimientos posteriores. Se puede citar como ejemplo el caso
de las Matemáticas, donde sus casos prácticos deberían reflejar su utilización
posterior en las distintas áreas del saber profesional.
La articulación deberá así estar integrada en
el propio plan de estudios, expresada en los programas de las asignaturas.
Cambios como los propuestos hasta aquí,
permitirán a su vez reorientar la investigación hacia los temas y problemas que
realmente hacen al desarrollo de la disciplina.
Como conclusión provisoria de esta propuesta,
que es más que nada un borrador para iniciar un debate, se puede decir que hoy
la Universidad de Luján necesita, por lo menos en nuestra carrera –aunque se
debería decir que esto es necesario para toda la Universidad-, que cumpla con
el propósito enunciado por Chomsky, cuando se refería al propósito de la
educación en los ideales de la Ilustración: “[…]su
objetivo consiste en que el estudiante adquiera la capacidad para inquirir,
para crear, para innovar, para desafiar: eso es la educación”[17].
Alcanzar este objetivo, implica un profundo
análisis, que debe estar reflejado en el plan de estudios, de las necesidades
del contexto en cuanto a la formación profesional y científica, así como de las
capacidades que debe poseer el futuro profesional, junto a la esencial, que es
su capacitación para el pensar.
En este sentido, hay que decir que el
profesional de administración en nuestra sociedad contemporánea y, más allá de
los entornos espaciales, necesita poseer capacidades de trabajo en equipo, pero
más en equipos multidisciplinares que unidisciplinares; de atravesar las
disciplinas cuando se trata de pensar sobre un tema específico; de pensar en
términos de problemas, para desarrollar su creatividad y explorar, vinculado
con la expuesta anteriormente, el pensamiento sistémico, no lineal, no
mecanicista, que es decir el pensamiento complejo; de desarrollar sistemas de
pensamiento estratégico flexibles; de comprender la dinámica de la sociedad y
sus dimensiones y, en este marco, el accionar de organizaciones e
instituciones, más allá del fin de lucro; de estudiar a la administración como
un instrumento para gestionar en un mundo de cambios; de comprender como se
están modificando aceleradamente los mecanismos de fabricación a partir de la
introducción de sistemas flexibles o la producción en 3D y como impactará esto
en la sociedad y en los productos: todo esto en un listado enunciativo y no
taxativo.
En esta línea de trabajo, se debería pensar en
un currículum universitario que desarrolle una serie de habilidades específicas
en el futuro Licenciado en Administración, entre las que podemos mencionar:
·
Aplicación de
los marcos teóricos aprendidos a situaciones concretas y, su adaptación
conceptual a la dinámica del entorno.
·
Creación de
nuevos marcos y teorías, que permitan edificar paradigmas alternativos de
ejercicio profesional, mediante la investigación contextual e indagación
crítica sobre los modelos vigentes.
·
Resolución
de problemas con las herramientas del
pensamiento complejo, combinando la capacidad de abstracción sobre principios y
fundamentos disciplinares, interdisciplinares y multidisciplinares.
·
Interpretación y
revisión crítica de sus lecturas, de manera de relacionar con los distintos
marcos teóricos aprendidos, generando nuevo conocimiento.
·
Habilidades
interpersonales para la interacción constructiva, mediante la participación en
equipos de trabajo interdisciplinarios y multiculturales.
·
Habilidades
intrapersonales, que posibiliten la autoorganización y la autonomía del
individuo.
Todo lo
expuesto, en el marco de una profunda conducta ética y de responsabilidad con
la sociedad.
No es un trabajo sencillo, ni se han enunciado
aquí todos los problemas a abordar en un proceso de cambio como el propuesto,
pero es imprescindible dar el primer paso, si no se quiere terminar formando
simples técnicos, descartables con cada cambio tecnológico y social.
Pero emprender este camino, no solamente
implica un cambio de plan de estudios, o de correlativas, o de contenidos,
bibliografía, etc. sino que también incluye, perentoriamente, un cambio en los
propios docentes, en su formación pedagógica y disciplinar, en su participación
e impulsión de las actividades de investigación, proceso que deberán impulsar y
garantizar los Departamentos involucrados y la propia Universidad en su
conjunto, pues los docentes serán los auténticos agentes transformadores.
Un poco para pensar que docentes necesitamos
ser y que alumnos se aspira a formar en el marco de un nuevo plan de estudios,
se exponen las palabras del profesor Chomsky en la conferencia antes señalada: “En un seminario universitario razonable, no
esperas que los estudiantes tomen apuntes literales y repitan todo lo que tu
digas: lo que esperas es que te digan si te equivocas, o que vengan con nuevas
ideas desafiantes, que abran caminos que no habían sido pensados antes”.
[1] Ver: Coriat Benjamín. El taller
y el cronómetro. Ensayos sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en
masa. Siglo Veintiuno, México, 1982.
[2] Aunque quizás no fueran tanto relaciones humanas, sino tambièn
imposiciones del propio contexto. Al respecto ver el artículo de Pablo Capanna,
El efecto Hawthorne, en Diario Página
12, Suplemento Futuro, Buenos Aires, 6 de octubre de 2012.
[3] Una síntesis de la
evolución del pensamiento estratégico, puede encontrarse en: Mintzberg Henry et al. El proceso estratégico. Conceptos, contextos y casos. Prentice
Hall, México, 1997.
[4] Las obras de estos autores que se pueden tomar como referencia son:
Kelly Kevin Out of control. The rise of a neobiological civilization. Addison-Wesley, 1994 y Anderson Chris. La economía Long Tail. De los mercados de masas al triunfo de
lo minoritario. Ediciones Urano, 2007.
[5] Este caso puntual
requeriría de un tratamiento en particular, pero podemos decir que es más una
moda que un compromiso de la empresa con la sociedad de la que forma parte y
que le da razón de su existencia.
[6] Ver la excelente
conferencia del profesor Mike C. Jackson, Más
allá de las modas administrativas. El pensamiento sistémico para los
administradores. Disponible en el Centre for Systems Studies de la
Universidad de Hull.
[7] Dejaremos para otro
momento el debate sobre la teoría de la administración y la teoría de la
organización.
[8] Todos estos procesos fueron
sintética y precisamente descriptos por: Babini José. Las revoluciones industriales. CEAL, Buenos Aires, 1972.
[9] Sin que esto implique la
desaparición del trabajo manual, sino que en ciertos sectores, está siendo
reemplazado cada vez más por la tecnología aplicada a la producción y a los
servicios, aumentando la productividad del capital por la vía de la reducción
de la mano de obra en lo cuantitativo.
[10] Raunig Gerald. Mil máquinas.
Breve filosofía de las máquinas como movimiento social. Traficantes de
Sueños, Madrid, España, 2008.
[11] Berardi Franco. Generación Post-Alfa. Patologías e
imaginarios en el semiocapitalismo. Tinta Limón, Buenos Aires, 2007.
[12] De Miguel Díaz Mario. Cambio de
paradigma metodológico en la Educación Superior. Exigencias que conlleva.
Cuadernos de Integración Europea Nº 2. Septiembre 2005, pp. 16-27.
[13] Gómez Fulao Juan Carlos.
Cultura global en un mundo posmoderno.
Revista Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la C.A.B.A., Año VI Nº 30,
noviembre 2013. pp. 24-26.
[14] Obsérvese que no
utilizamos el término recursos humanos, que asimila a las personas a simples
recursos, como una máquina o un edificio, lo que revela la necesidad de revisar
hasta el uso del lenguaje, pues éste constituye una clara declaración de
principios sobre para qué se piensa y desde dónde se lo hace.
[15] Ver al respecto: Bozzo
Rubén. Gestión Práctica para PYMES.
Ediciones Universidad Nacional de Quilmes y Centro Cultural de la Cooperación Floreal
Gorini, Buenos Aires, 2013.
[16] Ver al respecto:
Petriella Angel. Cooperativismo. Ayer,
hoy y siempre. Valores, procesos, enfoques. Idelcoop, Buenos Aires, 2008.
[17] Chomsky Noam. Sobre el trabajo
académico, el asalto neoliberal a las universidades y cómo debería ser la
educación superior. Observaciones realizadas vía Skype para una reunión de
afiliados y simpatizantes del sindicato universitario asociado a la Unión de Trabajadores del
Acero, Pittsburg, EE.UU, 4 de febrero de 2014.