EL CARGADOR DEL
CELULAR, LA RENTABILIDAD
DE LA EMPRESA Y LA
COMUNICACIÓN CON EL CLIENTE
Mg.
Carlos A. J. Molinari
En
el mes de octubre de 2020, la empresa Apple anunció que no incluiría los
cargadores de batería y los audífonos en las cajas de los nuevos celulares
I-Phone, justificando esta medida en la protección del medio ambiente.
De
hecho, propone a sus consumidores la utilización de los auriculares o el
cargador que ya se poseen de un modelo anterior, informando a su vez que
incluirán en todos los modelos un cable de Lightning
a USB-C.
También
han declarado que al eliminar cargador y auriculares reducen los envases –se
utiliza menos materia prima en los mismos- y, a su vez, este hecho posibilita
transportar más unidades en cada contenedor, con la consiguiente reducción de
la cantidad de envíos; y se puede decir menos combustible para el transporte.
Estiman así que estas medidas ayudan a eliminar más de dos millones de
toneladas métricas de emisiones de carbono.
La
empresa se propone entonces, convertirse en 100% neutral en emisiones de
carbono para el año 2030[1].
Con
estos datos fríos, hay que sostener que deberíamos coincidir con lo expuesto
por la compañía, tratándose este de un caso que se puede encuadrar en la
Responsabilidad Social Empresaria, con énfasis en el cuidado del medio ambiente
desde la concepción del producto; lo
cual se debe remarcar, ya que es en el propio producto, su diseño y
construcción donde primero se debe manifestar la RSE, antes que en políticas
filantrópicas o de patrocinio.
Asimismo
debemos decir, sin dudas, que la política comunicacional ha sido muy buena, ya
que ha explicitado claramente sus objetivos, no solo a sus clientes actuales,
sino inclusive a los potenciales, que son quienes podrían verse más
perjudicados por las nuevas medidas, ya que no poseen cargador y auriculares de
su viejo teléfono. No obstante, visto como un proyecto para proteger “nuestra
casa común”, el planeta, no hay dudas de que una parte importante de estos
nuevos clientes lo verán con una imagen positiva.
Como
era de esperar, ya otras compañías han anunciado que seguirán esta política; se
estima que con la misma argumentación, al utilizar menos materia prima para los
accesorios del producto y para el envase.
Hasta
aquí los fríos datos expuestos por la empresa, que no deben ser tomados y
reproducidos sin un análisis crítico de los mismos en el contexto actual del
desarrollo de nuestra sociedad; se trata en definitiva de “ir más allá” del
dato para adentrarnos en la política empresaria.
Y
el primer punto de análisis, es que esta disminución de accesorios y de
envases, más los ahorros de costos resultantes en los fletes, deberían
reflejarse en una rebaja de los precios al consumidor, ya que se trata de un
producto de precio selectivo. Sin embargo, no surge de la comunicación ninguna
alusión a una medida de este tipo, con lo cual es sencillo deducir que los
ahorros de costos solo incrementarán las utilidades de la empresa.
Se
podría plantear, que el consumidor recibirá beneficios a partir de los ahorros
en materia prima y las emisiones de carbono reducidas producto de los ahorros
en transporte. Pero esto no resulta sostenible, ya que trabajar para preservar
el planeta es una obligación de todos los seres humanos, incluidas las
empresas, ya que la destrucción acelerada del planeta solo conduce a la
inexistencia de futuro para los humanos. En definitiva, solo están haciendo lo
que deben hacer; la responsabilidad social en este momento histórico es una
necesidad y una obligación, no una concesión.
Entonces,
en la búsqueda de una explicación, debemos volver al tema de los costos y los
precios.
Si
no existe una preocupación por parte de la compañía en informar a los
consumidores sobre la causa por la cual no reflejará en sus precios esta baja
de costos, es porque no existe interés por parte de la misma en una baja del
precio al público. Situación que es producto de la inexistencia de una relación
directa de los costos con los precios.
Éste
último corresponde a un producto de alta gama entre los celulares y su precio
de venta refleja el posicionamiento que se desea obtener para el mismo; en
estos casos se puede decir que una baja de precios puede interpretarse en forma
negativa por parte de los clientes actuales o potenciales.
Lo
que nos conduce a establecer que los precios en este tipo de productos no tiene
una relación directa con los costos, sino con una estrategia de imagen de marca
y de empresa.
Entonces
nos encontramos frente a una comunicación que, en términos vulgares, le plantea
al comprador: “Usted va a pagar más caro nuestro producto, nosotros ganaremos
más dinero gracias a ello, pero usted adquiere el beneficio social que implica
poseer nuestra marca”.
Frente
a situaciones como la descripta, el discurso de algunos economistas que
insisten con sus modelos teóricos sobre la racionalidad del consumidor,
naufragan frente al inconsciente y los deseos de los seres humanos.
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