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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Marketing, Redes Sociales y Modelos de Consumo
“De las máquinas a las personas”

Mg. Carlos A. J. Molinari
(Conferencia pronunciada en el X Congreso de Ciencias Empresariales, Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, 13 de junio de 2013)

Lo primero que debemos decir, es que esta no es una conferencia sobre tecnología. Para nosotros –me refiero a los profesionales inscriptos en la disciplina del marketing y, podríamos decir, en la gestión de organizaciones en general-, la tecnología es un medio, una herramienta, igual que un software para un diseñador gráfico o un calibre para un técnico mecánico. No estamos negando el papel de la tecnología en los cambios sociales –de hecho el sistema de supermercados sin cajas nos habla de la importancia del impacto de la tecnología en el marketing, si pensamos en los cambios en el servicio al cliente-, sino que simplemente decimos que no es, en este caso, nuestro objeto de estudio.
Otro tema que tenemos que remarcar, es que circulan por Internet y por medios físicos, una importante cantidad de estadísticas sobre que sucede en el mundo digital o en el mundo de las redes. Pero el problema es, antes que nada, analizar quien lo hizo, como lo hizo, como se seleccionó la muestra –información que en la mayoría de las oportunidades no está disponible- y fundamentalmente de qué país o países se trata. No hay que olvidar que la cultura es parte esencial de nuestro contexto de marketing; por lo tanto depende del espacio geográfico estudiado y su cultura, la conclusión de los datos de la investigación, que en muchos casos no son generalizables a otros espacios. Esto no quiere decir que la experiencia internacional no sea útil para el aprendizaje sobre que hacer y que no, o para desarrollar modelos predictivos; lo que estamos diciendo es que es peligroso extrapolar sin análisis crítico. En lenguaje vulgar, “porque esto pasó allá, pasará indefectiblemente aquí”.
No obstante lo expuesto sobre las estadísticas, no tenemos más remedio que comenzar con algunas, pues todos sabemos que necesitamos una base de datos cuantitativa si es que queremos sacar algún tipo de conclusión cualitativa, que son las que realmente nos interesan para encarar los nuevos desafíos del marketing.
Vamos a comenzar por la situación en nuestro país, donde aparecen datos más que interesantes para el tema que hoy nos ocupa.
Observamos, que para el año 2012, los argentinos son los que pasan más tiempo en Facebook[1]. Si bien agregando otras redes esa participación desciende al segundo lugar, este dato nos habla de la importancia que adquiere para el marketing esta presencia, ya que un tema esencial en nuestra disciplina es saber donde están nuestros potenciales clientes y cuales son sus intereses y sus preocupaciones.
Pero si nos trasladamos a la red Internet en su conjunto, con todas sus opciones –que no son obviamente solo redes sociales- observamos que la mayoría de los usuarios están por debajo de los 24 años –aunque la estadística consultada no aclara que quiere decir mayoría, o sea si relativa o absoluta-. Hecho que también es relevante, pues posibilita la segmentación etaria de los participantes; o sea no tengo que ir a buscarlos a todos al mismo lugar.
De hecho, en una encuesta de UNICEF a 1100 adolescentes argentinos, vemos que el 79,8% posee computadoras, el 80,9% celular, el 88,8% está en Facebook y el 61% se conecta a Internet todos los días, siendo chatear Su principal actividad (90,1%)[2]. Datos que nos muestran cuáles serán las tendencias para los próximos años en nuestro tema de análisis.
¿Y cuál es el uso mayoritario de los usuarios de internet? El correo electrónico y la búsqueda de información. Digamos por ahora, que la venta de productos o servicios no está en la cúspide de la utilización. Pero si sabemos que un 16% alguna vez compró a través de la red. Ya vamos a ver que esto no es preocupante, porque estas redes están cambiando lo que entendemos por el acto de compra venta. Antes, vender era que el cliente se llevara el producto cuando tomaba contacto con el vendedor; este proceso, que ya venía complejizándose, con el surgimiento de las redes digitales lo está haciendo cada vez más. Entonces, hay que estudiar cual es el real impacto en la venta, de la existencia de estas redes.
Pero también podemos agregar algunos datos, que nos pueden ayudar a comprender este proceso.
A nivel global –por lo menos es lo que sugiere el estudio, aunque me parece que solo se refiere a los EE.UU.-, un 50% de los anuncios on line nunca son vistos[3]. Este no es un dato menor, porque estaría revelando, por lo menos en el ámbito de la publicidad, que los consumidores tienen similares comportamientos que en el mundo físico.
Un 67% de los argentinos solo lee libros impresos[4], lo cual nos reafirma lo que decíamos sobre la actitud de los consumidores en distintas culturas. Mientras que en países como los EE.UU. el libro electrónico está creciendo en forma acelerada, no estaría sucediendo de igual manera en nuestro país. Es factible que esté creciendo mucho en medios académicos –me refiero a profesores y alumnos, a los que les sería imposible acceder a todos los materiales de su interés en formato papel-, pero no en aquellos lectores que lo hacen como complemento de sus actividades o por placer. Con esto no estoy estableciendo una ley, sino que estoy diciendo que desde nuestra óptica del marketing no puede existir un único mercado: hay distintos tipos de consumidores -¿porque hablamos sino de segmentos y nichos?-, y por lo tanto cualquier generalización puede resultar perjudicial para el análisis.
Si Facebook, según su fundador, ya aburre a muchos adolescentes, esto de por sí no es ni bueno ni malo. Significa simplemente que no a todos los potenciales clientes debemos buscarlos en Facebook. De acuerdo al mercado atendido debemos buscar el medio digital más adecuado. Según muchas estadísticas, Pinterest es una red social muy utilizada por mujeres, por lo tanto relevante si se trata de promocionar productos o servicios dirigidos a ese mercado; si me interesa realizar intercambios en el mercado de productos industriales es factible que utilice el correo electrónico o la página web. Volvemos a lo mismo: primero segmentamos –esto es estratégico-, luego viene el medio o el canal –esto es táctico-.
Qué nos dice este dato de la encuesta de Oracle sobre la atención en el punto de venta[5] –un 88% de los encuestados consideran importante o muy importante la atención en el punto de venta-. Por si solo, poco, pues se refiere solo al comercio físico. Pero si le agregamos otros datos, podemos darnos una idea de lo que está sucediendo en este cruce entre comercios físicos y virtuales. IBM y ECC de Colonia[6], Alemania, realizaron una encuesta –doy por supuesto que es en Alemania aunque no lo aclara-, y da que el 46% de los encuestados dice que comprar en un comercio físico es más placentero que en uno virtual, mientras que el 40% evaluó ambas compras de igual manera. Un 56% dice que se divierte más en la compra física.
En otra encuesta de 11.000 consumidores de varios países[7] –no dice cuales-, un 70% de los consumidores on line declaran no haber comprado nunca por este sistema, pero utilizan las redes sociales para comentar sobre productos que conocen y encontrar nuevos.
Entonces, como ya venimos planteando, no hay que caer en las frases hechas, al estilo “venda aquí y gane un cliente”. Esto es útil en un curso de autoayuda, pero no en una planificación de marketing. El profesional debe investigar su mercado, estudiar a sus clientes y ver para que utilizan las redes, segmentarlos y luego elaborar las tácticas adecuadas para llegar a ellos y que compren un producto.

En un estudio mundial realizado por la empresa IBM, titulado “Del reto al éxito. La transformación del marketing en la era digital”, que reúne opiniones y conclusiones de entrevistas a más de 1700 directores de Marketing de 64 países y 17 industrias, surgen cuatro preocupaciones para los directivos de marketing:
1) La explosión de datos: esto vamos a debatirlo a continuación, pero se puede decir que la cantidad de datos que circulan en la red ya son totalmente inmanejables.
2) Las redes sociales: ¿Hay que estar? ¿Cómo? Ya hemos analizado la importancia de contar con la información adecuada y de segmentar y no pensar las redes como una solución universal a los problemas que debe enfrentar el personal de marketing de una empresa.
3) La proliferación de canales y dispositivos: esta es una situación que llegó para quedarse. Por una parte, porque los consumidores se están transformado en multipantalla y multicanal. Multipantalla porque se comunican alternativamente por el celular –que ya es más que un simple aparato telefónico-, la tablet, la notebook o la PC; a veces utilizan más de un dispositivo en forma simultánea de acuerdo a la aplicación más útil en cada uno de ellos. Y multicanal, porque acceden a la empresa por el canal físico y virtual, en simultáneo o de manera complementaria.
Y por la otra, porque hay distintos tipos de consumidores, que utilizarán todo lo que la tecnología y las empresas que fabrican los productos resultantes de ella les pongan al alcance, de acuerdo a su conveniencia.
4) Los cambios demográficos: para nuestro país no hay que considerar solamente el tema de la edad –a medida que se amplía la esperanza de vida, cambian los parámetros de consumo-, sino también el étnico –hoy nos encontramos con nuevos grupos de inmigrantes, que traen su cultura y sus pautas de consumo- y la incorporación de nuevos sectores al consumo como resultado de la disminución de las tasas de desempleo y del aumento de los ingresos. Por algo tenemos no solo shoppings en Palermo, sino también en La Matanza, que son sectores claramente diferenciados desde lo socio económico –distintos no implica abrir juicios de valor sobre cada uno, simplemente establecer que son diferentes desde su nivel de ingresos y pautas de consumo-.
Ahora, ¿porque hablamos de Marketing de Redes si el título de la conferencia es marketing de redes sociales?
La cuestión que me gustaría aclarar, es que si bien el título es marketing de redes sociales, se trata de un término con el cual no acuerdo totalmente. Preferiría hablar de marketing de redes, que me parece más adecuado, o si se quiere de marketing de redes digitales, que es más que redes sociales pero menos que lo que podríamos tener en el futuro. Las redes son un concepto más amplio que redes sociales. En nuestro mundo digital abarcan las páginas web, el correo electrónico, la telefonía móvil, las redes sociales, los blogs, el chat y servicios de mensajería, etc.
Y la gran revolución que estamos comenzando a vivir en este contexto, es la denominada web 3.0 o web semántica. ¿Qué es esto y cuál sería su importancia para el marketing?
No voy a contarles sobre los antecedentes, la web 1.0 y 2.0, porque ustedes son usuarios de las redes digitales y conocen perfectamente de que hablo.
En un artículo aparecido en la Revista Gestión, titulado “La era del razonamiento artificial”[8] se plantea a la web 3.0, como capaz de [] reconocer el contexto, y razonar e interpretar las necesidades del usuario para ofrecerle una experiencia personalizada[]. Como dice allí, su naturaleza es la reutilización y la mezcla. Por ejemplo, la página de un navegador que mostrará información proveniente de distintas fuentes pero combinada de manera única para nosotros. La idea es que la web, podrá reconocer ideas detrás de una palabra. Toma entonces sentido el caso que cita el artículo, de alguien que utilizando una aplicación, si le cayó mal la comida en un restaurante, le pide a la aplicación que lo lleve a su casa y el sistema llama un taxi. Por supuesto que no se trataría de un sistema exacto, ya que también podría contestarme con un informe sobre la parada de tren o colectivo más cercana para ir al hogar.
No obstante, podemos imaginar la potencialidad para el marketing de este nuevo modelo, que ya se encuentra en pleno desarrollo.
Ahora, ¿cuáles son las características esenciales que están guiando la evolución de las redes, desde nuestra perspectiva disciplinar?
Primero debemos mencionar a la movilidad. Evidentemente, el desarrollo tecnológico, posibilita a los usuarios conectarse con las redes, no importa donde se encuentren. Pero también permite a las empresas, ponerse en contacto con sus clientes, potenciales clientes y con la comunidad, sin ninguna limitación espacial.
Por otra parte, están surgiendo los que se pueden denominar canales de distribución cruzados. El consumidor busca información en Internet y luego concurre al punto de venta físico a realizar la compra; o analiza los productos en el punto de venta físico y compra por internet aprovechando los descuentos; o concurre al punto de venta físico, pero en él compara datos por Internet o consulta opiniones en las redes sociales; y así multitud de combinaciones posibles entre las redes y los espacios físicos. Si bien la situación depende del tipo de producto, no hay dudas que este es el consumidor multicanal y multipantalla del que hablábamos.
Un indicio cierto de este proceso de cruce entre canales, lo da la medida tomada por una tienda de Australia que cobra 5 dólares australianos a sus clientes, que son descontados si el cliente realiza una compra. O una zapatería de los EE.UU., que cobra 20 dólares a sus clientes por probarse el calzado[9]. Esto sucede, en ambos casos, porque los clientes van a observar los productos o probarse el calzado, que posteriormente compran por sitios virtuales. No sabemos todavía si este tipo de tácticas producirán resultados o serán contraproducentes para los puntos de venta; ni siquiera si se generalizarán o serán solo casos aislados. Pero evidentemente son una muestra de los conflictos que se generan en el cruce entre canales físicos y digitales y la importancia de pensar en estrategias que posibiliten integrar ambos canales.
Estos cambios, están produciendo que el consumidor ingrese en la empresa, sea a partir de las redes sociales de la propia empresa, del llamado a que participe en el diseño de los productos o en su prueba –como el caso de las empresas de software- o que opine sobre productos y servicios. Y la pregunta aquí es si las empresas están preparadas para aceptar esta intromisión. No alcanza con pedir opinión o participación; hay que atender sus propuestas y reclamos y canalizarlos.
Esta situación, está dando lugar a lo que se denomina el marketing de atracción, donde el consumidor debe llegar al producto o servicio en las redes, atraído fundamentalmente por el contenido en el espacio digital.
Podemos decir que siempre las empresas se esforzaban para que el consumidor llegara a la misma; pero era un poco más fácil, pues alcanzaba con la publicidad masiva, el marketing directo o la atracción y localización del punto de venta.
Pero en las redes, tenemos que conseguir que el consumidor llegue a un espacio que se ha transformado en una telaraña, pues cuando ingresa en el mundo digital, está atrapado por una infinidad de datos, links; saltos por el ciberespacio, donde solo se detendrá ante lo que llame poderosamente su atención. Por lo tanto, debe poder encontrar a la empresa o la marca en Internet; pero considerando que el consumidor no quiere que lo interrumpan. Hay que facilitarle la llegada a partir de atractores que lo impacten y lo inciten a direccionarse hacia nuestro sitio.
No estamos planteando olvidar los caminos tradicionales como la publicidad, la promoción o la localización del punto de venta, sino que pensamos que hay que potenciar el conjunto de las herramientas disponibles, integrando las digitales en una estrategia única de marketing de la empresa. Dicho en lenguaje popular: “todos los caminos conducen a Roma”
La situación de las redes que hemos descripto, hacen a la generación de nuevos modelos de negocio, que representan cambios en algunos casos radicales, en relación con los que estábamos acostumbrados a trabajar en los últimos veinte años. Esto no implica que desaparezca todo lo conocido, como parecería surgir en algunas descripciones apocalípticas que circulan en libros, artículos académicos o artículos periodísticos en diarios, revistas y/o blogs.
Creemos que en esto hay que ser cautos; los cambios cualitativos siempre son el resultado de progresivos cambios cuantitativos, que la experiencia histórica demuestra que no son el resultado de rupturas “de la noche a la mañana", como solemos escuchar o leer. Pero lo que si es una realidad, es que las modificaciones que surgen en los mecanismos de selección y compra de productos, con el fondo de los cambios tecnológicos, son cada vez más acelerados.
Estos nuevos modelos de negocios de los que estamos hablando, están marcados en primera instancia –aclarando que el orden de descripción no implica nivel de importancia-, por la cuestión de la gratuidad y los costos.
Kevin Kelly, ya planteaba en la década de 1990, que el surgimiento de la red internet, había provocado un cambio muy profundo en los modelos de negocios de las empresas, introduciendo el concepto de gratuidad y de abundancia frente a la escasez.
Se refería a que, el crecimiento de una red es geométrico en relación a sus participantes y, por lo tanto, lo más importante para una empresa es el manejo de una red. Pero, ¿cómo hacer para construir una red? Kelly propone que se regale algo para constituir la misma. Seria el caso de Google, donde los usuarios no pagan por el uso del buscador o el navegador, pero estos servicios posibilitaron la construcción de una red mundial para la empresa; a partir de ahí se comienzan a generar los negocios. Aquí se introduce la lógica de lo gratuito en el mundo de los negocios. Además de que, como dice Kelly, lo más importante es la abundancia, pues cuantos más conectados, mejores posibilidades de negocios; lo que contrapone al viejo modelo de negocios basado en la escasez: cuanto más escaso, mayor es el valor de un bien –modelo que es preciso aclarar no desaparece, pues siempre depende del tipo de bien, de empresa y de consumidor-.
Por supuesto que esta situación influye en los costos, pues en el mundo digital, el costo más importante es el original, pues el costo de reproducción es mínimo. Imaginemos el caso de un libro digital; el costo más importante está asociado a su primera copia; a partir de allí, no hay costos de reproducción, sino que se lo puede hacer, metafóricamente, hasta el infinito.
También Chris Anderson, en su conocido libro La larga cola, analiza este tema de los nuevos modelos de negocios en el mundo digital. Sostiene que, por ejemplo, si un comercio vende CD’s musicales, deberá tener en stock una cantidad limitada por el espacio físico; por lo tanto, priorizará los de mayor rotación, dejando los de baja rotación de lado. Esto afecta sus posibilidades de vender más, lo que soluciona la tecnología digital, ya que un comercio de música digital puede ofrecer toda la música que desee, ya que además de vender los primeros del ranking, puede ofrecer toda la música que desee; aunque solo venda una unidad de algunos CD's, será igualmente utilidad para el negocio.
Si bien hemos simplificado los planteos de Kelly y Anderson, no cabe duda que los mismos nos muestran como ha surgido un nuevo modelo de negocio, impensable antes de la existencia de las redes digitales.
Claro que hay que decir, que los modelos que proponen estos autores, están basados en productos o servicios que puedan comercializarse en formato digital.
Pero veremos, como esto está afectando a todo el mundo de los negocios, a partir de otra de las características de estos nuevos modelos, como es la innovación abierta.
Un caso de estos nuevos modelos de negocios, como los que se desarrollan a partir de la utilización del código abierto, es el de Slim Devices, una empresa que fabrica y vende reproductores de audio de música digital de alta fidelidad[10]. Esta compañía, al abrir sus códigos de software y el diseño físico de sus productos, consiguió que los usuarios propiciaran modificaciones en los mismos mejorando la calidad y prestaciones del producto. Si bien en este caso las empresas no eliminan su estructura, que es la que determina que modificaciones se implementarán y cuáles no, no cabe duda de que se trata de productos diseñados en conjunto por la empresa y el consumidor.
Esto posibilita la conformación de redes colaborativas, donde usuarios entre sí, empresas con usuarios o empresas, trabajan en conjunto, redefiniendo no solo los productos o servicios, sino el propio marketing y propiciando cambios en la teoría de la gestión de organizaciones, que debe adaptarse a estos nuevos modelos.
Los sistemas de redes que estamos describiendo, generan el surgimiento de comunidades, que no solo deben ser vistas desde nuestra óptica como de intercambio de información entre usuarios, sino que debemos analizarlas a partir del potencial que brinda esa información para los profesionales de marketing, en tanto que estas comunidades expresan las preocupaciones y aspiraciones de sus componentes.
Y aquí llega la gran pregunta: ¿cómo detectar la información relevante para cada empresa entre millones de datos, páginas web, comunidades y otras formas de interacción?
La respuesta desde la tecnología, son los software denominados minerías de datos, que permiten detectar problemas a partir de esa cantidad inmanejable de, valga la redundancia, datos que nos provee o nos pueden proveer las máquinas.
Como conclusión provisoria y, aún con las limitaciones del tiempo de exposición que nos hacen limitarnos a los ejes centrales de la tendencia, podemos decir que las redes digitales están transformando nuestra manera de pensar el marketing y, por lo tanto, la relación de las empresas e instituciones con los consumidores y usuarios.
Pero, en mi opinión, habría que considerar algunos aspectos del análisis de manera flexible, para evitar caer en determinismos que tanto mal hacen al desarrollo de una disciplina y, de la ciencia en general, especialmente en nuestro campo que trabajamos en el ámbito de las ciencias sociales.
Si bien la tecnología es la principal impulsora de las modificaciones a las que asistimos en el marketing a partir de la existencia de las redes digitales, no hay que tomarla –la tecnología- como un valor absoluto, ya que siempre está condicionada por una serie de variables de análisis, como por ejemplo la que hemos señalado de la cultura.
De hecho, en uno de los países de punta en el desarrollo tecnológico de nuevos productos en los últimos, podríamos decir cincuenta años, el Japón, muchos de sus habitantes aún prefieren la escritura a mano mediante la utilización del fax -un artefacto en retroceso en cuanto a su uso-, pues consideran que los mensajes de correo electrónico son fríos e impersonales[11].
Pedro también es cierto que los cambios tecnológicos nos ofrecen permanentes oportunidades, como es el caso de la realidad aumentada y sus posibilidades en los entornos de negocios.
También hay que observar la evolución de los dispositivos de soporte, pues el crecimiento de las tablets, podría mostrar como será en los próximos años la evolución de las interfases para comercio electrónico.
Por otra parte, hay que considerar que el de las redes se trata de un universo en mutación permanente, como lo demuestra el hecho de que los servicios de mensajería, como el whatsapp, han superado por primera vez al tradicional mensaje de texto[12]; hecho que obliga a una constante vigilancia y readaptación de nuestras tácticas e, inclusive, las estrategias.
Finalmente, podemos decir que no siempre la presencia activa en las redes digitales implicará vender más, sino que dependiendo del cliente y la empresa de que se trate, puede significar también fortalecer la presencia de la empresa y la marca en la mente de los consumidores, lo que terminará, sin dudas, fortaleciendo la presencia de la organización en el mercado.
Pero siempre considerando que nuestro campo de acción está constituido por los seres humanos; las máquinas solo constituyen la herramienta. 



[1] Argentina: el país que pasa más tiempo en Facebook. Agencia EFE, reproducido por www.universia.com.ar 07/09/2012.
[2] Fernández Francia. Chicos multimedia. Quincenario Acción, Nº 1115, Buenos Aires, primera quincena febrero 2013.
[3] Nueva tecnología comprueba que el 50% de los anuncios on line nunca son vistos. www.puromarketing.com 25/04/2013.
[4] Nueve de cada diez argentinos dedican un cuarto de hora semanal a leer. Agencia EFE, reproducido por www.universia.com.ar 05/09/2012.
[5] Descifrando al consumidor actual: Encuesta “Evolution of Exterience Retailing”. Revista Énfaisis Logística, reproducido por www.elpapel.com 03/03/2013.
[6] Según IBM y ECC: Los consumidores disfrutan más comprando en tiendas físicas. www.marketingdirecto.com reproducido por www.elpapeldigital.com 06/05/2013.
[7] Desmitificando al comprador on line. Infobae, 02/04/2013.
[8] Lafuente Florencia. La era del razonamiento artificial. Revista Gestión, vol. 16 Nº 2, Buenos Aires, marzo abril 2011. pp. 72-77.
[9] Cobrar por mirar: las tiendas improvisan para combatir el showrooming. www.puromarketing.com 14/05/2013.
[10] Deutschman Alan. Oídos bien abiertos. Revista Gestión, vol. 12 Nº 2, Buenos Aires, marzo abril 2007. pp. 119-122.
[11] En Carolina del Norte la ley obliga a escribir a mano. Diario La Nación, Reproducido por http://elpapel.com.ar 03/05/2013.
[12] Whatsapp “mata” al SMS y amenaza alas redes sociales. El Economista, Reproducido por http://elpapel.com.ar 29/04/2013.
Artículos Recomendados: Durán Herrera Juan José, López Duarte Cristina y Vidal Suárez Marta María. La organización lingüística de la empresa multinacional: el español como lengua funcional. Revista Globalización, Competitividad y Gobernabilidad. Georgetown University – Universia, vol. 7 Nº 2, España, mayo agosto 2013. pp. 16-25. El trabajo, si bien pensado teóricamente desde España y orientado a la problemática de las multinacionales de ese país, explora un tema poco estudiado en la literatura de negocios, como es la elección de una lengua funcional para una compañía que opera de forma internacional. Se podría pensar en primera instancia, que esta cuestión poco tiene que ver con la disciplina central de este blog. En la realidad, hay que considerar que la elección de una lengua, en cuanto vehículo cultural, está íntimamente relacionada con la cultura organizacional y como ésta es transmitida desde la empresa hacia el mercado o los mercados en que actúa. En tanto el marketing implica la comprensión de una determinada sociedad y sus pautas de consumo, la lengua funcional elegida impactará no solo en las comunicaciones internas de la empresa, sino también en como la casa matriz asuma o no la cultura nacional de su filial y, por lo tanto, en la flexibilidad para adaptar sus estrategias comerciales a la cultura en la que está inmersa la subsidiaria.
Hay que recordar, como planteaba el intelectual argentino Héctor Agosti –si bien en otro contexto de análisis-, que el lenguaje deber ser entendido como un mecanismo colectivo de signos y correspondencias y que la nacionalidad, se manifiesta en la voluntad de prodigarse un lenguaje autónomo. Y aquí radica la importancia de la lengua, en tanto instrumento de cohesión cultural y, en el marco de la disciplina del marketing, de la estructuración de símbolos que constituyen el imaginario del acto del consumo. Si bien no son éstas las preocupaciones de quienes han escrito el artículo ni los objetivos que se plantean en el mismo, se lo considera un punto de partida para un debate pendiente y necesario. Disponible en: http://gcg.universia.net/pdfs_revistas/articulo_265_1375182881595.pdf