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miércoles, 2 de julio de 2025

 

 

LA FOTOGRAFÍA EN TIEMPOS DE
DIGITALIZACIÓN E INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Dr. Carlos A. J. Molinari

Este ensayo, no se propone profundizar en el nivel teórico ni técnico profesional acerca de la fotografía, para lo cual existe innumerable bibliografía, alguna de la cual será citada en el desarrollo del texto. La intención del mismo, es un intento de contribuir al debate sobre las relaciones entre la fotografía y los procesos de digitalización de la sociedad y el avance de la inteligencia artificial. No obstante, para abordar esta cuestión, el primer paso será intentar establecer que es la fotografía, que se ha pensado acerca de ella en distintos momentos a través del tiempo, para posteriormente analizar sus relaciones e interacciones con la digitalización y la inteligencia artificial.
 
¿Qué es la fotografía?
Sabemos que toda definición es arbitraria por lo cerrado de la misma, por lo que deja por fuera, por lo cual deberíamos acercarnos a una conceptualización como una idea más abarcativa, lo cual también es complejo, pues el concepto comienza con una descripción de la experiencia, la cual en este caso está sujeta a un acelerado cambio tecnológico e implica asimismo una clasificación. Y aunque esta última es más arbitraria aún, es el camino que hemos elegido para este desarrollo, ante la necesidad de poner un marco al debate desde nuestra óptica.
Entonces, ¿de que se trata la fotografía?:
 
1.- Un registro: de viajes, de la vida familiar, de los espacios de vida, del yo –el autorretrato-, de sucesos –el fotoperiodismo-. Por supuesto que se trata de un registro personal, una particular visión de quien está detrás de la cámara a partir de un recorte. Pero lo más importante es que, sin dudas, exponemos un momento de la realidad, entendida como algo objetivo que sucede en forma externa al espectador. Lo que se muestra sucedió o existió, o existe. Como sostiene John Berger[1]: La fotografía, en general, puesto que preserva el aspecto de un acontecimiento o de una persona, siempre ha estado relacionada íntimamente con la idea de lo “histórico”. El ideal de la fotografía, dejando de lado ahora la estética, es atrapar el momento “histórico””.
 
2.- Una obra de arte: aquí es más complejo, ya que requeriría establecer primero que entendemos como obra de arte, a lo que se sumaría la cuestión de la reproductividad técnica, tal como la exponía Walter Benjamin[2]. Pero no hay dudas, que hay fotografías que son consideradas –no debatimos aquí el cómo ni por quién-, obras de arte. En este sentido, por razones de objetivos de este trabajo, no abordaremos el debate acerca de que debe considerarse arte, sino que utilizaremos la palabra en su sentido más amplio.
 
3.- Un ensayo: a partir de una idea personal, el autor observa esa porción de la realidad que se relaciona con su propuesta, aun sabiendo que con su mirada la modifica para ponerla en línea con sus intenciones. No es solamente un registro, pues cada foto se articula con esa idea y con otras fotos y/o textos.
 
4.- Un juego: la fotografía se convierte en algo lúdico; al autor solo le interesa jugar con las posibilidades técnicas del artefacto, sin poner ningún énfasis en las reglas establecidas, como encuadre, enfoque, luz, o cualquier otra posible.
 
5.- Un hecho político: a partir de la fotografía, tanto los Estados nacionales como los distintos grupos políticos y sociales, utilizan la fotografía como propaganda, para crear una identidad, una historia, un sentido de comunidad, un objetivo estratégico.
 
6.- Una publicidad: a partir de su utilización por parte de organizaciones lucrativas, se busca el objetivo de conectar con un potencial cliente, para impulsar la compra de un producto a través de una imagen, asociada generalmente a un texto.
 
Por ahora solo estamos considerando la foto como un objeto individual, aunque sabemos que la misma puede –y de hecho lo hace- formar parte de otros objetos culturales, como una publicación o un collage en las artes visuales, así como integrarse con otras técnicas, como podría ser el caso de la cianotipia,  lo que puede modificar la intención original.
Asimismo y también por el momento, estamos presentado la fotografía en estado puro, como ha sido tomada, aunque también sabemos que desde sus inicios, ha sido objeto de trabajos de posproducción –el proceso de revelado- y reconstrucción –el fotomontaje- por parte de los fotógrafos.
Si bien en esta clasificación provisoria podemos decir que existen solapamientos –una foto puede haber sido tomada simplemente como un registro y con el tiempo ser admirada como arte o incluida en una publicidad-, existe un denominador común. En todos los casos poseen un sentido, que le imprime la mirada del autor, utilizando como interfase con la foto definitiva –aunque también esta palabra es relativa- un artefacto mecánico, la cámara de fotos; no interesa el formato de la misma o la tecnología implícita. Pero también participa un observador, que le da un sentido, quizás diferente del fotógrafo; existe un otro que necesariamente participa del proceso.
A partir de estos datos de la experiencia, haremos el intento intelectual de construir un concepto, que nos posibilite debatir acerca de que podemos considerar una foto.
Si nos atenemos a la etimología de la palabra, básicamente la fotografía es un lenguaje que produce imágenes a partir de la luz, utilizando un artefacto para su proceso. Pero esto es solamente una descripción técnica del proceso.
Podríamos agregar, de acuerdo a lo que hemos expuesto, que también implica una determinada mirada sobre lo que será fotografiado y un sentido sobre el resultado. Susan Sontag, sostenía que “[…] la suposición de que las cámaras suministran una imagen objetiva e impersonal, cedió ante el hecho de que las fotografías no solo evidencian lo que hay allí sino lo que un individuo ve, no son sólo un registro sino una evaluación del mundo”[3].
Entonces, por una parte implica una actividad mecánica y por la otra, una participación humana, que crea un discurso con esas imágenes, un lenguaje visual; aunque hay que pensar que lenguaje no solo tienen los humanos sino también las máquinas –el software-, también creado por los humanos. Veremos como estas disquisiciones, se tornan relevantes cuando nos encontremos con la inteligencia artificial.
Igualmente hay que señalar como hecho significativo, que cuando hablamos de la fotografía como un lenguaje que se expresa en imágenes, ya le estamos otorgando un estatus particular, diferente de otras formas como la escritura con palabras[4].
Llegados a este estado de la cuestión, debemos agregar algunas precisiones, para ampliar el horizonte de análisis.
Como sostiene Joan Costa[5], la fotografía debe ser ubicada en su relación con el texto impreso y la imagen electrónica[6], configurando de esta manera un ecosistema de coexistencia entre formatos. Esta cuestión se torna relevante, al momento de pensar las transformaciones que está produciendo la digitalización así como la aplicación de inteligencia artificial a la imagen.
Por otra parte, como se ha expuesto, siempre la foto ha sido pasible de procesos posteriores a la toma de la misma como  la posproducción, o sea la manipulación en el laboratorio del negativo para modificar el mismo en relación con el original.
Igualmente, desde los primeros años del siglo XX[7], la foto ha sido sometida a procesos de reconstrucción, a través del fotomontaje, donde la imagen resultante se da por la conjunción de más de una fotografía o de partes de una misma foto, o de la incorporación de técnicas de pintura y/o diseño gráfico. Una técnica utilizada tanto en la publicidad como en las obras de arte.
En definitiva, la que podemos denominar una foto pura, sin retoques, como salía de la cámara a través del negativo, solo se daba en la fotografía personal o familiar, donde el fotógrafo generalmente era un aficionado que acudía a un laboratorio especializado para el revelado de sus fotos. Aun así, este sistema tampoco era absolutamente puro, ya que el profesional del laboratorio podía realizar ajustes para una mejor impresión del resultado final.
Por supuesto que todos estos procesos, incluían una serie de variantes, de acuerdo al fotógrafo y el objetivo de la imagen.
 
La imagen digital
A partir de la década de 1990, con el advenimiento masivo de la imagen digital, lo que hemos descripto comenzó a sufrir una serie de transformaciones, que se irían profundizando en el transcurso del siglo XXI.
El primero que queremos destacar es el paso de la utilización del rollo de fotografía, que implicaba un negativo que en el laboratorio se imprimía en papel, a una fotografía que en forma instantánea es visualizada por el usuario en su cámara. De alguna forma, desaparece el proceso previo del revelado y la foto coincide en el tiempo con su toma. Un proceso conceptual que ya había comenzado muchos años antes con el sistema de la Polaroid, pero que con la nueva tecnología digital eliminaba la impresión en papel. Se inicia la desaparición del soporte físico para la impresión de la foto.
A su vez, coincidente con el primero, se produce la transformación de la cámara fotográfica, que con el paso a lo digital incorpora nuevas funciones, eliminando unas o encubriendo otras. Tanto para el usuario aficionado como para el profesional o el artista, se abre todo un nuevo universo de posibilidades.
Un tercer y radical paso, lo constituye la incorporación de las cámaras de fotos a los teléfonos celulares. Al transformarse el celular en un centro de datos, información y comunicación de las personas, el hecho de poder tomar fotos con el mismo, transforma a la fotografía en un momento cotidiano para todos los individuos. En esta etapa, cada ser humano es un fotógrafo, sin ingresar aquí en el debate del “porqué” o el “para qué”.
Una consecuencia de este nuevo equipamiento y de las posibilidades del mismo, es la llegada masiva del autorretrato, las conocidas por su denominación en inglés, las selfies. Si bien siempre existieron las fotografías familiares y el autorretrato, al transformarse en masivos, exaltan al individuo en primer plano; no importa ya el paisaje o un hecho artístico o social, sino que el primer plano pertenece al “yo”, donde la realidad es un complemento.
Todos estos procesos, vinieron acompañados de una herramienta que ha ido transformando, a criterio de quien esto escribe, el propio concepto de fotografía; se trata del software de procesamiento de la foto, de los cuales el más utilizado en nuestra época es el Photoshop. La posproducción y la reconstrucción que hemos expuesto, pero en un nivel donde se torna casi imposible conocer la existencia física original –en otras palabras el hecho histórico-, de lo que fue fotografiado.
Aunque hay que señalar, que hasta este momento hay un cambio tecnológico, hay modificaciones en lo conceptual a partir de lo que modifican y agregan esos cambios, pero en la raíz, la idea básica de fotografía aún permanece.
Esencialmente, la foto sigue representando siempre un  punto de contacto con el mundo físico, intermediado por un equipo y la mirada del fotógrafo, independientemente de la posproducción o la reconstrucción.
 
En el Régimen de la Información
Comprender el devenir de la fotografía, implica indefectiblemente pensar cuál es el contexto temporal en el cual se desenvuelve. En este sentido, la etapa del capitalismo en la cual nos encontramos, ha sido conceptualizada con diversos nombres, como capitalismo tardío, capitalismo computacional, capitalismo cognitivo, capitalismo de vigilancia, tecnofeudalismo, entre otros. Si bien existen coincidencias entre las distintas denominaciones, vamos a considerar para nuestros fines, la propuesta de Byung-Chul Han, quien sostiene que nos encontramos en el Régimen de la Información, al cual caracteriza como “…la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos”[8].
En consonancia con esta conceptualización, sostiene que la aceleración de este proceso, reprime prácticas cognitivas que necesitan tiempo, como el saber, la experiencia y el conocimiento[9]. Para agregar posteriormente, que la inteligencia artificial no razona, sino que computa[10].
Si analizamos estas ideas expuestas por el filósofo coreano, en relación con nuestro objeto de estudio, nos encontramos en una sociedad regida por los algoritmos, que determina nuestros procesos, pero que a su vez obtura el tiempo necesario del pensar; sobre todo considerando que la IA no lo hace, por lo menos por ahora. Entonces la fotografía, en la cual la experiencia y el saber son esenciales, se encuentra en una crisis de identidad ante los efectos de la IA.
Las ideas del filósofo francés Eric Sadin nos posibilitan ampliar lo expuesto por Han, sobre la irrupción de la IA en nuestro objeto de estudio y en la reconfiguración de nuestro mundo.
Describe como en nuestra sociedad, se transforma en un imperativo para sobrevivir económicamente o para estar a la vanguardia, involucrarse con la IA. Y entre las causas, menciona como las consultoras high-tech, presentan esta situación como una oportunidad de riqueza; además que como todos lo hacen, hay que comprometerse[11].
Plantea en su obra como existe una primacía de la técnica, no solo funcional sino también simbólica, lo que lleva a los seres humanos a convertirse en un instrumento, en un engranaje del sistema. Entonces lo técnico-económico asume el estatus de un principio primero[12]. Con lo que plantea la subordinación del hombre al instrumento técnico; en nuestro caso la subordinación de la mirada al algoritmo.
Para posteriormente sostener que, mientras cualquier forma de arte exalta esa capacidad humana de componernos de modo subjetivo, con lo real y con los materiales, la IA hace que prevalezca una relación instrumental y esquematizada con el  lenguaje y la imagen[13].
De hecho, cuando creamos una imagen a partir de un texto que el algoritmo interpreta, se genera esa relación de la que habla el filósofo francés.
Llegados a este punto, debemos hacer una diferenciación entre fotografía e imagen. La primera crea imágenes, pero en ciertas condiciones que hemos previamente establecido, donde entran en el juego variables como la mirada, el  punto de contacto con el mundo físico, la creatividad, la máquina y la técnica de su utilización. Como planteaba Walter Benjamín: “Y, sin embargo, lo que decide siempre sobre la fotografía es la relación del fotógrafo para con su técnica”[14].
Mientras que la imagen es un concepto más amplio, que abarca la pintura, la escultura, la arquitectura, la cartografía, el diseño, la creada por un software, entre otras; nos transmite una visualización del mundo, sea éste real o imaginario.
El argentino Martín Bollati aborda la cuestión de las imágenes generadas por IA, planteando un camino de liberación para la fotografía a partir de la tradición[15].
En ese sentido su propuesta es que, después de una primera etapa donde la inteligencia artificial fagocita imágenes de una gran base de datos para crear las propias, habrá tantas imágenes que los algoritmos comenzarán a utilizar las creadas previamente por ellos; para llegar a una hipotética tercera etapa donde habrá escasez estadística de fotografías y los algoritmos ya no accederán a ellas y ese quizás sea el hundimiento de la fotografía.
Aquí hay dos cuestiones para analizar. Por una parte, el autor haba de imágenes, que es lo que está creando la IA, pero la fotografía como hemos expuesto no es lo mismo; además de que habría que agregar que si bien puede ser acertado su supuesto sobre la saturación de imágenes creadas por el algoritmo, también es cierto que las fotografías, por las razones ya dichas, también crecen de manera exponencial.
Pero hay otra cuestión, que nos lleva al viejo debate acerca de cómo la fotografía haría desaparecer la pintura o el cine haría desaparecer al teatro. En realidad, el surgimiento de nuevas técnicas en la historia, ha producido nuevas formas de arte o entretenimiento, pero en la mayoría de los casos no ha hecho desaparecer las anteriores, sino que en todo caso produjo una reconfiguración o revalorización de cada forma artística.
Como un ejemplo de lo que decimos, a la invención de la fotografía, dieron respuesta en la pintura las vanguardias artísticas de inicios del siglo XX.
 
Conclusiones
Sostenemos que toda conclusión es provisoria, mucho más en este caso, donde la aceleración del cambio tecnológico[16] y el hecho de estar inmersos en el mismo, dificulta no solo tomar distancia, sino también analizar todas las implicancias tanto en la dimensión de lo técnico como de lo social; mucho más en este último ámbito que requiere tiempo para que se manifiesten las consecuencias.
Lo que podemos decir, a modo de resumen, es que la fotografía es un proceso que contiene experiencias, como la mirada y a partir de ella el sentido que le otorga el fotógrafo, así como tiene un ancla en el mundo físico, en la dimensión de lo real. Además de incorporar, como toda forma de arte, una relación con el observador. Un proceso que se concreta a partir de la utilización de un artefacto, pero donde el fotógrafo es quien domina a la máquina, ya que la instruye sobre que mirar y como utilizar sus herramientas técnicas.
En cambio la IA, es un proceso que se realiza por fuera de la intervención de la mirada del fotógrafo. Se da instrucciones a un software, que por mecanismos que la mayoría desconocemos, reconstruye una imagen a partir de una biblioteca universal de las mismas.
También podríamos decir que se pierde el sentido, pues el mismo estará determinado por una mega mirada de la biblioteca de imágenes; o si se quiere, por la mirada de otros fotógrafos. Es posible idear un sentido a partir de la instrucción mediante una frase a la IA, pero no existe la mirada de fotógrafo, sino la mirada de la máquina.
Pero lo que pensamos como central, es que la utilización de IA para generar imágenes, pierde el punto de contacto con el mundo físico. Excepto que pensemos que por el hecho de tener en su base otras fotografías, esta nueva imagen tenga un ancla con la realidad.
Para que se trate de una fotografía, tiene que existir ese punto de contacto; lo que hace la IA es una pura abstracción, aunque pueda simular en lo expositivo ser una fotografía. La diferencia con la abstracción en la pintura, por ejemplo, es que ésta es creada por un ser humano a partir de su subjetividad, donde existe un vínculo con lo real.
En cambio esa imagen, esa abstracción de la IA, es el resultado de computar bits. No importa lo que haya sido en su origen la imagen, el algoritmo la transforma en algo nuevo, sin conexión con lo físico, sin una mirada particular, sin un sentido. Se produce la primacía de lo técnico como planteaba Sadin; entonces no hay creatividad, que es la que produce la mirada y el sentido del resultado.
La pregunta aquí podría ser: ¿pero acaso no es una imagen que debemos considerar con una nueva perspectiva? Sí, pero no es una fotografía.
Quizás estas nuevas imágenes reemplacen a la fotografía en algunos casos, como podría ser la fotografía destinada a la publicidad o como hecho lúdico, ya que posibilita experimentar casi sin límites; aunque la técnica igual los impone.
Pero insistimos que no es una fotografía, sino un nuevo concepto de creación de imágenes que, en todo caso, no reemplaza sino que puede ser utilizada para complementar y crear otras imágenes.
Por supuesto que esto implica, igual que resultó para el teatro la invención del cine o para la pintura la invención de la fotografía, buscar nuevos horizontes para nuestro objeto de estudio.
Como sostiene John Berger: “La función de cualquier modalidad de fotografía alternativa es incorporarse a la memoria social y política, en lugar  de servir de sustituto que predispone a la atrofia de esa memoria”[17].
Aparece entonces en esta frase lo esencial de la fotografía, ese punto de contacto con el mundo físico que la hace parte del mundo de los hombres, a diferencia de la IA, que es una abstracción de ese mundo.
En un momento de la historia en que, como sostiene Boris Groys: “Hoy hay más gente involucrada en la producción activa de imágenes que en su contemplación pasiva”[18], justamente la fotografía representa quizás la contracara de ese formato de producción. La foto, es el resultado de un proceso que requiere de un analizar y pensar en todos los casos; aun cuando estamos frente a una simple fotografía de registro familiar o de lugares.
Estos cambios necesitan, como decíamos, que la fotografía salga en busca de nuevos caminos para su desarrollo; que continúe representando aquello que la IA es incapaz de mostrar.
Pensamos que este camino se encuentra en proceso y no solo en lo que hace a lo que se expone sino también, a los instrumentos técnicos utilizados, que forman una unidad con el fotógrafo y su resultado.
No es una casualidad el crecimiento en la utilización de técnicas fotográficas que en un momento se creyó abandonadas por la historia. El uso de la cámara estenopeica entre artistas y aficionados, o el reverdecimiento de la fotografía analógica con el aumento de la fabricación y venta de cámaras y rollos –por supuesto que un mercado ínfimo en relación al uso masivo de las cámaras de los teléfonos celulares-, o también la búsqueda de impresión de fotos en nuevos materiales, están marcando una senda de búsqueda[19].
Tenemos claro que solo la técnica no determina, pues la foto es una combinación de elementos, pero el interés en explorar o combinar distintas posibilidades, marcan una parte de esa búsqueda.
Pero si retomamos la idea expuesta por Berger, si el ideal de la fotografía es atrapar un momento histórico, la IA justamente deshistoriza la imagen producida.
Entonces, podemos afirmar que la IA no es fotografía, por lo menos en el actual estado de desarrollo tecnológico. El futuro, por supuesto es incognoscible, pero mientras la IA no produzca sus propias fotos con ese punto de contacto físico, no será fotografía. Y si alguna vez las produce, ya no es solo IA, sino fotografía.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[1] Berger John. Mirar. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2013. p. 66.
[2] Benjamin Walter. La obra de arte en la época de su reproductividad técnica. En: Benjamín Walter. Conceptos de filosofía de la historia. Terramar, La Plata, 2007.
[3] Sontag Susan. Sobre la fotografía. Edhasa, Barcelona, España, 1996. p. 98.
[4] Para ampliar sobre el lenguaje en la fotografía, ver: Barthes Roland. La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía. Paidós Comunicación, Barcelona, España, 1994.
[5] Costa Joan. La fotografía. Entre sumisión y subversión. Trillas – Sigma, México, 1991. p. 21.
[6] Entendemos que el autor utiliza el término electrónica por el año de edición del libro.
[7] Se considera al pintor Georg Grosz y al decorador John Heartfield, como los creadores del fotomontaje. Barthel Tobías M. Fotografismo publicitario internacional. Editorial Gustavo Gilli, Barcelona, 1965.
[8] Han Byung-Chul. Infocracia. Taurus, Buenos Aires, 2022. p. 9.
[9] Han. Ob. cit. p. 33.
[10] Han. Ob. cit. p. 59.
[11] Sadin Éric. La vida espectral. Pensar la era del metaverso y las inteligencias artificiales generativas. Caja Negra, Buenos Aires, 2024. pp. 30-31.
[12] Sadin. Ob. cit. p. 52/p. 93.
[13] Sadin. Ob. cit. p. 140.
[14] Banjamin Walter. Pequeña historia de la fotografía. En: Benjamin Walter. Ob. cit. p. 192.
[15] Bollati Martín. No importa que la vasija no exista. Apuntes sobre imágenes generadas con IA. Artefacto, Buenos Aires, 2023.
[16] Con todas las limitaciones que tiene este concepto, que no se analizarán aquí por cuestiones de objetivos del trabajo.
[17] Berger John. Ob. cit. p. 80.
[18] Groys Boris. Arte en flujo. Ensayos sobre la evanescencia del presente. Caja Negra, Buenos Aires, 2016. p. 148.
[19] Para ampliar sobre la situación de la fotografía analógica en nuestro presente ver: Molinari Carlos A. J. De la obsolescencia planificada a la moda ‘vintage’. 30 de mayo de 2024. https://pensamientocriticoadministracion.blogspot.com

martes, 3 de diciembre de 2024

 

“LO QUE NOS DEJARON LAS REVISTAS”

Dr. Carlos A. J. Molinari

Durante el siglo XX, las revistas de difusión masiva, se convirtieron progresivamente en una poderosa fuente de información y transmisión de conocimiento, así como moldeadoras de la opinión pública.

No importa su formato, sea puro texto o su combinación con la gráfica; desde una fotonovela a noticias a través de la fotografía, desde las literarias a las políticas, pasando por todas las combinaciones posibles de revistas especializadas, cumplieron con una función que, en muchos casos, las transformó sino en sustitutos, como mínimo en complementarias de los libros y también de los diarios y periódicos, por su capacidad para profundizar en diversos temas.

Pero todo este universo gráfico, entró en un período de extinción a partir de la difusión de las tecnologías digitales, en especial desde la pandemia mundial del año 2020, donde la dinámica de ese momento condujo a un reemplazo progresivo de los materiales en papel.

Un reemplazo, que no solo está significando el fin de un formato en sí mismo. ¿A qué me refiero?

No pretendemos hacer una historia de las revistas, siempre modificándose a la par de los cambios sociales. Si bien pensamos que hay una historia en común, tomaremos como base del análisis, como el espectro de este medio se mostraba en los últimos cincuenta años.

En este sentido, tenemos que analizar dos cuestiones en relación con las revistas: su forma y su contenido.

Cuando hablamos de forma, no estamos pensando solamente en la revista, sino también en su exhibición. El lugar casi podríamos decir natural de presentación de las revistas, fue durante el siglo XX, por lo menos en Argentina, y en los inicios del XXI, el kiosco de diarios y revistas. Este espacio de exposición de las publicaciones gráficas, posibilitaba al potencial lector, captar con una mirada casi diríamos superficial, el conjunto de la oferta. Nombres de los medios, artículos, arte de tapa, fotografías. El comprador, se veía tentado por las distintas posibilidades que le brindaban las revistas, generando un efecto de incentivar el impulso hacia la compra; meditado a partir de lo que se observaba o simplemente como acto compulsivo basado en expectativas. Pero lo más importante, era que se podía observar el conjunto, las ideas subyacentes en cada publicación, los intereses de cada lector/observador. Con las tecnologías digitales, esta posibilidad desaparece; el lector debe buscar en una base de datos cuasi infinita, sin conocer cuál es la oferta, sin encontrar quizás lo que podría ser de su interés. Solo encuentra lo que le ofrecen, que en muchas oportunidades depende de lo que un algoritmo interpreta sobre sus necesidades o de quienes pagan por ser encontrados. Pero que pasa con aquello que nos podría interesar, pero no lo sabemos aún, o lo que podría despertar nuestra curiosidad, pero nunca sabremos que existe.

La otra cuestión de la forma, se refiere al medio en sí, donde la tapa juega un papel central en el mismo. Una gráfica, generalmente fotografía, que nos atrae a una primera mirada, que nos llama la atención; primer hecho fundamental. Pero también texto, que nos cuenta el contenido del material, aquello que podría despertar el interés por la lectura; o el nombre de quien escribe, un acicate también para el observador indeciso. Asimismo, el nombre de la revista jugaba un papel esencial, en cuanto nos sumergía en los hechos, planteos, ideas, que podríamos hallar. Aunque ese nombre, que delataba una conexión con nuestro imaginario y con nuestras necesidades de información, podía resultar engañoso; por eso siempre estaba el resto de la tapa, para confirmar o rechazar nuestra expectativa.

En ciertos casos, la gráfica de tapa lo era casi todo para conquistar al lector; en una revista de historietas, en una de política, en una deportiva. Aunque casi siempre, los textos complementaban para inducir a la compra.

En el caso de las denominadas revistas-libro, por tratarse de materiales más vinculados a la literatura o las ciencias sociales y humanas, la tapa jugaba otro papel, debido al lugar de exhibición, las librerías. Pero no perdía su importancia, ya que al dirigirse a un lector más especializado, el texto con los autores y los nombres de los artículos, reemplazaban a la gráfica, aunque no totalmente, ya que algunas la mantenían.

Pero quizás lo más importante que nos generaban las revistas, más allá del atractivo estético de las mismas, era la estructura de organización de la lectura, en relación directa con la potencialidad del contenido.

Frente a la estructura de las revistas digitales, donde una de las características es lo ajustado del texto –los lectores cada vez soportan menos la extensión desmesurada-, la revista física, aún con la lógica limitación del espacio, daba lugar al artículo de profundidad; no importa lo que esto significara en cada tipo de revista.

A su vez, el texto podía combinarse con fotografías, grabados, o cualquier tipo de gráfica, que no solo complementaban al artículo, sino que incluso podía aportar estéticamente al material en general o tener valor por sí mismo.

Hasta las revistas-libro, como fue por ejemplo la primera de este tipo a la que tuve acceso como lector, la revista Planeta, complementaba con fotografías y grabados, lo que realzaba y complementaba el propio artículo.

También posibilitaba la revista, leer un artículo, dejarlo y retomar en distintos momentos, ya que siempre estaba al alcance de la mano. En nuestra cultura digital, se deja un artículo o la propia revista y se torna difícil retomar, ya que una nueva apertura del dispositivo es acceder a nuevos contenidos que reemplazan lo anterior.

La revista, dependiendo de las características de su contenido, acompañaba la semana o el mes al lector, permitiendo un acceso casi total al contenido de la misma.

Otro tema relevante, es la forma en que se lee, lo que antes denominamos la estructura de la lectura. En la combinación de texto, fotografía y grabado o dibujo, es factible ir y volver entre los distintos materiales, u organizar la lectura de acuerdo a los intereses o los sentimientos del lector en cada momento; un proceso casi imposible en la lectura digital.

Más de un pensador, ha sostenido que no importa el formato, si el texto está inscripto en piedra o en papel en un libro, sino que lo importante es el contenido. Me encuentro entre quienes pensaban así y que, por lo tanto, lo digital era solo un problema de soporte.

En realidad, no lo es. El soporte no es solo de las palabras escritas, también lo es de una manera de leer, de organizar este proceso, igual que también lo es de una forma de exponer el contenido por parte del autor y de asimilación del mismo por el lector.

El potencial desplegado por la combinación entre imprenta y libro de papel, generó calidad de exposición combinada con posibilidad de profundizar sin límite esa exposición. Además de que el libro de papel, impulsaba la lectura reflexiva, en ese ir y venir entre renglones y entre páginas.

De la misma forma operaba la revista en papel, esa que se encuentra en extinción.

El problema, es que no se extingue simplemente un formato, lo que se extingue es una posibilidad de acceso al conocimiento más profundo, sea cual fuere el mismo.

jueves, 30 de mayo de 2024

 

DE LA OBSOLESCENCIA PLANIFICADA

A LA MODA ‘VINTAGE’

 

Dr. Carlos A. J. Molinari

 

I.- Introducción

El concepto de Ciclo de Vida de un producto, ha sido considerado, en la disciplina del Marketing y en la gestión estratégica de las organizaciones, como una herramienta para la toma de decisiones, en todos los procesos que se relacionan con los productos que una empresa planifica introducir en un mercado, sostiene en el mismo o estima discontinuar[1].

Independientemente de las objeciones que se pueden hacer, con justa razón, a la utilidad práctica de este concepto, nos interesa detenernos en lo que se considera la etapa de obsolescencia y muerte del producto, en función de los objetivos de este trabajo.

Nos planteamos en este artículo, analizar críticamente las ideas asociadas a la etapa de la obsolescencia de un producto, a partir del análisis de algunos casos concretos, que nos posibilitarán observar, como en la bibliografía especializada en marketing, se obvia el papel del consumidor y como, la obsolescencia es planificada por las propias empresas, más allá de las necesidades tecnológicas y sociales.

En este camino, lo primero que debemos dejar señalado, es que estamos pensando, como corresponde al ciclo de vida del producto, en el producto genérico y no, de una marca en particular, donde el concepto perdería su sentido.

El concepto del ciclo de vida, parte de la idea, de que un producto se caracteriza por la existencia de un proceso vital, asimilando así el modelo, al de los seres vivos. Aunque a criterio del autor de este trabajo, no se trataría de una analogía acertada, en tanto las cosas dependen en su existencia, justamente de decisiones de los seres humanos y no de un ciclo de vida natural.

Pero independientemente de lo antedicho, el concepto aludido, responde a la idea de que todo producto tiene un proceso, que va desde su nacimiento –introducción al mercado-, una etapa de desarrollo o crecimiento, la madurez del mismo y, posteriormente, la obsolescencia o muerte.

Más allá de que, determinar cuándo un producto genérico podría estar por ejemplo en la etapa de madurez, es sumamente complejo, porque esto podría variar por geografía, estructura económica de cada país, accesos a niveles de tecnología y otras variables y, hacerlo a escala global, por lo expuesto resultaría imposible, vamos a partir del supuesto, de que todo el concepto puede ser válido para aplicar a un producto genérico.

Por ejemplo, se podría sostener que la heladera, como genérico, por lo menos en los países más desarrollados y en vastos sectores de países sub-desarrollados o en vías de desarrollo o pobres[2], es un producto que se encuentra en la etapa de madurez.

En el caso de la obsolescencia o declive, Kotler y Keller[3] plantean, que es cuando las ventas disminuyen debido a los avances tecnológicos, a los cambios en los gustos de los consumidores, así como por la intensificación de la competencia, tanto nacional como internacional. Según estos autores, como es complejo mantener productos débiles para la empresa, la estrategia adecuada depende del atractivo relativo de la industria y el poder competitivo de esa empresa en el sector en que se encuentra.

También sostienen, que las empresas que consiguen regenerar productos ya maduros, lo hacen agregando valor a los  mismos.

Para sostener sus ideas, los autores utilizan ejemplos de marcas específicas, los cuales si bien resultan útiles para analizar como planifica e implementa cada organización su estrategia, entendemos que primero hay que analizar qué pasa con los productos genéricos, para después concentrarse en cómo las marcas utilizan esa situación.

Y en ese sentido, lo primero que podemos decir es que solo se habla de los consumidores, cuando se establece como una causa, los cambios en sus gustos. Pero, cuando se plantea la cuestión de los avances tecnológicos, no se analiza como éstos, provocan en muchas circunstancias ese cambio de “gusto”, que no es tal, sino un abandono obligado del producto. Esto último, también hay que relacionarlo con la cuestión de que esos cambios tecnológicos, son producidos por las propias empresas, de acuerdo a su lógica de rentabilidad; caso contrario, parecería que las grandes empresas –aquellas que dictan el ritmo de los cambios tecnológicos-, son simplemente administradoras de acciones que les vienen dictadas por un contexto, en el cual no tienen ningún papel activo.

Antes de continuar, debemos aclarar, que nuestro análisis, se centrará en productos que son el resultado de cambios tecnológicos; aunque sus conclusiones pueden ser aplicadas a otro tipo de productos, como los que dependen de la moda, tal el caso de la indumentaria. Lo que no significa, que no existan productos que efectivamente puedan o necesiten ser reemplazados, cuando los avances tecnológicos, realmente constituyen una mejora para las prestaciones de los mismos hacia los consumidores. Por ejemplo, el surgimiento de nuevos materiales para la indumentaria o el reemplazo, en su momento, de las válvulas por el transistor y posteriormente el circuito integrado, en los aparatos de televisión, situaciones que provocaron, indudablemente, una mejora de calidad y funcionalidad.

Pero  lo que nos interesa mostrar, es que no se puede teorizar acerca de estrategias en etapas del ciclo de vida, como el declive u obsolescencia, como una generalidad, sin analizar el papel de las organizaciones en ese declive y reemplazo de productos.

II.- El caso de los discos de vinilo

Según una noticia publicada en marzo de 2024[4], la oficina de estadísticas nacionales del Reino Unido, ha vuelto a incluir los discos de vinilo, como parte de la canasta de bienes y servicios; un dato que por sí solo, debería llamar la atención sobre este soporte musical.

Una información, que se puede analizar en paralelo, con un artículo siete años anterior, titulado “Nuestro romance con lo digital se ha terminado”[5], donde el autor plantea que, frente a los aspectos negativos del mundo digital –económicos, psicológicos, sociales-, la manera de enfrentarlo, no es abandonarlo –lo cual es obvio frente a las mejoras que éste introduce en nuestras vidas-, sino restablecer el equilibrio con lo analógico.

En ese sentido, sostiene que los jóvenes son responsables en gran parte de este interés por lo analógico –aunque señalamos que su análisis se refiere a los EE.UU. y Canadá-, pero también agrega el tema de la nostalgia, como otro de los responsables de este regreso.

Como ejemplo, cita el aumento de la venta de discos de vinilo, así como de las cámaras de fotografía instantáneas y de los libros en papel.

Reconoce que lo analógico es más costoso y, a veces –como en el disco de vinilo-, incómodo, pero da riqueza sensorial a quien lo utiliza. 

Para reafirmar lo que sostiene este periodista, según un Informe de la Recording Industry Association of America, en el año 2022, se vendieron en los EE.UU. 41 millones de unidades de vinilos, frente a 33 millones de unidades de CD; si bien es necesario agregar, que los usuarios de plataformas de streaming eran de 92 millones. Asimismo, en 2023, las ventas de discos de vinilo treparon a 43 millones frente a 37 millones de los CD. Es importante observar, que no solo creció la venta de vinilos sino también las de CD.  

Entonces, la pregunta que surge es, que está pasando, que un formato de música que había sido abandonado, por nuevos formatos, supuestamente más fáciles de utilizar y de mejor calidad, así como de menores costos, se encuentra en crecimiento por la demanda de los consumidores.

Para entender el fenómeno, debemos retrotraernos a los inicios de la década de 1980, cuando el Compact Disc, fue presentado a la industria musical, como un desarrollo conjunto de las empresas Philips y Sony[6]. Un nuevo formato, el primero, que posibilitaba almacenar audio digital.

Las ventajas que ofrecía este formato, entre otras, incluían el no deterioro con el uso o, que la información contenida en el disco, ocupaba menos espacio, por lo que se podía incorporar más música que en el tradicional vinilo; así como también una supuesta superior calidad en la escucha.

Los primeros CD, comenzaron a venderse en 1982, aunque el crecimiento era lento.

¿Qué estaba sucediendo en ese momento en la industria vinculada a la venta de música?

Los formatos de reproducción eran los discos de vinilo y los casetes, mientras que el soporte físico eran las bandejas giradiscos y los reproductores de cinta de casete. Por lo tanto, las ventas eran de crecimiento vegetativo, ya que los consumidores, solo cambiaban sus equipos o reemplazaban sus discos, por deterioro o para incorporar novedades; o se incorporaban al mercado nuevos consumidores por un tema etario. Resultado, no se trataba de un mercado con tasas altas de crecimiento.

Igualmente, en 1984, Sony lanzó al mercado el discman, que era un reproductor portátil para CD, con el objetivo de potenciar las ventas de los discos digitales[7].

Pero es recién en los inicios de la década de 1990, cuando se produce el gran reemplazo del disco de vinilo por el CD. ¿Porque sucede esto?

Por una conjunción de causas, como que las grandes discográficas dejaron de fabricar los discos de vinilo y, comenzaron a entregar toda su música en CD. A este hecho, le debemos sumar que los fabricantes del hardware, también discontinuaron la fabricación de bandejas giradiscos –con algunas excepciones-, para fabricar equipos de reproducción de discos digitales.

Esta situación, generaba el hecho de que los consumidores, tenían que adquirir los nuevos equipos, si querían seguir consumiendo música, pues la que estaba disponible era en el nuevo formato de CD.

Hecho que a su vez, potenciaba las posibilidades de la industria musical, ya que ya no era relevante poseer los viejos discos de vinilo. Si se pretendía seguir escuchando una determinada música, había que comprarla en el nuevo formato. Y la industria aprovechó esta situación, relanzando nuevamente su catálogo, lo que no podría haber sucedido, si los consumidores seguían escuchando sus viejos discos en los formatos disponibles, de vinilo o casetes. Independientemente de que el reemplazo del casete era más sencillo de ‘vender’, debido a los muchos inconvenientes técnicos que presentaba.

A lo expuesto, hay que añadirle el papel de los medios de comunicación masivos, especialmente en la década de 1990, período en el cual se abre la red Internet para su uso generalizado, acerca de la importancia de adaptarse a las nuevas tecnologías digitales y lo que éstas suponían como avance, en todas las relaciones sociales.

Sin negar lo que supuso el desarrollo de la digitalización, aún con sus puntos oscuros, la situación fue que en el caso de la música, el cambio fue visto como un adelanto, mientras que otras tecnologías, como la analógica del disco de vinilo, como parte de un pasado que ya no regresaría, excepto para coleccionistas o nostálgicos.

Peor lo que queda claro de esta sucinta exposición, es que el cambio fue impuesto desde la industria, ya que se declaró la obsolescencia de otros formatos, no quedando a los consumidores, otras opciones.

Si lo observamos desde lo que describíamos acerca del ciclo de vida del producto, se destaca que el cambio de gustos de los consumidores o el surgimiento de una nueva tecnología, no suceden en el vacío. Son procesos, donde juegan un papel determinante las grandes empresas poseedoras de esas tecnologías, que necesitan el cambio para aumentar su tasa de rentabilidad; pero donde el gusto o las necesidades de los consumidores, no son considerados. El caso que estamos tratando de los discos de vinilo, así lo reafirma.

En este punto, debemos decir que, frente al ocaso y casi desaparición en el gran consumo, de los discos de vinilo, hubo un sector que, aunque en pequeñísima escala a nivel mundial, contribuyó a mantener no solo su producción, sino también la de bandejas giradiscos. Se trata de la música electrónica, ya que quienes componen esa música en los espacios bailables, los denominados DJ’s, mantuvieron el formato del disco de vinilo, para la edición y reproducción de su música.

Pero debemos decir, que el retorno y crecimiento del disco de vinilo, también hay que analizarlo de manera multicausal, por las distintas franjas etarias participantes en este proceso.

La Federación Internacional de la Industria Fonográfica, realizó en el año 2022, una encuesta titulada: Porqué se compran vinilos. Su muestra constaba de 44.000 encuestados, de 16 a 64 años, en 22 países, entre junio y septiembre de 2022[8]. El resultado arroja los siguientes datos sobre la causa de la compra de vinilos:

49%: me gusta poseer físicamente mi música

41%: me gusta tener el disco físico para mirarlos

36%: disfruto el ritual de reproducir el vinilo

28%: me gusta sumergirme en el álbum completo

26% me gusta leer las notas interiores del disco

Para un análisis completo, debemos agregar algunos datos del Reporte de 2023, según el cual, 73% de las personas, escucha música en streaming. A su vez, el streaming, facturó 19.300 millones de U$S en ese año, mientras que la venta de formatos físicos, 5.100 millones de U$S.

Unos datos adicionales para completar el panorama, es que la venta de discos de vinilo, en 2023, representó el 54% de las ventas de álbumes físicos; mientras que el de Taylor Swift fue el vinilo más vendido, lo que sucedió obviamente entre el público joven[9].

Se pueden entonces, sacar algunas conclusiones provisorias sobre la cuestión.

Un porcentaje nada desdeñable de los consumidores de música, eligen el formato físico para su escucha; según los datos expuestos representan al año 2023, el 20,9% de la facturación de la industria. En los EE.UU., del total físico vendido, los discos de vinilo suman el 53,75% de las ventas, para este mismo año. Por lo tanto, no se podría decir que los vinilos, constituyeran un formato que había que abandonar; pues a pesar de haber sido discontinuados, fueron y son demandados por los consumidores.

Entre las causas de la demanda, podemos observar en la encuesta expuesta, que el hecho de poseer el disco físicamente, resulta importante para muchos consumidores.

No es objetivo de este artículo ingresar al análisis de las cuestiones técnicas, vinculadas al sonido, para lo cual se han dado múltiples debates[10]. Pero de lo que no hay dudas, en relación a la música digital, es que los músicos coinciden en la posibilidad de acceder más a los matices de la música, a partir de los discos de vinilo. No obstante lo cual hay que decir, que no todos los consumidores poseen los conocimientos musicales adecuados, para apreciar estas diferencias.

Además de que el disco de vinilo, en relación a los formatos digitales –que incluyen el CD y el streaming-, tiene un agregado, que es el arte de tapa, un formato estético por sí solo, más allá de la música.

Por lo que podemos decir, que si bien existían causas por las cuales las empresas del sector, estaban interesadas en su momento en el abandono de la música analógica –representada por el disco de vinilo y los casetes-, a partir del recambio total que significó para los consumidores de discos y equipamiento, evidentemente no era una necesidad compartida por todos los consumidores.

Ello no implica sostener que la música analógica va a reemplazar a la digital, ya que sumados el streaming y los CD, siguen representando la venta mayoritaria de la industria.

Pero para resaltar la importancia de lo físico, debemos resaltar, que también ha aumentado la venta de los CD[11], aunque no en los porcentajes de los vinilos obviamente, ya que éstos últimos habían sido discontinuados, mientras que los CD, antes de la música por internet, ocupaban prácticamente todo el mercado.

Igualmente, hay que agregar que el gran inconveniente de los vinilos, es su proceso de producción, ya que la mayoría de las fábricas existentes habían sido desmanteladas, con lo cual la industria se encontró frente al hecho de que debieron montarse nuevamente las mismas.

Como se observa, el cambio tecnológico impulsaba el desarrollo de un nuevo producto –los CD-, pero no se traducía en obligar al recambio a todos los consumidores. Cuando la industria fue presionada por éstos, debió regresar a un mercado que era atractivo desde el  inicio, pero que no pudo prever estratégicamente su tamaño. Las ideas del ciclo de vida del producto, no contemplan la complejidad de los consumidores, como tampoco la existencia de una herramienta fundamental sostenida por la disciplina del marketing, como la existencia de nichos y segmentos, que diferencian a los compradores de los productos.

Una última nota para la complejidad de los consumidores; no es lo mismo escuchar música en casa, en el auto, en un medio de transporte o circulando en las calles. Es factible que un mismo consumidor opte por diferentes formatos, de acuerdo al lugar o momento en que se encuentre. Intentar uniformar la escucha en un solo formato, no es evidentemente una buena idea, lo que quedó confirmado por el caso que hemos hasta aquí analizado.

III.- Los casetes de audio

El caso de los casetes de audio, es otro de los analizaremos, considerando las pautas que hemos fijado en este trabajo.

En el año 2019, un artículo periodístico de la Agencia France-Presse, daba cuenta que una empresa francesa, volvía a fabricar casetes de audio, 20 años después de que se dejaran de fabricar en Francia, exportando el 95% de su producción a países como EE.UU., Reino Unido o Alemania[12]. Otra vez la pregunta: ¿qué estaba pasando?

A pesar de ser un formato con evidentes problemas técnicos –se trababan durante su reproducción o directamente se cortaba la cinta-, según la British Phonographic Industry, en el año 2022 sus ventas aumentaron 94,7% en comparación con el año 2019[13]. A su vez, en los EE.UU., en el año 2022 aumentaron sus ventas un 28% con respecto a 2021, si bien representaban solo un 0,55% de la venta de música en formato físico, tratándose por lo tanto de un mercado de nicho.

Igual que en el caso anterior, es necesario hacer una breve introducción histórica sobre este producto.

En el año 1962, la empresa Philips, presentó el primer casete de audio; una pequeña caja plástica, que contenía la cinta de audio, lo que representaba un avance con respecto a los anteriores grabadores denominados de cinta abierta. Esto significó un importante acontecimiento para el mercado de la música, ya que posibilitaba a las compañías discográficas, vender música grabada en un nuevo formato portátil, ya que resultaban más cómodos que los discos de vinilo.

Si a este hecho, le sumamos la fabricación por la empresa Sony, a partir de 1979, del walkman, un pequeño reproductor portátil para casetes, se produce desde ese momento, un verdadero cambio en la forma de escuchar música, ya que el casete más el walkman, posibilitaban la portabilidad de la música. Ya no era necesario circunscribirse a la escucha en el hogar, como sucedía con los discos de vinilo, sino que el consumidor podía llevar la música consigo, donde se encontrara.

También hay que agregar, que las compañías comenzaron a vender los casetes vírgenes, para que el consumidor los grabara por sí mismo, lo cual incorporó el atractivo de estructurar la música grabada, a gusto del oyente.

Todo lo expuesto, sin olvidar los problemas técnicos mencionados anteriormente, que contribuyeron al rápido abandono del formato, cuando se lanzó al mercado el CD.

Pero si bien este resurgimiento en la venta de casetes de audio, puede analizarse como un movimiento de nostalgia, el hecho es que los principales compradores en la actualidad de este formato, tienen menos de 35 años[14]. Y una de sus causas, es que se puede escuchar en formato analógico, que es lo que acostumbra el ser humano.

Además de que es posible producir música a un bajo costo, en relación con otros formatos. Inclusive algunos artistas, han comenzado a editar en casetes, aunque destinado al mercado de los coleccionistas.

De hecho, se están fabricando nuevamente reproductores portátiles de casetes de audio; así como también, vinculado con lo que habíamos analizado con respecto al CD y discos de vinilo, existen en el mercado, equipos de audio con posibilidad de reproducir no solo CD, sino también casetes y discos de vinilo, a lo que suman las prestaciones tecnológicas más avanzadas.

Evidentemente, el caso del casete, aunque no sabemos que pueda suceder en el futuro y actualmente representa solo un nicho del mercado, pero en crecimiento, demuestra que su reemplazo por cuestiones tecnológicas, fue forzado, en tanto existía un mercado que aún estaba interesado en el producto.

III.- Cámaras fotográficas analógicas

Para analizar esta cuestión, lo primero que debemos explicitar, es que según las estadísticas disponibles, aproximadamente un 85% de las fotos tomadas en el mundo, lo son a través de los teléfonos inteligentes. Para los EE.UU., según Photography Statistics, el porcentaje es del 94%.

Esto es importante destacarlo, porque al igual que con los casos de los discos de vinilo o de los casetes de audio, o el leve repunte de los CD, no estamos observando un reemplazo de formatos digitales por otros abandonados por las empresas fabricantes, sino que se producen fenómenos que reflejan la complejidad de los mercados de consumo; los consumidores no son un máquina programable por las empresas, sino que mantienen espacios de toma de decisiones, que van más allá de lo planificado por la oferta.

La irrupción de las cámaras de fotografía digital y su posterior traspaso a los teléfonos celulares, se trata de un proceso reciente, en términos históricos, lo cual nos exime en este artículo de su exposición. Así como el proceso del reemplazo de los fabricantes tradicionales de cámaras fotográficas, por una nueva generación de empresas de electrónica de consumo masivo, que utilizaron su poder económico, de marketing y tecnológico, así como su conocimiento de los consumidores, para capturar ese mercado.

Como ejemplo de esto último, la primera cámara digital fue fabricada, a nivel de prototipo, por Kodak, en el año 1975; una empresa que de por sí era sinónimo de fotografía, que no solo, no fue quien lideró el mercado de cámaras digitales, sino que resultó avasallada por la digitalización.

Pero ya en un artículo del año 2005[15], habíamos llamado la atención, en pleno auge de la fotografía digital, acerca de las cámaras fotográficas Lomo.

Se trataba de unas cámaras analógicas, de bajo costo, fabricadas en la ex URSS, desde el año 1984, que fueron redescubiertas en 1991 por dos estudiantes austríacos en Praga, que se sintieron atraídos por las imágenes que se podían crear con una cámara de este tipo.

La cámara, comenzó a venderse en espacios como museos y del mundo artístico, así como que organizaron concursos, para que los usuarios de la cámara, expusieran sus trabajos, creando un movimiento alrededor de este producto. De alguna manera, buscaron transformar la fotografía masiva en una obra de arte contemporáneo, recuperando un producto obsoleto. Pero en este caso, no era mucho más que un producto de nicho, muy focalizado.

Ya iniciado el siglo XXI, comenzó a crecer el fenómeno de las cámaras fotográficas analógicas, a partir de recuperar productos que se habían dado por difuntos, por obsolescencia tecnológica.

Un caso a destacar, es el de la cámara analógica Holga, que fue lanzada en 1982, en Hong Kong, para el mercado chino, tratándose de una cámara económica.

Producía imágenes que se podrían tachar de surrealistas, porque tenía distorsiones ópticas, lo que la tornaba interesante para la fotografía artística. Tenía lentes de plástico y de cristal, la carcasa era de plástico y tenía fugas de luz y saturación. Por sus fallas, el mecanismo de hacer correr el rollo, se atascaba y se sobreexponían las fotos.

Si bien en el año 2015 dejó de fabricarse, se retomó la producción en el año 2017, debido a la demanda de las mismas.

A pesar de ser solo una  máquina de plástico y, de la comodidad que implicaría el uso del celular, estas cámaras son preferidas de muchos fotógrafos, una parte de ellos profesionales o artistas[16].

Hay que sumar a los expuesto, el crecimiento del mercado de la fotografía instantánea, que en la práctica no es más que el regreso de la clásica máquina Polaroid. Esta cámara, permitía tomar fotografías e imprimirlas en el mismo momento, algo que se creía abandonado por los consumidores, a partir de la fotografía digital, que no se necesitaba imprimir, ya que se almacenaba en el propio dispositivo.

Sin embargo, tanto Polaroid, como Fuji y Kodak, han lanzado modelos al mercado de este tipo de fotografía, los cuales se encuentran con ventas ascendentes. Aunque debemos decir, que en general se trata de modelos híbridos, ya que algunos toman la fotografía en digital y luego la imprimen, mientras que otros modelos utilizan la antigua metodología, agregando adelantos de la digitalización.

La situación que describimos, condujo a la firma Leica, una de las más prestigiosas del mercado fotográfico, a relanzar su clásico modelo de rollo M6, un ícono de la fotografía analógica. Inclusive la empresa japonesa Pentax, ha anunciado su intención de volver a la fabricación de cámaras analógicas[17].

A su vez, complementariamente con lo antedicho, se reinició la fabricación de rollos para fotografía analógica.

Por ejemplo la empresa Fujifilm, que estaba concentrada en la digitalización, en el año 2023, volvió a depender de la venta de productos de fotografía química; sus cámaras instantáneas y sus rollos representaron el 24% de las ventas de la empresa[18].

La firma Harman, uno de los grandes fabricantes de rollos blanco y negro, ha lanzado un nuevo rollo de fotografía color, el primero desarrollado en el mundo en años.

Los rollos de película fotográfica, son justamente uno de los ‘cuellos de botella’ de este renacer de la fotografía analógica, al punto de que tanto Fuji como Kodak, igual que sucede con los discos de vinilo, han tenido que reactivar una producción abandonada, con la cual no llegan a abastecer la demanda, provocando altos precios en relación con el pasado, lo que podría llevar a matar este mercado.

Si bien en el caso de Argentina es difícil acceder a estadísticas especializadas, ya que se trata de un mercado muy marginal en relación a lo que sucede en EE.UU., Europa o Japón, en un artículo publicado en un periódico electrónico de la carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA[19], se entrevista a un comerciante del sector, quien manifiesta que a partir de 2019, existe un creciente interés por la fotografía analógica, concentrado en jóvenes de 20 a 25 años; lo cual se encontraría en línea con lo que sucede en otros países.

Observamos entonces, como en otros casos expuestos, que no se trata de una vuelta atrás en lo tecnológico, sino que, en una complejidad multicausal, hay consumidores que no fueron considerados por las grandes empresas desarrolladoras de nuevas tecnologías y fabricantes de productos de consumo masivo, que tomaron la cuestión en sus manos, impulsando desde la demanda, la fabricación de productos, que no estaban previstos por quienes manejan esos mercados.

Siempre resaltando, que no se trata de mercados masivos, en ninguno de los casos, sino que muchas veces son mercados de nicho, aunque en algunos casos también están rebasando este concepto.

IV.- Conclusiones

Como decíamos en el desarrollo del artículo, extraer conclusiones de los datos y la información expuesta, requiere un análisis multicausal de un fenómeno complejo.

En primera instancia, debemos decir que el concepto de ciclo de vida del producto, en lo que hace a los planteos vinculados a la etapa de declive y obsolescencia se revela, en los casos analizados, inadecuado para explicar la causa de la salida de un producto del mercado.

Si bien aparece la situación de surgimiento de nuevas tecnologías, la decisión del reemplazo, fue tomada por la oferta –grandes empresas desarrolladoras de tecnología y fabricación de productos de consumo masivo-, obviando los intereses y necesidades de segmentos y nichos de consumidores; no solamente de los que utilizaban los productos a ese momento, sino también de los potenciales.

Esto no implica sostener, que las nuevas tecnologías no fueran eficientes o que no beneficiaran a ciertos grupos de consumidores, pero no a todos. Frente a este hecho, las empresas líderes, optaron por provocar la obsolescencia de todo el mercado, privilegiando su rentabilidad, antes que segmentar al mismo y conocer las reales necesidades y experiencias, de cada segmento. Situación que, frente a lo desarrollado en el artículo, hubiera permitido mantener la rentabilidad de aquellos segmentos que no optaran por la nueva tecnología.

Otra de las conclusiones de este trabajo, es que los consumidores son más complejos, que los datos que las empresas extraen del big data; aunque las minerías de datos parezcan infalibles.

Hemos dado cuenta, de cómo muchos consumidores, buscan salida por fuera de lo digital, sin que ello implique el abandono de aquellas herramientas que los benefician en su vida cotidiana. Podemos decir, generalizando, que los consumidores, se encuentran beneficiados de la existencia de teléfonos celulares inteligentes, como forma de interacción y comunicación. Lo que no obsta, que en otros productos, estén interesados en formatos, que les posibiliten superar las limitaciones de lo digital.

Podría ser el caso de quienes escuchan música y buscan otro tipo de experiencias, o de artistas o profesionales de la fotografía, interesados en sumergirse en nuevas búsquedas, que lo digital no posibilitan, por más interés que ponen los desarrolladores de software y hardware en imitar el mundo analógico; como por ejemplo los casos de software de edición de fotos.

Es interesante observar, como muchos artistas gráficos, recurren a la fotografía instantánea, de las máquinas Polaroid, para crear nuevos mundos visuales; lo que tampoco implica que otros, exploren esa nueva visualidad desde lo digital.

Como ejemplo de la complejidad de los consumidores, tenemos que en Japón, un país caracterizado por los avances tecnológicos en la vida cotidiana, aumenta entre los usuarios la preferencia por lo analógico[20].

Esto podría atribuirse a un simple amor por la nostalgia, el denominado mercado vintage. Pero cuando, esa nueva demanda implica que productos que había sido discontinuados, comienzan a fabricarse nuevamente, provocando que fábricas cerradas, deban ser nuevamente abiertas, parecería ser más que una simple moda pasajera. Además, que en contra de lo que sostienen Kotler y Keller, esos productos maduros, no se revitalizaron agregando valor, sino recurriendo en la mayoría de los casos, a los mismos productos originales.

Lo planteado, no pretende ser una anticipación de un futuro, que de por sí resulta no cognoscible, aunque pueda intuirse.

Por último, podemos decir, que hay una cuestión muy importante a considerar: el papel de la tecnología. Sostenemos, que la misma no es neutra. No se trata de que la tecnología, funciona en una dimensión ascéptica, en una burbuja y, que después se la pueda apropiar para distintos usos, entre los cuales podrían estar los ‘buenos’ y los ‘malos’.

En el mundo de los negocios, la tecnología persigue rentabilidad, aunque muchas veces no sea lo conveniente para quienes la utilizan, o no la necesiten. Si se programa la obsolescencia de la tecnología vigente, reemplazando por una nueva, sin dar opción a los usuarios de decidir, la tecnología deja de ser neutral.

En los productos citados, los nuevos desarrollos tenían como objetivo, instalar nuevos negocios; aunque en muchos casos por parte de empresas que buscaban ingresar a un mercado, dejando fuera a otras, como el caso de la fotografía. Pero todo sucede desde el lado de la oferta, no desde el lugar de las necesidades sociales.

Recién cuando ciertos nichos y segmentos de consumidores, comenzaron a experimentar un retorno a lo analógico, algunas empresas comenzaron a explorar procesos que posibilitan integración de lo analógico con lo digital, combinando lo mejor de ambos mundos.

En este breve artículo, hemos intentado condensar algunas ideas, en relación con nuestras observaciones, de lo que sucede en un momento histórico con la digitalización y la reacción de los consumidores, lo cual deberá ser ampliado y profundizado, para evaluar los caminos que seguirá en el futuro este proceso.



[1] Se considera, a los efectos de este artículo, que el  lector está familiarizado con el concepto tradicional del Ciclo de Vida del Producto. Pero en caso contrario, en este trabajo se encuentra señalada bibliografía clásica, para ampliar sobre el tema.

[2] No es nuestro objetivo, ingresar en el debate de estos conceptos u otros asociados a la clasificación de los países, de acuerdo a su desarrollo económico-social, lo cual requeriría un trabajo específico; además de que existe numerosa y acreditada bibliografía sobre el tema en cuestión.

[3] Kotler Philip y Keller Kevin. Dirección de Marketing. 14a. edición. Pearson Educación, 2012. pp. 315-316. Utilizamos estos autores en particular, porque su obra se ha convertido en un clásico de la disciplina; aunque existen otros importantes autores sobre marketing, los mismos no se llegan a diferenciar, básicamente, de lo expuesto en el libro citado.

[4] Becerril Romo Antonio. Un vinilo para ayudar a medir la inflación.  Diario El Economista, México, 14 de marzo de 2024.  https://www.eleconomista.com.mx

[5] Sax David. Nuestro romance con lo digital se ha terminado. New York Times, 25 de noviembre de 2017. https://nyti.ms/2jZxaTY

[6] Aunque hay que destacar, que estas compañías habían trabajado en forma separada originalmente. También hay que señalar, que el nuevo formato, tenía un antecedente en el laser-disc, de efímera duración en el mercado.

[7] Para ampliar sobre este proceso, ver: Estapé José Antonio Pascual. La historia del CD: desde aquel primer disco de ABBA en 1982 hasta las cifras residuales de hoy en día. Computer Hoy, 8 de agosto de 2020. https://www.computerhoy.com/reportajes/tecnología/historia-cd-677439

[9] Pan-Montojo Nicolás. La resurrección del vinilo se queda a medias. 8 de febrero de 2023. https://theobjective.com/cultura/2023-02-06/resurreccion-vinilo-a-medias

[10] Para ampliar sobre el tema, un interesante artículo en este sentido: Andrade Juan. Píntalo de Negro. Diario Página 12, Suplemento Radar, Buenos Aires, 15 de octubre de 2006.

[11] Davis Johnny. El renacimiento del CD es real ¿porqué han aumentado las ventas un 50%? 1 de octubre de 2023. https://www.esquire.com/es

[12] Vega Martínez César. Empresa francesa vuelve a fabricar casetes de audio 20 años después que se frenara su producción.  19 de marzo de 2019. https://biobiochile.cl

[13] García Moreno Majo. A desempolvar el walkman, el casete gana terreno. 14 de abril de 2023. https://billboard.ar

[14] Las cintas de cesete en una segunda primavera: sus ventas se disparan en Reino Unido y EE.UU. 13 de marzo de 2022. https://www.eleconomista.es

[15] Molinari Carlos A. J. Estrategia e innovación. ¿Dimensiones en conflicto? Anales de la Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad Abierta Interamericana, T° I N° 2, Buenos Aires, 2005.

[16] Banco de imágenes producidas por estas cámaras, ver: https://www.gettyimages.es/fotos/camara-holga

[17] No estamos considerando aquí, la alta demanda de cámaras analógicas en el mercado de productos usados, uno de los canales preferidos por los consumidores que quieren ingresar en esta forma de fotografía, por encontrarse por fuera de los objetivos de este artículo.

[18] Peco Ramón. Crecen las ventas de cámaras fotográficas al mismo tiempo que caen las de teléfonos celularfes. 13 de diciembre de 2023. https://www.lavanguardia.com

[19] Di Nápoli Victoria. La vuelta del rollo. 12 de abril de 2023. https://www.anccom.sociales.uba.ar/2023/04/12/la-vuelta-del-rollo/

[20] Komura Yuko. La sorprendente pasión por lo retro en el ultratecnológico Japón. BBC News, 19 de enero de 2020. https://www.bbc.com/mundo/vert-cap-51133744