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lunes, 19 de diciembre de 2016
sábado, 8 de octubre de 2016
Lecturas
recomendadas: Cuadernos
de Economía Crítica.
Publicación semestral editada por la Sociedad de Economía Crítica,
una red de colaboración y coordinación que se propone potenciar una
mirada crítica de la ciencia económica con una visión plural, así
como orientar los conocimientos hacia la transformación social. En
sus recientes IX Jornadas realizadas en Agosto de 2016 en la ciudad
de Córdoba, han incorporado un simposio dedicado a la Administración
Crítica, lo que supone no solo un reconocimiento hacia los
profesionales que desde el campo de la administración trabajamos
para dotarla de una visión crítica histórica y geográficamente
situada, sino también hacia la integración del pensamiento
transformador en el conjunto de las denominadas ciencias económicas.
El
último número de estos cuadernos, editado en junio de 2016,
contiene una serie de artículos que justamente representan otra
mirada dentro de la economía, alternativa a la que se puede
encontrar en los programas de estudio de nuestras universidades y en
muchos de los ámbitos de debate académico. Entre los más
sustanciosos, por lo menos a juicio de quien esto escribe, se pueden
mencionar “Política social, acumulación y reproducción de la
fuerza de trabajo en Argentina: Un análisis para el período
1993-2009”, de Pilar Palmieri y en un nivel más teórico,
“Subdesarrollo y excedente económico: una conexión posible entre
los aportes de Paul Baran y Celso Furtado”. Pero hay que destacar
que el conjunto de los artículos resultan de interés para quienes
pensamos que hay una economía política más allá de la prédica
del neoliberalismo. Disponible en: www.sociedadeconomiacritica.org
domingo, 18 de septiembre de 2016
INTERNET
DE LAS COSAS, INDUSTRIA 4.0
Y
LA EVOLUCIÓN DEL MARKETING Y LA
GESTIÓN
ORGANIZACIONAL
Mg.
Carlos A. J. Molinari
El
término Internet de las Cosas (IdC) va penetrando aceleradamente en
el lenguaje no solo académico sino también en el cotidiano. En un
informe técnico elaborado por Dave Evans para la empresa Cisco1,
IdC es el punto en el tiempo en el que se conectaron a Internet
más cosas u objetos que personas, momento
que sucedió según el informe en el año 2010, en que existían 1,84
dispositivos conectados por persona.
Metodológicamente, el
cálculo surge de un estudio que estimó como Internet duplica su
tamaño cada 5,32 años, los dispositivos conectados a internet y la
población mundial según datos de la Oficina de Censos de los EE.UU.
La base de esta idea,
es que está surgiendo una primera evolución real de Internet, donde
los distintos dispositivos se van conectando a la red de redes,
posibilitando la interconexión de los mismos y la generación
consecuente de datos y la estructuración de los distintos sistemas
conectados.
Hay
que señalar que no se trata de una idea nueva, sino que ya había
sido anticipada, por ejemplo, por Kevin Kelly, quien en el año 19992
había subrayado que la característica de los cambios tecnológicos
y sus consecuencias era la interconexión. La base de ésto, era que
cada vez había más chips en los productos que se fabrican y esos
chips podían interconectarse y de esa forma el poder de estas nuevas
tecnologías de redes residía justamente en su interconexión. Por
lo tanto, el secreto es la vinculación y la creación de un entorno
de estas características, que lo veía como el cimiento de una nueva
cultura y una nueva sociedad.
En el nuevo mundo de la
interconexión, sostenía Kelly, las cosas son más valiosas cuánto
más abundantes y menos valiosas cuánto más escasas, con lo cual
planteaba el surgimiento de una nueva economía en la cual el valor
se fundaba en la abundancia. Por ejemplo el hecho de que una
aplicación sea descargada por millones de personas, hace valiosa a
esa aplicación desde el punto de vista de los negocios, ya que
genera datos sobre la utilización de la misma y permite segmentar
potenciales consumidores de productos a partir de la utilización de
una aplicación que quizás no se relacione directamente con ese
producto ofrecido.
Independientemente de
los profundos cambios culturales y sociales que traen aparejados
estas nuevas tecnologías digitales, es discutible que se trate de
una nueva cultura o una nueva sociedad. Nuestra sociedad
contemporánea sigue siendo capitalista y la cultura supone un nivel
de complejidad y de profundidad, por su arraigo en los historia, las
particularidades geográficas y linguísticas, el papel de las
instituciones estatales, etc. como para que una tecnología por sí
sola determine un cambio tan profundo. Pero no hay dudas de que estos
cambios tecnológicos modifican y modificarán profundamente la
sociedad, en especial nuestro objeto de estudio que es la
administración de organizaciones y el marketing como herramienta de
gestión.
De regreso al informe
de Evans, en la actualidad IdC está compuesta por una colección
dispersa de redes diferentes y con distintos fines. Por ejemplo, se
cita el caso de las redes de transporte, de energía, de educación.
La evolución de IdC posibilitará la conexión de todas estas redes
incorporando capacidades de seguridad, análisis y administración.
Mientras Internet es la
capa física de la red, la web es una capa de aplicaciones que como
dice el informe, tiene como rol proporcionar una interfaz para
utilizar la información que fluye por Internet.
¿Qué es lo que nos
quiere mostrar el informe de esta empresa, que no por casualidad es
la principal empresa de redes? Que la red Internet, a partir de la
conexión de miles de millones de dispositivos, desde smartphones,
tablets, notebooks, hasta electrodomésticos como lavarropas o
heladeras, o con computadoras de un aeropuerto para realizar un
check-in, por ejemplo, entre miles o millones de casos posibles,
posibilitará que no solo las operaciones de las personas se
simplifiquen al canalizarse cada vez más por la red, sino que
también esa red contará con miles de millones de datos sobre que
hacen las personas y cómo lo hacen.
Más
allá de la inevitabilidad de la comparación con el Gran
Hermano de Orwell, análisis que
queda más allá de los límites fijados para este artículo, la
realidad es que quienes dominen y puedan transformar estos datos en
información3,
no solo podrán saber que hacen las personas, sino también cuándo
lo hacen, con quien y cómo.
Lo que representa una
enorme mina de oro para quien pueda contar con las herramientas
tecnológicas que posibiliten analizar estos datos y los
conocimientos que le permitan transformarlos en información para
toma de decisiones, por ejemplo de segmentación y desarrollo de
nuevos productos o servicios.
Y la tecnología en
desarrollo para la utilización de esta enorme cantidad de datos es
Big Data, que según la empresa IBM es una tecnología que
aplica a la información que no puede ser procesada o analizada
utilizando herramientas tradicionales. O sea que se trata de
información de gran volumen y de variedad de procedencia, como por
ejemplo dispositivos móviles, GPS, automotores, sensores digitales,
etc.
En la medida que crece
la IdC y que se perfecciona el Big Data, se están produciendo
importantes transformaciones, como hemos mencionado, en la
administración y el marketing.
Conceptos como
centralización y descentralización de las operaciones de las
organizaciones, de las relaciones de los grupos de poder dentro de
las mismas, de la propia organización del trabajo deben ser
revisados, independientemente de los diferentes impactos que se
producirán según el tipo de organización de que se trate -sean
grandes organizaciones globales, pymes, emprendimientos sociales
solidarios como las cooperativas, instituciones estatales-.
De la misma manera, la
transformación en el marketing y su forma de vincularse con los
consumidores son radicales, en el sentido de que éstos se
encontrarán conectados las 24 horas a las empresas proporcionando
información de todo tipo, entre ella la más sensible sobre su vida
y preferencias personales4.
Pero no hay dudas de que los consumidores podrán acceder a comprar,
vender y pagar por dispositivos móviles, realizar todo tipo de
operaciones personales como controlar a distancia el funcionamiento
de su hogar o recibir también ofertas personalizadas de productos de
acuerdo a sus preferencias o a su ubicación geográfica en cada
momento.
Lo que estamos
analizando vinculado a la IdC y Big Data, debe ser puesto en
contexto, en relación a lo que se está dando en llamar la Industria
4.0.
En ese sentido, es
clarificadora una conferencia dictada por la Dra. Petra
Schaper-Rinkel, catedrática en el Instituto Técnico de la
Universidad de Berlín, en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva5.
Allí planteó el advenimiento de una nueva revolución industrial
bajo el concepto de Industria 4.0 que conlleva muchos significados y
agrupa múltiples tecnologías. Esta sería producto de la
convergencia entre los mundos real y virtual a partir da la analizada
IdC, Big Data, la manufactura integrada por computadora, la robótica
colaborativa, la web 2.0, la fabricación aditiva e impresión en 3D,
el desarrollo del cloud computing y podríamos agregar
nosotros la web 3.0.
Agrega entonces que:
“La convergencia de todas estas tecnologías permitirá que en
el futuro la producción industrial se caracterice por una
manufactura altamente flexible que facilitará una fuerte
individualización de los productos con la optimización de los
procesos que les agreguen valor, además de una gran integración
entre clientes y socios de negocios”.
¿Cómo nace esta idea?
Según la Dra. Schaper-Rinkel, frente a la pérdida de competitividad
de la industria europea en las últimas dos décadas, surge en
Alemania un grupo de trabajo Industria 4.0, conformado por la
Academia Alemana de Ciencias e Ingeniería y la empresa Bosch,
efectuando recomendaciones al gobierno de ese país para dar apoyo al
proceso con miras a dar forma a una cuarta revolución industrial.
En este punto debo
decir que entiendo que resulta inconveniente hablar de cuarta
revolución industrial, ya que la Revolución Industrial, fue un
proceso que posibilitó el despegue del capitalismo, que a partir de
las tecnologías emergentes en ese momento histórico impulsó la
producción masiva a gran escala, marcando un profundo quiebre en
relación con las etapas históricas anteriores. La gran ruptura que
provoca la Revolución Industrial es el paso de la técnica en la
producción al sistema tecnológico; de la producción con técnicas
artesanales -aunque ya existían fábricas como las hilanderías en
Flandes en el año 1000 pero en este marco artesanal- a la producción
masiva. A partir de allí, los distintos desarrollos tecnológicos,
fueron provocando saltos cualitativos en la cantidad y calidad de la
producción, así como en las innovaciones en productos y servicios,
pero que deben considerarse fases dentro de la Revolución Industrial
capitalista. Se podrían identificar esas fases con las tecnologías
de punta en cada momento, como el vapor, la electricidad o la
electrónica y las tecnologías digitales. Esto en el marco del
capitalismo como una continua revolución industrial, dada la
necesidad de la clase capitalista de revolucionar en forma permanente
los instrumentos y las relaciones de producción y con ello, todas
las relaciones sociales, como ya habían previsto Marx y Engels en el
siglo XIX.
De hecho, una de las
características que se resalta de la Industria 4.0 y, por lo tanto,
de esta nueva etapa, es la individualización de la producción, un
planteo que se entiende debe ser analizado sin generalizaciones, pues
no es lo mismo la fabricación de productos de consumo masivo como
comestibles, limpieza y tocador, donde la serialización juega un
papel central en los costos y en la cantidad demandada, que productos
especializados hogareños como pueden ser herramientas o productos
para el entretenimiento, donde la individualización puede jugar un
papel más central. Todo esto sin obviar que toda la producción
tiende a una segmentación cada vez mayor debido a las propias
demandas de los consumidores, siendo necesaria la particularización
de la producción, pero dentro de ciertos límites como los costos de
producción y la escala de ventas. En los productos industriales, es
donde quizás, por ahora, el papel de la individualización de la
demanda juegue un papel central en la implantación de este tipo de
tecnologías. Como ejemplo por el absurdo, no se vislumbra que
millones de consumidores adquieran impresoras en 3D para fabricar su
propia vajilla hogareña, más allá de que algunos consumidores
individuales se planteen esta alternativa. La base del funcionamiento
del sistema sigue siendo la reproducción del capital y, como se
observa en nuestra contemporaneidad, esta reproducción debe ser cada
vez en mayor escala para garantizar la tasa de rendimiento del
capital.
Otro tema a destacar es
que se puede observar como tanto en la IdC, como el Big Data o la
Industria 4.0, las que aparecen impulsando la implantación de estas
nuevas tecnologías, son empresas como Cisco, IBM o Bosch, lo cual
señala que la incorporación de nuevas tecnologías no es una
cuestión tecnológica, valga la redundancia, sino que es el
resultado de la acción coordinada de una cantidad de actores
sociales que utilizan estos desarrollos en función de sus intereses,
entre ellos las empresas6.
Un alumno universitario de marketing podría detectar perfectamente
en el trabajo de Cisco, las tareas centrales de la empresa en el
proceso de introducción de una innovación en el mercado, en el
marco del análisis del ciclo de vida del producto. Allí se
establece como una de las tareas fundamentales al introducir una
innovación es educar al consumidor acerca del nuevo producto para
conseguir el éxito del mismo.
También hay que marcar
una de las preguntas que se hace la Dra. Schaper-Rinkel, referida a
las consecuencias socialmente indeseables que se darán, que es un
cuestionamiento central que debemos hacernos desde la gestión de las
organizaciones. No hay que olvidar, que una de las causas del
nacimiento de la denominada Industria 4.0, fue la necesidad de la
industria europea de recuperar la competitividad, lo que implica
recuperar la caída tendencial de la tasa de ganancia desarrollando
el modo de producción en términos tecnológicos, metódicos y
organizacionales, tal cual señala Jorge Veraza7,
lo que impacta directamente sobre el proceso de trabajo.
En el caso que estamos
analizando, se puede decir que el gran impacto de la robótica
colaborativa y la integración de la manufactura por computadora, no
cabe duda que traerá aparejado un descenso de la mano de obra
ocupada, en un mundo con crecientes tasas de desempleo producto de
las cada vez más cercanas en el tiempo crisis del sistema a nivel
planetario.
Pero lo expuesto tiene
también otra lectura, ya que la integración en grandes redes de
todos los dispositivos móviles producirá un desarrollo acelerado de
las estructuras de red en las empresas, con el consiguiente aumento
del teletrabajo, entendido éste como trabajo dentro y fuera de la
empresa. En la práctica, la red se transforma en una línea de
montaje a la cual el trabajador está integrado todo el tiempo, atado
a una productividad que consume su vida. Además de una consecuencia
de esta situación, que es como las empresas van tercerizando este
tipo de labores, destruyendo así el sistema de protección social.
Hay que sostener
enfáticamente que la tecnología no es neutra, en el sentido de que
sus impactos positivos o negativos están relacionados con quien
posee el poder de la aplicación de la misma y con la recepción en
el mercado de consumo. Tenemos el ejemplo del gas Zyklon fabricado
por la empresa Bayer para el nazismo durante la Segunda Guerra
Mundial, que fue utilizado para el asesinato de más de seis millones
de seres humanos por su filiación religiosa o sus ideas políticas.
Toda tecnología está dotada de la intencionalidad de quien la
aplica.
En el caso que estamos
analizando, sobre el desarrollo de IdC y la Industria 4.0, al cual
próximamente habría que agregar la moneda digital, por el impacto
que tendrá para las transacciones en estas redes que hemos
descripto, se hace necesario para los profesionales de la gestión
estudiar a fondo este proceso de cambio, pues no cabe duda de que las
empresas, los consumidores y la sociedad en su conjunto, no serán
como hoy los conocemos.
La adquisición de
bienes, la estructuración física y virtual de las organizaciones
-tanto empresarias como estatales-, los sistemas de circulación de
datos e información, la construcción de nuevo conocimiento, los
distintos niveles de acceso al conocimiento por parte de los
usuarios, la comunicación dentro de la empresa y con sus
consumidores actuales o potenciales, el poder social y económico
resultante de la aplicación de estas nuevas tecnologías, son
algunos de los temas que deberá encarar la investigación y el
estudio de la teoría de la gestión en este momento histórico.
No hay que olvidar que
el tema central sigue siendo como y quien accede a esos millones de
datos, a la información resultante y al conocimiento que se
construye con la misma. Si el acceso será privado, en manos de unos
pocos, lo cual llevará a la dependencia del conjunto de la sociedad
de esos propietarios o si se tratará de una circulación libre, que
posibilitará al conjunto social -pequeñas empresas, organizaciones
solidarias, consumidores, ciudadanos, el propio aparato estatal-
construir su propio conocimiento para que la tecnología sea un
instrumento de cambio social.
1Evans
Dave. Internet de las cosas. Cómo la próxima evolución de
internet lo cambia todo. Cisco
Internet Business Solutions Group, abril 2011.
2Kelly
Kevin. Globalización en marcha.
Revista Gestión, Edición Especial, Buenos Aires, Argentina, 1999.
pp. 41-51.
3No
quiero entrar aquí en el análisis de los concetpos de datos,
información y conocimiento, que pueden encontrarse en: Davenport
Thomas y Prusak Laurence. Conocimiento en acción. Cómo las
organizaciones manejan lo que saben.
Pearson Educación, Buenos Aires, Argentina, 2001.
4No
entramos a analizar como esta invasión a la privacidad podría
estar violando las libertades individuales, lo cual debería ser
objeto de un estudio particularizado, sino que solo nos limitamos a
la utilización de los datos y su impacto en la gestión.
5Industria
4.0: Escenarios e impactos para la formulación de políticas
tecnológicas en los umbrales de la cuarta revolución industrial.
Infosepp, año 5 N° 21, Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva, Buenos Aires, Argentina, febrero 2015.
6Para
ampliar sobre el tema ver: Thomas Hernán y Buch Alfonso
(coordinadores). Actos, actores y artefactos. Sociología de la
tecnología. Universidad
Nacional de Quilmes, Buenos Aires, Argentina, 2008.
7Veraza
U. Jorge. El Gestell totalitario capitalista en crisis (sus
dieciséis leyes). Disponible
en: www.rebelion.org
domingo, 7 de agosto de 2016
Links
Recomendados:
www.estherdiaz.com.ar El
sitio web de la filósofa argentina Esther Díaz. En su sección
Textos, es posible acceder a una gran cantidad de artículos de gran
valor, especialmente aquellos relacionados con la ciencia, la
epistemología y la ética en la actividad científica, pensados por
quien es una excelente representante del pensamiento crítico en
Argentina. Especialmente recomendados para quienes acuerdan en la
necesidad de la construcción de una epistemología para la
administración y la teoría de la organización: Epistemología
ampliada y La
filosofía de la ciencia como tecnología de poder político social.
martes, 10 de mayo de 2016
EL
PROCESO DE APRENDIZAJE EN LA UNIVERSIDAD
Mg.
Carlos A. J. Molinari
Para
el autor, uno de los problemas más relevantes que se presenta en el
momento actual, en el proceso de aprendizaje de los alumnos
universitarios, está vinculado a la capacidad de comprensión de los
textos leídos por parte de los mismos. Comprensión que no se
circunscribe únicamente a textos de manuales universitarios –que
en definitiva están preparados para ese uso específico-, sino que
también incluye artículos periodísticos, bibliografía en general
e inclusive, materiales audiovisuales. No solamente se dificulta el
proceso de extracción de las ideas más relevantes de los textos,
sino que se complejiza, como resultado, el hecho de realizar estudios
comparativos entre los mismos; producto esto último también de una
tradición de fragmentación del conocimiento –profundizada en los
últimos años con la utilización de Internet- y de mecanicismo en
la interpretación de los datos.
A
pesar de la política de estructurar las clases sobre la base de
transmitir al alumno las herramientas que le posibiliten abordar la
bibliografía, la comprensión de la misma se ha transformado en un
impedimento importante para la formación del futuro profesional y/o
científico.
Esta
incapacidad, repercute a su vez en las posibilidades de escritura por
parte del alumno y, por supuesto, impide, como se ha mencionado,
relacionar marcos teóricos y consiguientemente, construir sus
propios modelos.
La
pregunta frente a este hecho sería: ¿cómo formar profesionales que
habitarán una sociedad de aprendizaje continuo, si éstos no dominan
una herramienta básica como es la comprensión de textos, que es la
que les habilitará el acceso a nuevos conocimientos o a la propia
construcción de los mismos?
No
resulta relevante, cuáles serán las tecnologías que se utilizarán
en el futuro inmediato o mediato, para acceder a nuevos
conocimientos. Es posible que sea una combinación de libros en papel
y electrónicos, materiales audiovisuales, notas periodísticas en
papel y/o digital, blogs, páginas web, etc.; de la misma manera que
la interfase de acceso a esos materiales podrá ser alternativamente
un libro, tablets, notebooks, PC’s, celulares, revistas, diarios,
etc.
En
cualquier caso, el eje sigue siendo como el alumno accede a la
comprensión de los materiales y, a partir de la misma, como
construye su marco de análisis de la realidad profesional y/o
científica en la que actúa.
Si se plantea que
vivimos en la sociedad del conocimiento1,
se transforma en una traba el hecho de formar profesionales sin
desarrollar su capacidad de comprensión de textos, más allá de la
forma que adquieran estos textos.
Mario de Miguel Díaz2,
propone un cambio de paradigma en la educación superior, “centrado
el eje de la enseñanza sobre el aprendizaje autónomo del alumno”,
lo que entraría en contradicción con el problema que se manifiesta
en los cursos, tal cual se ha descripto.
Esta
situación plantea entonces varias cuestiones. ¿Cómo formar
profesionales, cuyo principal activo no sean los datos sino el
conocimiento, frente al hecho de la dificultad de comprender textos
por parte del alumno? ¿Qué estrategias utilizar en la clase y en el
trabajo extra áulico para vencer esta dificultad? ¿Cómo articular
asignaturas disímiles en contenido, para que apunten a conseguir
resultados congruentes con el tipo de profesional y/o científico que
la sociedad necesita?
Sin
que estas preguntas agoten la cuestión, el objetivo de este trabajo
es la búsqueda de caminos que puedan conducir positivamente en ese
sentido.
El
ya citado de Miguel Díaz, desarrollando las razones que justifican
su propuesta de un cambio de paradigma en la educación, habla de una
nueva organización social que preside la vida comunitaria, la
sociedad
del conocimiento;
un nuevo contexto que implica adaptarse a nuevos conocimientos,
patrones culturales, nuevas tecnologías, por lo cual cada ser humano
debe poseer una capacitación personal crítica que le posibilite
interpretar la información circulante, generar conocimiento propio y
aprender en forma continua.
La
propuesta es sin dudas motivadora, pues implicaría un nuevo tipo de
individuo, que los docentes podrían colaborar en formar. Pero se
puede observar, que en ningún espacio el autor establece que es para
él conocimiento o, lo más importante, sociedad del conocimiento.
Según el Diccionario
de la Lengua Española3,
conocer
es “averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la
naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”. Desde esta
definición, el ser humano ya desde su etapa de homo
habilis,
habitó siempre en una sociedad del conocimiento; el pensamiento, el
lenguaje y la habilidad para construir herramientas fueron los
primeros pasos en su lento ascenso sobre el reino animal. Siempre los
hombres vivieron en una sociedad del conocimiento, de lo contrario no
existiría el desarrollo económico y social.
Pero aquí se presenta
un problema, que la definición de conocer se refiere a las cosas;
por lo tanto estaría hablando de la técnica. Conocimiento, implica
también a los propios hombres, con lo cual se ingresa en el terreno
de la ciencia. Como sostiene Ernesto Giudici4,
la ciencia es conocimiento de la realidad y se entiende entonces que
es conocimiento del hombre, en la medida en que solo circunscribirla
a los fenómenos naturales implicaría desconocer como el hombre
conoce.
Entonces,
siguiendo a este autor, la ciencia es conocimiento del hombre, con lo
que se trata de un proceso histórico. Por lo tanto, todo
conocimiento es históricamente limitado, y el proceso del
conocimiento es una ampliación creciente y cíclica de esos límites.
Este
no es un tema menor para el objetivo que se ha planteado en el
trabajo de desentrañar caminos para resolver el problema expuesto al
inicio.
Si
el conocimiento es históricamente limitado, hay que pensar muy bien
en que significa educar para este tipo de sociedad, ya que lo
importante entonces pasa a ser como
se conoce.
Por
otra parte, se había señalado que el ser humano siempre vivió en
una sociedad del conocimiento. ¿Cuáles son entonces las
características de la sociedad contemporánea?
Según Gerald Raunig5,
el saber
social general
se ha convertido en fuerza productiva directa, con lo cual forma
parte del capital fijo. O sea que lo relevante no es solo el soporte
físico, la infraestructura -sin subvalorar la misma-, sino su
interacción con lo intelectual, lo cognitivo. Esos saberes y
destrezas son los que impulsan el desarrollo del sistema económico,
con lo cual el sistema educativo debe conseguir un delicado
equilibrio entre transmitir los saberes y destrezas necesarios para
el momento actual y, a su vez, los instrumentos que posibiliten
conocer en diferentes contextos históricos.
De regreso al texto de
Miguel Díaz6,
éste plantea como alternativa revisar el sistema educativo para
facilitar al alumno las herramientas para una búsqueda personal del
aprendizaje, de manera que frente a una enseñanza fragmentada el
alumno avance por sí mismo en el proceso formativo.
Aquí
se presentan dos situaciones que se entiende hay que considerar en
relación con estas ideas. Primero, que no es solo que los
conocimientos se transmiten de manera fragmentada –lo cual es
absolutamente cierto-, sino que la propia sociedad es la que está
fragmentada y por lo tanto las disciplinas reflejan esta situación.
Es
la propia revolución industrial y la necesidad de especialización
que trajo aparejado el desarrollo de la gran empresa capitalista y
las tecnologías necesarias para su crecimiento, que produjo la
fragmentación de la sociedad, vía alienación del trabajo, en
relación con el Antiguo Régimen.
Este
fenómeno que nace en los albores de la revolución industrial, se ha
potenciado justamente con el acelerado desarrollo de las nuevas
tecnologías digitales, donde las computadoras personales y los
teléfonos celulares configuran las nuevas cadenas de montaje. Esto
produce que por una parte se reclame al sector educativo una
formación no fragmentada y, por la otra, se demanden cada vez más
profesionales con altos niveles de especialización, cuya educación
esté casi al nivel de un compartimiento estanco; la lectura de las
publicidades de demanda de personal de las empresas, por si solas,
confirman esta tendencia.
Por
otra parte, es evidente la importancia de la búsqueda personal hacia
el aprendizaje, pero se entiende que es necesario precisar que se
entiende por la misma. Por ejemplo, se pide facilitar a los alumnos
el acceso a la información que circula, pero habría que
preguntarse: ¿quien jerarquiza la información a la que acceden? En
opinión del docente autor de este trabajo, se trata de uno de los
principales problemas que se enfrenta en el curso universitario. Y
surge también otra pregunta: ¿quien integra los datos y la
información en un todo coherente?
Porque sucede que en
muchas oportunidades los alumnos confunden datos con información7;
es en esos momentos que, para jerarquizar e integrar, se necesita de
un trabajo docente donde confluyan liderazgo, conducción y
orientación, para ayudar al alumno en aquello que solo el docente
puede hacer: transmitir lo que el alumno no conoce; o lo que es lo
mismo, enseñar.
Posteriormente,
de Miguel Díaz arriba a la cúspide de su planteo, como consecuencia
de lo expuesto, que es el del aprendizaje hacia la adquisición de
competencias profesionales.
A
juicio del autor de este trabajo, surge aquí otro tema a debatir:
¿lo que se enseña en la actualidad no tiene nada que ver con
competencias profesionales? Si esto es así, ¿qué se enseña en la
actualidad?
Para
dilucidar la cuestión, se debería tratar de establecer primero a
que se denomina competencias.
Una primera y básica
definición que provee de Miguel Díaz, es que se trata de la
“capacidad
que tiene un sujeto para adaptarse y hacer frente a las situaciones y
exigencias que requiere desempeñar eficazmente un trabajo
profesional"8.
Posteriormente, diferencia las que se conocen como competencias
genéricas
o transversales,
que son las que aportan herramientas básicas que necesitan las
personas para analizar problemas, evaluar estrategias y aportar
soluciones, de las competencias
específicas,
que son saberes y técnicas propias de un ámbito profesional
específico.
En un artículo de
Concepción Yániz9
se transcriben un listado de competencias seleccionadas por el
proyecto Tunning. Ante una cantidad casi se podría decir excesiva de
competencias –treinta-, la autora plantea pensar cada una de ellas
como un conjunto de conocimientos, actitudes y habilidades
movilizados en un contexto específico, para realizar tareas
concretas de manera eficaz.
Si
bien es cierto que las competencias expuestas corresponden, se puede
decir, prácticamente a todas las profesiones universitarias, en
realidad piensa el autor de este artículo, que es imposible que se
desarrollen tantas competencias en una sola carrera universitaria.
En realidad, no importa
si hay que formar un licenciado en filosofía, un ingeniero o un
licenciado en administración. En todos los casos, si se quiere
generar un profesional que pueda actuar en sociedades que van a ser
distintas de las actuales, se necesita desarrollar lo que se denomina
el pensamiento
crítico,
que es la capacidad de comprender cuando se lee, la capacidad de
investigar, de analizar, de impulsar un pensamiento propio sin copiar
los modelos existentes. Y no puede haber pensamiento crítico sin
estar basado metodológicamente en el estudio desde el pensamiento
complejo10,
un instrumento que nos posibilita comprender la realidad y construir
conocimiento para transformarla.
Esta
es la gran competencia; muchas de las listadas en el proyecto
Tunning, tienen más que ver con la personalidad, con el psiquismo de
los individuos que con lo que la Universidad puede entregar a sus
alumnos. No por casualidad, hay alumnos que ya en su educación media
muestran mayor disposición a trabajar en equipo que otros, o
superior capacidad de abstracción, o mayor creatividad. Esto no
implica superioridad o inferioridad, sino que es expresión de las
capacidades individuales que los seres humanos van construyendo en su
vida, a partir del entorno y de su psiquis.
Lo
expuesto no implica desechar la idea del desarrollo de competencias
como el trabajo en equipo, sino que simplemente se señala que no en
todos los casos se producirá un resultado, lo cual no es bueno ni
malo de por sí. En cada profesión hay individuos más preparados
para investigar, o para crear, o para escribir sus experiencias, etc.
Entonces
lo importante es, como se ha señalado, esa capacidad de pensar
críticamente la realidad, de cuestionar los conceptos y los modelos
teóricos; lo cual no es sencillo para el estudiante y el profesor,
pues colisiona en muchas oportunidades con el estilo de los propios
docentes que viven como situación insatisfactoria el cuestionamiento
al que conduce el pensamiento crítico por parte del alumno.
Esto no debería
preocupar, pues como refiere Aníbal Ponce11,
ya en el medioevo, durante el nacimiento de las universidades, los
estudiantes fiscalizaban a los profesores, en cuanto al cumplimiento
de su deber de transmitir conocimiento; utilizando la referencia como
metáfora, sin que esto implique desconocer la necesidad de la
existencia de orden y disciplina en el ámbito áulico, los
profesores deben, sin miedo, impulsar la participación y crítica
por parte de los estudiantes, como una manera de generar el pensar en
su espacio de enseñanza y aprendizaje.
El ciado artículo de
Yániz12,
plantea que los programas de formación estructurados sobre
competencias, deben basarse en enfocar en la actuación, la práctica
o aplicación profesional y no en los contenidos. En realidad se
considera que este enfoque podría ser correcto, pero muy limitado.
Enfocarse en la práctica puede ser útil para el presente, pero hay
que considerar que las prácticas también son históricamente
constituidas. Lo que genera pensamiento crítico, que a su vez
posibilita construir los propios modelos de acción sobre las
prácticas profesionales, son los contenidos.
Si
se quiere que un alumno comprenda, por ejemplo en la asignatura
Marketing, el porqué y como se consume en cada sociedad, un análisis
social implica haber leído y comprender clásicos como Durkheim,
Marx, Veblen, Bourdieu, Bauman, etc. Esto es centrarse en el
contenido, no en la práctica o aplicación profesional. En todo
caso, la práctica es una técnica, como resultado del conocimiento.
En
esta línea, partiendo de la situación que da origen a este trabajo,
se mencionó el problema de la capacidad de comprensión de textos.
Uno de los métodos utilizados en los cursos de administración para
enfrentar esta situación, es el estudio de casos; pero el caso
siempre como resultado de un análisis teórico previo –el
contenido- que posibilita confirmarlo o, justamente, realizar un
análisis crítico del mismo a partir de confrontarlo con la
realidad. El telón de fondo es siempre la comprensión del texto
teórico.
Enfocar
en las prácticas profesionales tiene la ventaja de estandarizar
competencias, pero a su vez genera la ilusión de pensar que el
conocimiento es estandarizable; puede serlo la información, pero no
el conocimiento.
Con
lo cual se plantea aquí un problema central: como resolver la
cuestión de la comprensión de textos y generación de pensamiento
crítico, sin descartar incluir las competencias específicas
necesarias en cada profesión.
Como sostiene Ruiz
Barría13,
“la competencia profesional como atributo no posee una estructura
fractal disgregable en pequeñas competencias o subcompetencias ad
infinitum”;
por lo tanto se trata de establecer que competencia o competencias
son medulares para el ejercicio de la profesión, pero
fundamentalmente de cualquier profesión. De ahí la idea expuesta de
generar en el curso el pensamiento crítico, para lo cual es
indispensable la comprensión del texto, lo que trae como
consecuencia la otra gran pregunta a responder: ¿cómo motivar al
alumno?
El
punto de partida del análisis, en este caso, es que hay una
motivación básica en el caso del alumno universitario, que el
docente no puede reemplazar, que es el interés por el conocimiento,
de grado superior inclusive, al propio interés por la profesión
elegida. Un alumno puede haber elegido una carrera universitaria por
razones económicas o del contexto familiar o social, lo que no
impedirá que el docente pueda motivarlo a partir de entusiasmarlo
con la asignatura o incluso con su profesión. Pero el desinterés
por el conocimiento es insalvable.
Huertas et
al14,
proponen atacar el problema de la motivación a partir del desempeño
del docente como educador y desde los recursos educativos que
utiliza.
En
ese sentido, se piensa que el trabajo más importante es aquel que se
realiza sobre los recursos pedagógicos, ya que el mismo es el
resultado justamente de las concepciones que impulsa el docente como
educador con el objetivo de motivar a los alumnos hacia el
aprendizaje y la adquisición de las competencias necesarias en cada
profesión.
Como
conclusión de lo expuesto en este trabajo, la educación por
competencias así expresada, en crudo, no ha demostrado ser la única
herramienta que posibilite transformar la educación superior, en la
medida que a nivel genérico siempre los buenos docentes han
intentado enseñar a pensar, que en definitiva es la competencia
central que debe adquirir un alumno en un proceso de enseñanza
aprendizaje.
Lo
que sí se entiende representa un avance, es la idea de las
competencias específicas por profesión, que tampoco son tantas,
sino aquellas básicas que permitirán un desempeño de excelencia.
Pero
si no se entiende la sociedad en que se vive, difícilmente se pueda
desempeñar una profesión en forma exitosa. Y solo se comprende la
sociedad a partir del pensamiento crítico.
Se trata en definitiva
de la búsqueda del objetivo que hace ya muchos años planteó
Rodolfo Bohoslavsky15
y que se reproduce, a pesar de su extensión: "Instaurar
al alumno como persona, como eje de nuestra labor pedagógica, para
así incorporarlo, sí, pero de un modo más consciente y más
crítico en la sociedad de la que forma parte. Nuestro verdadero
compromiso es triple: como científicos y educadores, crear una nueva
imagen del hombre (rol desmitificante); como auténticos humanistas,
crear la imagen de un hombre nuevo (rol reestructurante); como
ciudadanos, contribuir al nacimiento de un hombre nuevo (rol
revolucionario)".
1
Término que no se considera el más adecuado, en su utilización
contemporánea para referirse al actual desarrollo social, sin por lo
menos explicitar en que sentido se lo utiliza. Posteriormente en este
trabajo, se procederá a ampliar esta idea.
2
De Miguel Díaz Mario. Cambio de paradigma
metodológico en la Educación Superior. Exigencias que conlleva.
Cuadernos de Integración Europea Nº 2. Septiembre 2005, pp. 16-27.
3
Real Academia Española. Diccionario de la
Lengua Española. 22ª edición. Espasa Calpe
S.A., Buenos Aires, 2005.
4
Giudici Ernesto. Educación, Revolución
científico-técnica y reorganización universitaria.
Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini,
Buenos Aires, 2010.
5
Raunig Gerald. Mil máquinas. Breve filosofía
de las máquinas como movimiento social.
Traficantes de Sueños, Madrid, España, 2008.
6
de Miguel Díaz Mario. Cambio de…ob.
cit. p. 17.
7
Se entiende por dato lo fáctico mientras que la información es la
organización de los mismos en un todo coherente que permita
comprender la realidad, tomar decisiones y construir conocimiento.
8
de Miguel Díaz Mario. Cambio de…ob.
cit. p. 18.
9
Yániz Concepción. Las competencias en el
currículo universitario: implicaciones para
diseñar el aprendizaje y para la formación
del profesorado. Revista de Docencia
Universitaria. Número Monográfico Nº 1, Vol. 6, 2008. Disponible
en: http://redaberta.usc.es/redu
10
Se toma como referencia del término lo expuesto por Edgar Morín,
quien considera a la complejidad como “…un tejido
(complexus, lo que está tejido en conjunto)
de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados: presenta
la paradoja de lo uno y lo múltiple. Al mirar con más atención, la
complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones
interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que
constituyen nuestro mundo fenoménico”.
Morín Edgar. Introducción
al pensamiento complejo. Gedisa Editorial,
Barcelona, 2005; p. 32.
11
Ponce Aníbal. Educación y lucha de clases.
Imago Mundi, Buenos Aires, 2010.
12
Yániz Concepción. Las competencias en el…ob.
cit. p. 10
13
Ruiz Barría Guido. El enfoque de la formación
profesional en torno a la generación de competencia: ¿Ejercicio
impostergable o “Lo que sucedió a un rey con los burladores que
hicieron el paño”?. Estudios Pedagógicos,
Vol. 35 Nº 1, Chile, 2009. pp. 287-299.
14
Huertas Juan Antonio, Ardura Aranzazu y Nieto Carmen. Cómo
estudiar el papel que el desempeño docente y las formas de
comunicación juegan en el clima motivacional del aula. Sugerencias
para un trabajo empírico. Educaçao,
Pontificia Universidade Católica do Río Grande do Sul, Vol. 31 Nº
64, Porto Alegre, Brasil, Janeiro-abril, 2008. pp. 9-16.
15
Bohoslavsky Rodolfo Hugo. Psicopatología del
vínculo profesor-alumno. El profesor como agente socializante.
Tekné, mimeo, Buenos Aires, s/f.
martes, 26 de enero de 2016
¿LAS EMPRESAS FIJAN
SUS PRECIOS?
Mg. Carlos A. J. Molinari
Las estrategias y tácticas para la
fijación de precios, forman parte de los programas de estudios de la disciplina
del marketing en todas las universidades y, como mínimo, de cualquier manual de
la disciplina que se precie de tal.
Se trata básicamente de pensar, en
función de las capacidades de la propia organización, del producto elegido para
comercializar y del segmento o nicho de consumidores a los cuales se trata de
conquistar, cuál sería el precio adecuado para llevar adelante un marketing
exitoso.
En este punto, la pregunta adecuada
que se debería hacer un profesional es si la empresa para la cual está
desarrollando la tarea, está en condiciones de fijar el precio de acuerdo a sus
intereses, o si existen condiciones que predeterminan todo su trabajo en este
sentido.
¿Porqué nos planteamos esta
situación? Se presupone que el establecimiento de una política de precios,
implica que la empresa, está en condiciones de compulsar en el mercado de
oferentes de sus materias primas e insumos, diferentes alternativas, hasta
encontrar el más adecuado en relación con los costos y con la estrategia que se
haya fijado para su producto en su mercado meta.
De la misma manera se presupone que
los vendedores, podrán ofrecer sus productos a los precios que hayan fijado
como rentables para los mismos y de acuerdo a lo exigido por los compradores.
Pero lo descripto, sucede en la
teoría en un mercado o mercados perfectos, desde el punto de vista de la
existencia de libre competencia y lealtad en las operaciones comerciales.
Sabemos que en el capitalismo esto
no es así, ya que los precios han operado durante importantes períodos de la
historia como una herramienta de los monopolios u oligopolios para eliminar
competidores y apropiarse de los mercados, pudiendo fijar si, posteriormente,
precios a voluntad. Pero insistimos en que esto sucede con la existencia de
monopolios u oligopolios que justamente, destierran a la competencia o, la
someten a sus propias políticas de precios.
Llegados a este punto, hay que decir
que en un mercado -no importa a que sector industrial nos estamos refiriendo-,
convergen una serie de actores en desigualdad de condiciones, como grandes
empresas multinacionales -en algunos casos monopolios u oligopolios-, grandes y
medianas empresas locales, pequeñas empresas y ocasionalmente, de acuerdo al
sector, pequeños productores individuales, profesionales independientes,
empresas familiares, etc.
Si tomamos como ejemplo a nuestro
país, encontramos que ya en el año 2010 -no creemos que la situación haya
variado sustancialmente sino al contrario-, las cadenas de supermercados e
hipermercados comercializaban el 58% de los alimentos y bebidas que se
consumen; pero de las 69 empresas que había relevado el INDEC, 6 manejaban el
85% de las ventas del sector y, las primeras tres, el 70%1.
En el mismo artículo, Roberto
Dvoskin, docente de la Universidad de San Andrés, plantea que es un sector
altamente oligopolizado, lo que lo convierte en formador de precios.
Frente a una situación como la expuesta,
resulta utópico pensar que las empresas proveedoras fijan sus precios, ya que
resultaria imposible su subsistencia en un mercado masivo sin vender a través
de estas grandes cadenas. Ni hablar ya de las pymes, que pierden en forma
absoluta su capacidad de fijar los pecios de sus productos, ya que les vienen
establecidos por los compradores.
No obstante, hay que agregar que es
muy distinta la situación entre las categorías citadas de actores en el mercado
de alimentos que hemos utilizado como testigo. En el caso de las grandes
empresas, en este mercado la producción se concentra en 28 empresas2, de las cuales 26 eran multinacionales
al año 2011 y 2 argentinas -Arcor y Molinos-, con las limitaciones que el
término argentinas tiene para estas dos compañías.
Estas grandes empresas, son también
formadoras de precios y, aún dentro de la lucha interempresaria con las grandes
comercializadoras, pueden imponer una política de formación de precios, con lo
cual quien termina pagando los costos es el consumidor, quedando así anulado el
concepto de marketing de que es el consumidor quien pone límites a los precios
del mercado.
Pero las pequeñas y medianas, no
tienen capacidad para imponer sus condiciones, con lo cual quedan atrapadas
entre aceptar los precios de sus compradores o ser relegadas a los márgenes del
mercado, cuando no a desaparecer.
La situación en el mercado de los
alimentos, puede ser trasladada a los otros mercados, como el acero o los
plásticos, o insumos como el combustible.
De esta manera, sea por capacidad
financiera y/o productiva, o por tratarse de monopolios u oligopolios, un grupo
de empresas fijan los precios que deberán pagar tanto los distintos componentes
de las cadenas de producción y de distribución, como los propios consumidores
finales de los productos.
Pensar entonces que las empresas
fijan los precios resulta una incongruencia, ya que los precios de base de sus
productos les vienen fijados por los formadores de los mismos.
Esto no invalida que, en este marco,
una empresa no pueda establecer precios selectivos para sus productos
ubicándolos en la categoría premium o precios neutros, orientando al
consumidor a optar por los atributos que tiene ese producto de acuerdo a su
percepción del mismo.
Pero entonces la empresa no trabaja
en realidad sobre el precio, sino sobre la propia imagen del producto, que es
lo que termina comprando el consumidor y por lo que termina pagando un
determinado valor monetario.
No se
puede entonces decir que una compañía desarrolla una política de precios, sino que
establece sus precios de acuerdo a las limitaciones que le imponen los
formadores de precios
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