MARKETING
DIGITAL
(Conferencia
pronunciada en el marco de la V Semana del Emprendedor Tecnológico
Luján 2017, Universidad Nacional de Luján, 26 de septiembre de
2017)
Mg.
Carlos A. J. Molinari
Para comenzar, quiero
dejar en claro que dado el tiempo de que dispongo y los objetivos de
una charla de estas características, solo vamos a realizar una
aproximación a las que entiendo son las principales ideas que en
nuestro presente dan forma al marketing digital.
Con este marco, lo
primero que quisiera establecer es que se entiende por el concepto de
marketing digital, ya que es un término utilizado con distintas
acepciones.
Básicamente debemos
pensar al marketing digital como el desarrollo e implementación de
estrategias y tácticas de marketing en el contexto de una sociedad
atravesada por las redes digitales, que se nuclean alrededor de la
red de redes, Internet.
O sea que no es
simplemente hacer marketing en una red social, por correo electrónico
o en una página web, ni siquiera lo que se denomina vulgarmente
marketing tecnológico, sino hacer marketing en una sociedad donde
las redes digitales se han constituido como tecnología dominante -no
única- en las relaciones sociales y, por lo tanto, en la dimensión
de los negocios.
Una tecnología que, al
igual que otras en la historia, ha producido una ruptura en nuestras
percepciones de tiempo y espacio, lo que se considera el hecho
esencial de la misma y de su impacto en nuestra disciplina.
La robótica, la
denominada impresión en 3D, la realidad virtual, la realidad
aumentada, la web 2.0, la web semántica o 3.0, la evolución hacia
la web 4.0 y la Internet de las Cosas como eje articulador,
constituyen un medio ambiente en el cual personas, empresas y objetos
se relacionan e interconectan.
Por cuestiones de
tiempo y objetivos, no voy a realizar un análisis promenorizado de
estas tecnologías y sus distintos impactos, sino que vamos a
concentrarnos en como se relacionan con la disciplina del marketing y
los profundos cambios que están generando en la misma.
Un tema que quisiera
destacar, es que circulan por Internet y por medios físicos, una
importante cantidad de estadísticas sobre que sucede en el mundo
digital. Pero el problema es, antes que nada, analizar quien lo hizo,
como lo hizo, como se seleccionó la muestra –información que en
la mayoría de las oportunidades no está disponible- y
fundamentalmente de qué país o países se trata. No hay que olvidar
que la cultura es parte esencial de nuestro contexto de marketing;
por lo tanto depende del espacio geográfico estudiado y su cultura,
la conclusión de los datos de la investigación, que en muchos casos
no son generalizables a otros espacios. Esto no quiere decir que la
experiencia internacional no sea útil para el aprendizaje o para
desarrollar modelos predictivos; lo que estamos diciendo es que es
peligroso extrapolar sin análisis crítico.
No
obstante lo expuesto sobre las estadísticas, no tenemos más remedio
que comenzar con algunas, pues todos sabemos que necesitamos una base
de datos cuantitativa si es que queremos sacar algún tipo de
conclusión cualitativa, que son las que realmente nos interesan para
encarar los nuevos desafíos del marketing. Las
que se van a utilizar, que han sido seleccionadas de distintas
fuentes confiables, nos pueden servir como introducción a la
cuestión:
Ya
en el año 2013, Argentina era el tercer mercado más involucrado en
redes sociales en el mundo.
25% de los usuarios
de Internet en Argentina son mayores de 45 años y los que pasan más
tiempo on line tienen más de 55 años
Si una de las premisas
centrales en el marketing, es estudiar a los consumidores y
agruparlos en segmentos, eligiendo así el grupo al cual orientaremos
nuestra estrategia de marketing; que es decir a quienes nos queremos
dirigir con nuestros productos o servicios, estos datos nos están
dando una pista -aclarando que representan solo una tendencia- de
donde están los consumidores; además de que rompen con algunos
estereotipos, como que la edad es un factor determinante en la
utilización de estas tecnologías para la influencia del marketing
en los consumidores. Continuemos:
El 11% de las
transacciones comerciales por Internet se realizan a través de un
celular.
Una de cada tres
empresas que vende por Internet lo hace a través de un móvil.
Se están
introduciendo nuevas categorías de productos en el mundo on line.
Esto nos muestra como
no solo crece la venta a través de las redes digitales, sino que
este crecimiento se puede relacionar con el aumento del celular
principalmente u otros dispositivos móviles como interfase de esa
venta. De la misma manera que nos muestra como crece la diversidad de
productos que se venden a través de las redes que ya no están
circunscriptos a aquellos que se pueden probar o utilizar en las
mismas. Por último,
Los jóvenes entre
12 y 24 años prefieren Instagram y Snapchat a Facebook.
Y este también se
revela como un dato interesante en cuanto a que rompe con algunos
preconceptos en cuanto a donde están los consumidores y quienes son.
Pero lo más importante
de estos breves datos, es que la realidad de las redes digitales es
mucho más compleja e indescifrable de lo que imaginamos.
Ahora, si habitamos en
una etapa del desarrollo del capitalismo que está atravesada por el
impacto de las redes digitales en la vida de las personas y de las
empresas, debemos analizar que características tienen estas redes
digitales desde la óptica de nuestra disciplina y como impactan en
las relaciones comerciales entre individuos y organizaciones
empresarias.
En ese sentido me
interesa destacar algunas ideas directrices en este proceso:
1.- Cada vez que operan
con redes sociales o con páginas web, las personas van dejando sus
huellas digitales en las mismas. Grandes compañías como Google o
Facebook, conocen que compramos en la red, donde vacacionamos, con
quien nos relacionamos, se podría decir que conocen que hacemos a
cada hora del día. Independientemente de empresas como las citadas,
todas las empresas están preocupadas por saber que hacen o piensan
las personas que ingresan a sus páginas. Si bien estoy dejando a un
lado las consecuencias para la sociedad democrática de esta
aplicación de la tecnología -que quedarían para otro espacio de
análisis-, esta situación posibilita la utilización de bases de
datos a gran escala, con un nivel de personalización nunca alcanzado
en el marketing.
Independientemente de
que todo tipo de empresa tiene la posibilidad de acceder a datos e
información -por supuesto que con distinto nivel de profundización-
el problema no son los datos sino que hacemos con ellos. En un
estudio mundial desarrollado por la empresa IBM en el año 2012
interrogando 1700 directores y gerentes de marketing de 64 países,
éstos ubicaban a la proliferación de datos como uno de los
problemas que afectarían su negocio en los siguientes años.
Y otra cuestión que
hay que considerar en relación a los datos es que los mismos
adquieren sentido a partir de los resultados obtenidos con algoritmos
que permiten establecer patrones estandarizados de conducta de los
consumidores. Pero en el marketing trabajamos con personas, que
poseen una singularidad a partir de su subjetividad, de sus deseos,
que no se pueden simplemente cuantificar y menos, cuando este
comportamiento es producto de interacciones sociales. Los datos y
mucho más una fórmula matemática proporcionan tendencias, no
certezas.
2.-
Frente al crecimiento de tradicionales y nuevos canales de
distribución así como de dispositivos para conectarse, los
consumidores se están transformando en multipantalla y multicanal,
lo que como consecuencia conduce a los canales de distribución
cruzados; un proceso que muchos autores denominan de omnicanalidad.
Como ejemplo Facebook nace como una red de comunicación entre
personas; en la actualidad lo sigue siendo pero también se ha
transformado en un canal de ventas así como de servicios post venta
para muchas empresas. Y aunque no lo parezca, los que más utilizan
esta red como canal de ventas son los microemprendedores y las
pequeñas y medianas empresas.
A
lo que podemos sumar lo que la investigadora holandesa José van Dick
denomina ecosistema
de medios conectivos,
donde verifica la relación permeable entre las distintas redes
sociales. Por ejemplo alguien sube a Twitter un video de Facebook o
una foto de Instagram y así sucesivamente. Estos intercambios
generan ese ecosistema en el cual los profesionales de marketing
deben poder descubrir a cada potencial consumidor, características y
preferencias; de alguna manera se puede decir que se da un proceso de
segmentación en cuanto a gustos y preferencias de los mismos. Pero
también hay que considerar que ese ecosistema se da generalmente
entre personas que justamente se relacionan entre iguales. No es el
mundo real, es un micromundo.
Por otra parte, canales
cruzados implica que los consumidores ingresan en el mundo online
para buscar productos o precios y compran luego en el comercio físico
o ingresan al comercio físico y desde ahí consultan con sus
dispositivos móviles sobre el producto que están buscando; o hasta
compran on line dentro del comercio físico.
Estos procesos híbridos
de lo físico y lo virtual están creciendo en todos los sentidos.
Como ejemplo Amazon, la librería virtual más grande del planeta,
que vende la tercera parte de los libros que se adquieren en los
EE.UU., en el año 2016 abrió su primera librería física.
Este caso, entre muchos
que se pueden citar, nos dice que el comercio físico no está
perdiendo su lugar, sino que se está reconfigurando, adaptándose a
un consumidor que opera en físico y virtual a la vez. Se trata de
recrear lo mejor de ambas dimensiones en cada espacio.
Hay que destacar que no
se propone de ninguna manera imitar lo que hacen las grandes empresas
sino de estudiar las distintas posbilidades que se generan en esta
era digital y aplicarlas crítica y creativamente a las
características de cada negocio.
No debemos olvidar que
toda estrategia o táctica del marketing y de sus herramientas, está
condicionada por el producto o servicio de que se trate, del mercado
al que va dirigido el mismo y del tipo de empresa.
3.-
Otra consecuencia de las redes digitales para nuestra disciplina, es
lo que denominamos innovación
distribuída
y que también es denominada innovación abierta, economía
colaborativa, generación de bienes comunes, co-creación de valor
entre otras acepciones.
La existencia de la red
internet, ha posibilitado el surgimiento de un nuevo modelo de
trabajo y/o de negocios, basado en la formación de comunidades y
grupos de trabajo, que sin el telón de fondo de la red hubiera sido
imposible, pues ésta es la que posibilita la interconexión de miles
o millones, de acuerdo al caso.
Se trata básicamente
de explotar las habilidades y capacidades colectivas para el
desarrollo de un producto o un servicio. Por supuesto que este
esquema de trabajo tiene muchos enfoques de acuerdo a los objetivos
de quienes disparan el proceso colaborativo.
Puede ser el desarrollo
de bienes comunes, o sea aquellos bienes de propiedad de todos, como
es el sistema operativo Linux, creado por una comunidad pero de
acceso y uso gratuito; o los casos de Wikipedia o el navegador
Mozilla Firefox.
Otro formato es aquel
en que los propietarios de la idea mantienen el control del negocio,
pero potenciando la vinculación entre los individuos para que estos
a su vez generen negocios entre sí, como el caso de AirBnB o el de
Mercado Libre.
Una tercera opción
-por supuesto que estamos haciendo una simplificación por razones de
tiempo y objetivos de este esquema de trabajo- seria la de aquellas
empresas que buscan la colaboración de sus clientes y/o usuarios
para el desarrollo o mejora de sus productos. Los clientes colaboran
para mejorar un producto o servicio que ellos utilizan o para crear
uno nuevo, por algún tipo de recompensa o incluso por una
participación en el negocio puntual.
Este modelo trae
aparejada una consecuencia, que es que el consumidor de alguna manera
ingresa en la empresa en los casos en que participa en el diseño o
mejora de los productos o servicios. Ya no es aquel viejo cliente que
se encontraba fuera de la empresa como un extraño, sino que es parte
de la misma y tenemos que estar preparado para este hecho. A través
de las redes sociales, las páginas web, la participación en foros,
sus opiniones sobre los propios productos, desean ejercer una
influencia para la cual las organizaciones deben estar preparadas.
4.- Vinculado a lo que
se está exponiendo, las redes digitales dan origen y potencian
nuevos modelos de negocios totalmente inexistentes antes de las
mismas, que por lo general son desarrollados por emprendedores.
Una opción para su
gestación, puede ser a partir de la creación de plataformas como
Uber, Booking.com o la citada AirBnb que interconectan usuarios pero
su modelo de ingresos no pasa exactamente por la compra venta
tradicional, sino que puede incluir comisiones, ingresos por
publicidad u otros. Obsérvese que hemos utilizado el término
plataforma en lugar de empresa o compañía u organización de
negocios. Este término, da cuenta de la profunda transformación que
se está generando en esta nueva sociedad dominada por lo digital,
donde aparecen espacios de intercambio al estilo de los viejos
mercados físicos, donde los propietarios no aparecen o están
desdibujados, pues estas plataformas cumplen funciones novedosas en
relación con los modelos dominantes en los negocios; lo último
dicho desde una perspectiva de la disciplina del marketing y sin
abrir juicio sobre cuestiones más de fondo que deberán debatirse en
la teoría de la gestión de organizaciones.
Otro
caso de modelos de negocios que operan como resultado de la
existencia de las redes digitales y que producen rupturas radicales
en su sector son los servicios financieros por fuera de la banca
tradicional, como el crowfounding
o las monedas digitales.
También las redes de
wi-fi se están configurando como oportunidades para agregar valor de
uso para el consumidor, incorporando servicios del oferente a las
mismas, como en los casos de hoteles, restaurantes, aeropuertos, etc.
5.- El hecho de que los
clientes/consumidores se encuentren dispersos en las redes y de la
abrumadora cantidad de sitios como opciones para dirigirse en las
mismas, además de la cantidad de éstas últimas, conduce a pensar
desde nuestra disciplina acerca de como conseguir que se dirijan a un
página en particular.
Situación
que ha impulsado lo que se denomina el marketing de la atracción,
conocido como inbound
marketing
por su término en inglés, que consiste en generar contenidos a
partir de páginas web, blogs, foros o redes sociales, que resulten
relevantes para los consumidores y los conduzcan hacia el espacio
digital de la empresa.
Esto resulta esencial,
pues si no fuera así, el sitio de la empresa se pierde en un pantano
casi imposible de transitar.
Como un resumen de lo
que venimos exponiendo, las nuevas redes digitales han producido una
serie de hechos que han modificado de raíz nuestra disciplina y que
vamos a describir sin que su orden se interprete como jerárquico.
El
primero es la interactividad,
que ha permitido por primera vez en la historia del capitalismo
generar relaciones de ida y vuelta entre la empresas y sus
clientes/consumidores, lo que tiene profundas implicancias para ambas
partes, por las oportunidades y amenzas que ello implica.
El
segundo, íntimamente vinculado al anterior, es el de la
horizontalidad
de las redes. Al ser la vinculación uno a uno, por las
particularidades de conexión de las redes, se posibilita una
relación más horizontal entre empresas y consumidores, lo que
implica un desafío para las organizaciones lucrativas, ya que la
otra parte se siente un igual, a la inversa de la publicidad en
medios de comunicación masivos. Igual hay que destacar que el
término no implica horizontalidad en las relaciones de poder entre
las partes, sino que habla de la horizontalidad en la relación
comunicacional.
El
tercero es la fragmentación
que producen las redes; sabemos que hay millones de individuos
conectados a las redes digitales, pero ellos no constituyen una única
'pantalla' sino que como hemos analizado se encuentran dispersos en
millones de comunidades, foros, grupos dentro de las redes, etc., el
micromundo al que nos habíamos referido. El desafío de encontrar
aquellos individuos que interesan a la empresa, se agudiza para las
pymes, que trabajan muchas veces con segmentos sumamente acotados o
con nichos de mercado.
Y
el cuarto hecho a destacar es la existencia de un nuevo
lenguaje,
también nuevo en la historia del capitalismo, que integra lectura,
hipervínculos, sonido y medios visuales en un todo único y
armónico. Este lenguaje abre posibilidades de comunicación e
interacción entre empresas e individuos hasta ahora insospechados y
constituye la base sobre la que se encuentra montado el esquema que
hemos descripto.
Los caminos que hemos
planteado, no implican obviar los caminos tradicionales en el
marketing como la publicidad, la promoción o la localización del
punto de venta, sino que se trata de potenciar el conjunto de las
herramientas disponibles, integrando las digitales en una estrategia
única de marketing de la empresa.
No desaparece lo
conocido, como parecería surgir en algunas descripciones
apocalípticas que circulan en libros, artículos académicos o
periodísticos.
Creemos
que debemos ser cautos; los cambios cualitativos siempre son el
resultado de progresivos cambios cuantitativos, que la experiencia
histórica demuestra que no son el resultado de rupturas radicales
“de la noche a la mañana", como solemos escuchar o leer.
Pero
lo que si es una realidad, es que las modificaciones que surgen en
los mecanismos de selección y compra de productos, con el fondo de
los cambios tecnológicos, son cada vez más acelerados.
Si bien la tecnología
es una importante fuerza impulsora de las modificaciones a las que
asistimos en el marketing a partir de la existencia de las redes
digitales, no debe ser considerada como un valor absoluto, ya que
siempre está condicionada por una serie de variables de análisis
como la cultura, la estructura social o las relaciones de poder entre
otras.
Por otra parte hay que
considerar que el de las redes es un universo en mutación constante,
hecho que obliga a una constante vigilancia y readaptación de
nuestras tácticas e, inclusive, de las estrategias.
También
podemos decir que no siempre una presencia activa en las redes
digitales implicará vender más, sino que dependiendo del cliente y
la empresa de que se trate, puede significar fortalecer la presencia
de la empresa y la marca en la mente de los consumidores, lo que
terminará, sin dudas, fortaleciendo la presencia de la organización
en el mercado.
Finalmente,
consideramos que lo más relevante del análisis es que el campo de
acción del marketing está constituido por los seres humanos; las
tecnologías solo constituyen una herramienta que reemplazará
indefectiblemente a otras en la historia, mientras que el consumo -no
el consumismo- forma parte de nuestra
condición humana.