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domingo, 30 de junio de 2024

 

Ciencia, Epistemología y Administración

De la administrotecnia a la ciencia de la organización

Parte I

Dr. Carlos A. J. Molinari

I.- Introducción

Lo primero que debemos decir, es que ante la extensión de este trabajo, debido a la cantidad de temas que hemos de analizar y la diversidad de ideas en debate sobre cada uno, hemos decidido dividirlo en partes, para una mejor lectura y comprensión, tanto de nuestra visión como de los diferentes autores, provenientes de distintas disciplinas, con respecto al objeto de estudio.  

Independientemente de que desde inicios del siglo XX, la administración, o gestión de organizaciones, o management, por su término en inglés, ha sido objeto de debates en cuanto a su estatus científico, es desde la segunda mitad del siglo anterior –sin establecer de esta manera un corte estricto en el tiempo-, que se ha verificado una profundización de los mismos acerca de la existencia, o no, de una epistemología de la administración, así como sobre el sentido de la misma para los profesionales e investigadores que se desempeñan en esta área.

Un debate no menor para la disciplina, debido a la importancia de construir un método de investigación, que posibilite dar cuenta de la realidad de los administradores, de las organizaciones y de su funcionamiento y, a su vez, posibilitar la construcción de modelos teóricos, que permitan a los profesionales abordar la gestión en contextos sujetos a cambios, no solo en la dimensión económica, sino también en la política, la cultural y la tecnológica.

En este sentido, se da por supuesto en la generalidad de los casos, en la literatura anglosajona, especialmente en los EE.UU., que es donde se produce la mayor parte de lo que se denomina la teoría de la gestión, el hecho de que la administración es una ciencia, poniendo el eje en la investigación de casos sobre la actividad de las empresas y en sacar conclusiones sobre como el accionar de las organizaciones exitosas, puede aplicarse al conjunto de las empresas. Lo que no es una casualidad, ya que el considerado pionero en la teorización sobre administración en los inicios del siglo XX en ese país, fue Frederick Winslow Taylor, cuyo libro se titula Management Científico; aunque es necesario señalar, que una simple lectura de su obra la aleja del mundo de la ciencia, ya que trata sobre el disciplinamiento de la fuerza de trabajo y la aplicación de normas y procedimientos para hacer más eficiente a la producción; o sea la configuración de un sistema tecnológico. 

Pero esta obra, posibilita comprender la posterior evolución del pensamiento de la gestión, ya que el hecho de pensar metodologías para administrar la organización, si éstas surgen de algún tipo de investigación previa, es automáticamente considerado científico, en gran parte de la comunidad académica y empresaria.

Esta situación estaría exponiendo, que tanto lo que circula en los ambientes profesionales y en las empresas, como en el ámbito académico, que tiende a reproducir este tipo de literatura, se vincula más a la aplicación en los negocios de fórmulas aparentemente infalibles –que duran solo unos años hasta ser reemplazadas por otras-, como reingeniería, benchmarking, TQM, six sigma, empowerment, organización que aprende, aprendizaje continuo, administración basada en la evidencia, teoría del liderazgo, entre otras[1], que a investigar y producir teoría en el marco de una ciencia[2].

En un artículo de Crainer y Dearlowe[3], donde éstos describen una breve historia de los principales autores e ideas surgidas en el ámbito del management desde la década de 1980, mencionando el tema de las modas en esta área, sostienen que en la actualidad, toda una industria trabaja para generar liderazgo en el pensamiento. Este planteo, revela cuál es el objetivo de la investigación en la administración y los criterios con que se realiza, alejándola de los problemas de su estatus científico o, la investigación acerca de la existencia de una epistemología que le sea propia. El pensamiento transformado en una mercancía para ser ofertado en un mercado y no, como puesto al servicio de analizar la sociedad y el papel en la misma de las organizaciones, sean éstas lucrativas o no.

Pero esta situación, también posibilita observar, como la principal preocupación de los académicos en la disciplina, está centrada en la aplicación de conocimientos para el trabajo de la gerencia, más que a determinar el carácter científico de la misma o la metodología adecuada para investigar.

Por otra parte, en ámbitos académicos de distintos países de Europa o América Latina, sin excluir al propio EE.UU., han surgido también desde la década de 1980, una serie de debates críticos acerca de la propia disciplina y también de su estatus epistemológico.

En este sentido, aparecen cada vez con más asiduidad, tanto en revistas académicas como  en congresos, jornadas y conferencias, planteos con respecto a la ubicación de la administración como ciencia, técnica, tecnología o una combinación de estas; y también crece la influencia de los pensadores agrupados en lo que denominamos el estudio crítico de la gestión, que la analizan a partir de modelos teóricos provenientes de las ciencias sociales –como los estudios culturales, la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, los aportes de la filosofía, la sociología del trabajo, la antropología, los estudios sociales de la tecnología, entre otros- y que contribuyen a renovar la administración y, por lo tanto, a brindar nuevas herramientas para la construcción de una epistemología que le sea propia, que posibilite comprender el funcionamiento de las organizaciones y, entre éstas, las empresas. De esta manera, los nuevos estudios sobre el management, derivan hacia la interdisciplina y, en algunos casos, la transdisciplina.

La administración, se desarrolla de esta manera en un marco donde convergen, las posiciones sobre el carácter eminentemente aplicado de sus conocimientos y las que sostienen, la necesidad de un marco teórico que posibilite la comprensión de las organizaciones y, desde ese lugar, la gestación de herramientas de administración de las mismas. En ambas posiciones, en algunos casos convergentes y en otras divergentes, conviven distintas visiones sobre si debe considerarse una ciencia, una técnica, una tecnología o un arte, así como distintas posturas sobre los métodos de investigación a emplear, o sobre el carácter de sus resultados.

El objetivo de este trabajo, entonces, es realizar un recorrido por las distintas posiciones acerca de que debe considerarse ciencia y epistemología, así como su método científico resultante, para posteriormente insertar en estos debates la cuestión de la administración; esto es, si posee estatus científico y, por lo tanto, si puede desarrollar una epistemología que le sea propia.

Para ello, se intentará establecer un punto de partida, en cuanto a que se entiende por ciencia, epistemología y método científico, así como otros conceptos asociados y algunos debates y posiciones complementarias y/o contrapuestas en relación a los mismos, que se entienden relevantes en cuanto al posterior análisis sobre la administración en este marco teórico.

Posteriormente, se irán exponiendo las distintas posiciones, que han caracterizado al debate acerca de la epistemología y el método científico y los principales representantes de cada postura. Finalmente, se ingresará en el campo específico de las ciencias sociales, para analizar si a la luz de lo expuesto con anterioridad, puede considerarse a la administración como una ciencia, o una técnica, o un arte o una tecnología y, por lo tanto, si posee o puede desarrollar una epistemología particular.

 



[1] A lo que deberíamos agregar, los planteos derivados de la utilización de herramientas, resultado de la digitalización y de la Inteligencia Artificial, que agregan aún más complejidad y, a la vez confusión sobre la gestión. Tema este de las tecnologías digitales y la IA, que serán tratados especialmente en el trabajo.  

[2] Para ampliar sobre esta cuestión de las modas en la utilización de las herramientas de gestión, Ver: Jackson Mike C. Más allá de las modas administrativas: el pensamiento sistémico para los administradores. Innovar, Universidad Nacional de Colombia, N° 4, 1994. pp. 6-21.

[3] Crainer Stuart y Dearlowe Des. Aquellos buenos viejos tiempos. Revista Gestión, vol. 11 Nº 5, Buenos Aires, septiembre octubre 2006. pp. 108-114.

jueves, 30 de mayo de 2024

 

DE LA OBSOLESCENCIA PLANIFICADA

A LA MODA ‘VINTAGE’

 

Dr. Carlos A. J. Molinari

 

I.- Introducción

El concepto de Ciclo de Vida de un producto, ha sido considerado, en la disciplina del Marketing y en la gestión estratégica de las organizaciones, como una herramienta para la toma de decisiones, en todos los procesos que se relacionan con los productos que una empresa planifica introducir en un mercado, sostiene en el mismo o estima discontinuar[1].

Independientemente de las objeciones que se pueden hacer, con justa razón, a la utilidad práctica de este concepto, nos interesa detenernos en lo que se considera la etapa de obsolescencia y muerte del producto, en función de los objetivos de este trabajo.

Nos planteamos en este artículo, analizar críticamente las ideas asociadas a la etapa de la obsolescencia de un producto, a partir del análisis de algunos casos concretos, que nos posibilitarán observar, como en la bibliografía especializada en marketing, se obvia el papel del consumidor y como, la obsolescencia es planificada por las propias empresas, más allá de las necesidades tecnológicas y sociales.

En este camino, lo primero que debemos dejar señalado, es que estamos pensando, como corresponde al ciclo de vida del producto, en el producto genérico y no, de una marca en particular, donde el concepto perdería su sentido.

El concepto del ciclo de vida, parte de la idea, de que un producto se caracteriza por la existencia de un proceso vital, asimilando así el modelo, al de los seres vivos. Aunque a criterio del autor de este trabajo, no se trataría de una analogía acertada, en tanto las cosas dependen en su existencia, justamente de decisiones de los seres humanos y no de un ciclo de vida natural.

Pero independientemente de lo antedicho, el concepto aludido, responde a la idea de que todo producto tiene un proceso, que va desde su nacimiento –introducción al mercado-, una etapa de desarrollo o crecimiento, la madurez del mismo y, posteriormente, la obsolescencia o muerte.

Más allá de que, determinar cuándo un producto genérico podría estar por ejemplo en la etapa de madurez, es sumamente complejo, porque esto podría variar por geografía, estructura económica de cada país, accesos a niveles de tecnología y otras variables y, hacerlo a escala global, por lo expuesto resultaría imposible, vamos a partir del supuesto, de que todo el concepto puede ser válido para aplicar a un producto genérico.

Por ejemplo, se podría sostener que la heladera, como genérico, por lo menos en los países más desarrollados y en vastos sectores de países sub-desarrollados o en vías de desarrollo o pobres[2], es un producto que se encuentra en la etapa de madurez.

En el caso de la obsolescencia o declive, Kotler y Keller[3] plantean, que es cuando las ventas disminuyen debido a los avances tecnológicos, a los cambios en los gustos de los consumidores, así como por la intensificación de la competencia, tanto nacional como internacional. Según estos autores, como es complejo mantener productos débiles para la empresa, la estrategia adecuada depende del atractivo relativo de la industria y el poder competitivo de esa empresa en el sector en que se encuentra.

También sostienen, que las empresas que consiguen regenerar productos ya maduros, lo hacen agregando valor a los  mismos.

Para sostener sus ideas, los autores utilizan ejemplos de marcas específicas, los cuales si bien resultan útiles para analizar como planifica e implementa cada organización su estrategia, entendemos que primero hay que analizar qué pasa con los productos genéricos, para después concentrarse en cómo las marcas utilizan esa situación.

Y en ese sentido, lo primero que podemos decir es que solo se habla de los consumidores, cuando se establece como una causa, los cambios en sus gustos. Pero, cuando se plantea la cuestión de los avances tecnológicos, no se analiza como éstos, provocan en muchas circunstancias ese cambio de “gusto”, que no es tal, sino un abandono obligado del producto. Esto último, también hay que relacionarlo con la cuestión de que esos cambios tecnológicos, son producidos por las propias empresas, de acuerdo a su lógica de rentabilidad; caso contrario, parecería que las grandes empresas –aquellas que dictan el ritmo de los cambios tecnológicos-, son simplemente administradoras de acciones que les vienen dictadas por un contexto, en el cual no tienen ningún papel activo.

Antes de continuar, debemos aclarar, que nuestro análisis, se centrará en productos que son el resultado de cambios tecnológicos; aunque sus conclusiones pueden ser aplicadas a otro tipo de productos, como los que dependen de la moda, tal el caso de la indumentaria. Lo que no significa, que no existan productos que efectivamente puedan o necesiten ser reemplazados, cuando los avances tecnológicos, realmente constituyen una mejora para las prestaciones de los mismos hacia los consumidores. Por ejemplo, el surgimiento de nuevos materiales para la indumentaria o el reemplazo, en su momento, de las válvulas por el transistor y posteriormente el circuito integrado, en los aparatos de televisión, situaciones que provocaron, indudablemente, una mejora de calidad y funcionalidad.

Pero  lo que nos interesa mostrar, es que no se puede teorizar acerca de estrategias en etapas del ciclo de vida, como el declive u obsolescencia, como una generalidad, sin analizar el papel de las organizaciones en ese declive y reemplazo de productos.

II.- El caso de los discos de vinilo

Según una noticia publicada en marzo de 2024[4], la oficina de estadísticas nacionales del Reino Unido, ha vuelto a incluir los discos de vinilo, como parte de la canasta de bienes y servicios; un dato que por sí solo, debería llamar la atención sobre este soporte musical.

Una información, que se puede analizar en paralelo, con un artículo siete años anterior, titulado “Nuestro romance con lo digital se ha terminado”[5], donde el autor plantea que, frente a los aspectos negativos del mundo digital –económicos, psicológicos, sociales-, la manera de enfrentarlo, no es abandonarlo –lo cual es obvio frente a las mejoras que éste introduce en nuestras vidas-, sino restablecer el equilibrio con lo analógico.

En ese sentido, sostiene que los jóvenes son responsables en gran parte de este interés por lo analógico –aunque señalamos que su análisis se refiere a los EE.UU. y Canadá-, pero también agrega el tema de la nostalgia, como otro de los responsables de este regreso.

Como ejemplo, cita el aumento de la venta de discos de vinilo, así como de las cámaras de fotografía instantáneas y de los libros en papel.

Reconoce que lo analógico es más costoso y, a veces –como en el disco de vinilo-, incómodo, pero da riqueza sensorial a quien lo utiliza. 

Para reafirmar lo que sostiene este periodista, según un Informe de la Recording Industry Association of America, en el año 2022, se vendieron en los EE.UU. 41 millones de unidades de vinilos, frente a 33 millones de unidades de CD; si bien es necesario agregar, que los usuarios de plataformas de streaming eran de 92 millones. Asimismo, en 2023, las ventas de discos de vinilo treparon a 43 millones frente a 37 millones de los CD. Es importante observar, que no solo creció la venta de vinilos sino también las de CD.  

Entonces, la pregunta que surge es, que está pasando, que un formato de música que había sido abandonado, por nuevos formatos, supuestamente más fáciles de utilizar y de mejor calidad, así como de menores costos, se encuentra en crecimiento por la demanda de los consumidores.

Para entender el fenómeno, debemos retrotraernos a los inicios de la década de 1980, cuando el Compact Disc, fue presentado a la industria musical, como un desarrollo conjunto de las empresas Philips y Sony[6]. Un nuevo formato, el primero, que posibilitaba almacenar audio digital.

Las ventajas que ofrecía este formato, entre otras, incluían el no deterioro con el uso o, que la información contenida en el disco, ocupaba menos espacio, por lo que se podía incorporar más música que en el tradicional vinilo; así como también una supuesta superior calidad en la escucha.

Los primeros CD, comenzaron a venderse en 1982, aunque el crecimiento era lento.

¿Qué estaba sucediendo en ese momento en la industria vinculada a la venta de música?

Los formatos de reproducción eran los discos de vinilo y los casetes, mientras que el soporte físico eran las bandejas giradiscos y los reproductores de cinta de casete. Por lo tanto, las ventas eran de crecimiento vegetativo, ya que los consumidores, solo cambiaban sus equipos o reemplazaban sus discos, por deterioro o para incorporar novedades; o se incorporaban al mercado nuevos consumidores por un tema etario. Resultado, no se trataba de un mercado con tasas altas de crecimiento.

Igualmente, en 1984, Sony lanzó al mercado el discman, que era un reproductor portátil para CD, con el objetivo de potenciar las ventas de los discos digitales[7].

Pero es recién en los inicios de la década de 1990, cuando se produce el gran reemplazo del disco de vinilo por el CD. ¿Porque sucede esto?

Por una conjunción de causas, como que las grandes discográficas dejaron de fabricar los discos de vinilo y, comenzaron a entregar toda su música en CD. A este hecho, le debemos sumar que los fabricantes del hardware, también discontinuaron la fabricación de bandejas giradiscos –con algunas excepciones-, para fabricar equipos de reproducción de discos digitales.

Esta situación, generaba el hecho de que los consumidores, tenían que adquirir los nuevos equipos, si querían seguir consumiendo música, pues la que estaba disponible era en el nuevo formato de CD.

Hecho que a su vez, potenciaba las posibilidades de la industria musical, ya que ya no era relevante poseer los viejos discos de vinilo. Si se pretendía seguir escuchando una determinada música, había que comprarla en el nuevo formato. Y la industria aprovechó esta situación, relanzando nuevamente su catálogo, lo que no podría haber sucedido, si los consumidores seguían escuchando sus viejos discos en los formatos disponibles, de vinilo o casetes. Independientemente de que el reemplazo del casete era más sencillo de ‘vender’, debido a los muchos inconvenientes técnicos que presentaba.

A lo expuesto, hay que añadirle el papel de los medios de comunicación masivos, especialmente en la década de 1990, período en el cual se abre la red Internet para su uso generalizado, acerca de la importancia de adaptarse a las nuevas tecnologías digitales y lo que éstas suponían como avance, en todas las relaciones sociales.

Sin negar lo que supuso el desarrollo de la digitalización, aún con sus puntos oscuros, la situación fue que en el caso de la música, el cambio fue visto como un adelanto, mientras que otras tecnologías, como la analógica del disco de vinilo, como parte de un pasado que ya no regresaría, excepto para coleccionistas o nostálgicos.

Peor lo que queda claro de esta sucinta exposición, es que el cambio fue impuesto desde la industria, ya que se declaró la obsolescencia de otros formatos, no quedando a los consumidores, otras opciones.

Si lo observamos desde lo que describíamos acerca del ciclo de vida del producto, se destaca que el cambio de gustos de los consumidores o el surgimiento de una nueva tecnología, no suceden en el vacío. Son procesos, donde juegan un papel determinante las grandes empresas poseedoras de esas tecnologías, que necesitan el cambio para aumentar su tasa de rentabilidad; pero donde el gusto o las necesidades de los consumidores, no son considerados. El caso que estamos tratando de los discos de vinilo, así lo reafirma.

En este punto, debemos decir que, frente al ocaso y casi desaparición en el gran consumo, de los discos de vinilo, hubo un sector que, aunque en pequeñísima escala a nivel mundial, contribuyó a mantener no solo su producción, sino también la de bandejas giradiscos. Se trata de la música electrónica, ya que quienes componen esa música en los espacios bailables, los denominados DJ’s, mantuvieron el formato del disco de vinilo, para la edición y reproducción de su música.

Pero debemos decir, que el retorno y crecimiento del disco de vinilo, también hay que analizarlo de manera multicausal, por las distintas franjas etarias participantes en este proceso.

La Federación Internacional de la Industria Fonográfica, realizó en el año 2022, una encuesta titulada: Porqué se compran vinilos. Su muestra constaba de 44.000 encuestados, de 16 a 64 años, en 22 países, entre junio y septiembre de 2022[8]. El resultado arroja los siguientes datos sobre la causa de la compra de vinilos:

49%: me gusta poseer físicamente mi música

41%: me gusta tener el disco físico para mirarlos

36%: disfruto el ritual de reproducir el vinilo

28%: me gusta sumergirme en el álbum completo

26% me gusta leer las notas interiores del disco

Para un análisis completo, debemos agregar algunos datos del Reporte de 2023, según el cual, 73% de las personas, escucha música en streaming. A su vez, el streaming, facturó 19.300 millones de U$S en ese año, mientras que la venta de formatos físicos, 5.100 millones de U$S.

Unos datos adicionales para completar el panorama, es que la venta de discos de vinilo, en 2023, representó el 54% de las ventas de álbumes físicos; mientras que el de Taylor Swift fue el vinilo más vendido, lo que sucedió obviamente entre el público joven[9].

Se pueden entonces, sacar algunas conclusiones provisorias sobre la cuestión.

Un porcentaje nada desdeñable de los consumidores de música, eligen el formato físico para su escucha; según los datos expuestos representan al año 2023, el 20,9% de la facturación de la industria. En los EE.UU., del total físico vendido, los discos de vinilo suman el 53,75% de las ventas, para este mismo año. Por lo tanto, no se podría decir que los vinilos, constituyeran un formato que había que abandonar; pues a pesar de haber sido discontinuados, fueron y son demandados por los consumidores.

Entre las causas de la demanda, podemos observar en la encuesta expuesta, que el hecho de poseer el disco físicamente, resulta importante para muchos consumidores.

No es objetivo de este artículo ingresar al análisis de las cuestiones técnicas, vinculadas al sonido, para lo cual se han dado múltiples debates[10]. Pero de lo que no hay dudas, en relación a la música digital, es que los músicos coinciden en la posibilidad de acceder más a los matices de la música, a partir de los discos de vinilo. No obstante lo cual hay que decir, que no todos los consumidores poseen los conocimientos musicales adecuados, para apreciar estas diferencias.

Además de que el disco de vinilo, en relación a los formatos digitales –que incluyen el CD y el streaming-, tiene un agregado, que es el arte de tapa, un formato estético por sí solo, más allá de la música.

Por lo que podemos decir, que si bien existían causas por las cuales las empresas del sector, estaban interesadas en su momento en el abandono de la música analógica –representada por el disco de vinilo y los casetes-, a partir del recambio total que significó para los consumidores de discos y equipamiento, evidentemente no era una necesidad compartida por todos los consumidores.

Ello no implica sostener que la música analógica va a reemplazar a la digital, ya que sumados el streaming y los CD, siguen representando la venta mayoritaria de la industria.

Pero para resaltar la importancia de lo físico, debemos resaltar, que también ha aumentado la venta de los CD[11], aunque no en los porcentajes de los vinilos obviamente, ya que éstos últimos habían sido discontinuados, mientras que los CD, antes de la música por internet, ocupaban prácticamente todo el mercado.

Igualmente, hay que agregar que el gran inconveniente de los vinilos, es su proceso de producción, ya que la mayoría de las fábricas existentes habían sido desmanteladas, con lo cual la industria se encontró frente al hecho de que debieron montarse nuevamente las mismas.

Como se observa, el cambio tecnológico impulsaba el desarrollo de un nuevo producto –los CD-, pero no se traducía en obligar al recambio a todos los consumidores. Cuando la industria fue presionada por éstos, debió regresar a un mercado que era atractivo desde el  inicio, pero que no pudo prever estratégicamente su tamaño. Las ideas del ciclo de vida del producto, no contemplan la complejidad de los consumidores, como tampoco la existencia de una herramienta fundamental sostenida por la disciplina del marketing, como la existencia de nichos y segmentos, que diferencian a los compradores de los productos.

Una última nota para la complejidad de los consumidores; no es lo mismo escuchar música en casa, en el auto, en un medio de transporte o circulando en las calles. Es factible que un mismo consumidor opte por diferentes formatos, de acuerdo al lugar o momento en que se encuentre. Intentar uniformar la escucha en un solo formato, no es evidentemente una buena idea, lo que quedó confirmado por el caso que hemos hasta aquí analizado.

III.- Los casetes de audio

El caso de los casetes de audio, es otro de los analizaremos, considerando las pautas que hemos fijado en este trabajo.

En el año 2019, un artículo periodístico de la Agencia France-Presse, daba cuenta que una empresa francesa, volvía a fabricar casetes de audio, 20 años después de que se dejaran de fabricar en Francia, exportando el 95% de su producción a países como EE.UU., Reino Unido o Alemania[12]. Otra vez la pregunta: ¿qué estaba pasando?

A pesar de ser un formato con evidentes problemas técnicos –se trababan durante su reproducción o directamente se cortaba la cinta-, según la British Phonographic Industry, en el año 2022 sus ventas aumentaron 94,7% en comparación con el año 2019[13]. A su vez, en los EE.UU., en el año 2022 aumentaron sus ventas un 28% con respecto a 2021, si bien representaban solo un 0,55% de la venta de música en formato físico, tratándose por lo tanto de un mercado de nicho.

Igual que en el caso anterior, es necesario hacer una breve introducción histórica sobre este producto.

En el año 1962, la empresa Philips, presentó el primer casete de audio; una pequeña caja plástica, que contenía la cinta de audio, lo que representaba un avance con respecto a los anteriores grabadores denominados de cinta abierta. Esto significó un importante acontecimiento para el mercado de la música, ya que posibilitaba a las compañías discográficas, vender música grabada en un nuevo formato portátil, ya que resultaban más cómodos que los discos de vinilo.

Si a este hecho, le sumamos la fabricación por la empresa Sony, a partir de 1979, del walkman, un pequeño reproductor portátil para casetes, se produce desde ese momento, un verdadero cambio en la forma de escuchar música, ya que el casete más el walkman, posibilitaban la portabilidad de la música. Ya no era necesario circunscribirse a la escucha en el hogar, como sucedía con los discos de vinilo, sino que el consumidor podía llevar la música consigo, donde se encontrara.

También hay que agregar, que las compañías comenzaron a vender los casetes vírgenes, para que el consumidor los grabara por sí mismo, lo cual incorporó el atractivo de estructurar la música grabada, a gusto del oyente.

Todo lo expuesto, sin olvidar los problemas técnicos mencionados anteriormente, que contribuyeron al rápido abandono del formato, cuando se lanzó al mercado el CD.

Pero si bien este resurgimiento en la venta de casetes de audio, puede analizarse como un movimiento de nostalgia, el hecho es que los principales compradores en la actualidad de este formato, tienen menos de 35 años[14]. Y una de sus causas, es que se puede escuchar en formato analógico, que es lo que acostumbra el ser humano.

Además de que es posible producir música a un bajo costo, en relación con otros formatos. Inclusive algunos artistas, han comenzado a editar en casetes, aunque destinado al mercado de los coleccionistas.

De hecho, se están fabricando nuevamente reproductores portátiles de casetes de audio; así como también, vinculado con lo que habíamos analizado con respecto al CD y discos de vinilo, existen en el mercado, equipos de audio con posibilidad de reproducir no solo CD, sino también casetes y discos de vinilo, a lo que suman las prestaciones tecnológicas más avanzadas.

Evidentemente, el caso del casete, aunque no sabemos que pueda suceder en el futuro y actualmente representa solo un nicho del mercado, pero en crecimiento, demuestra que su reemplazo por cuestiones tecnológicas, fue forzado, en tanto existía un mercado que aún estaba interesado en el producto.

III.- Cámaras fotográficas analógicas

Para analizar esta cuestión, lo primero que debemos explicitar, es que según las estadísticas disponibles, aproximadamente un 85% de las fotos tomadas en el mundo, lo son a través de los teléfonos inteligentes. Para los EE.UU., según Photography Statistics, el porcentaje es del 94%.

Esto es importante destacarlo, porque al igual que con los casos de los discos de vinilo o de los casetes de audio, o el leve repunte de los CD, no estamos observando un reemplazo de formatos digitales por otros abandonados por las empresas fabricantes, sino que se producen fenómenos que reflejan la complejidad de los mercados de consumo; los consumidores no son un máquina programable por las empresas, sino que mantienen espacios de toma de decisiones, que van más allá de lo planificado por la oferta.

La irrupción de las cámaras de fotografía digital y su posterior traspaso a los teléfonos celulares, se trata de un proceso reciente, en términos históricos, lo cual nos exime en este artículo de su exposición. Así como el proceso del reemplazo de los fabricantes tradicionales de cámaras fotográficas, por una nueva generación de empresas de electrónica de consumo masivo, que utilizaron su poder económico, de marketing y tecnológico, así como su conocimiento de los consumidores, para capturar ese mercado.

Como ejemplo de esto último, la primera cámara digital fue fabricada, a nivel de prototipo, por Kodak, en el año 1975; una empresa que de por sí era sinónimo de fotografía, que no solo, no fue quien lideró el mercado de cámaras digitales, sino que resultó avasallada por la digitalización.

Pero ya en un artículo del año 2005[15], habíamos llamado la atención, en pleno auge de la fotografía digital, acerca de las cámaras fotográficas Lomo.

Se trataba de unas cámaras analógicas, de bajo costo, fabricadas en la ex URSS, desde el año 1984, que fueron redescubiertas en 1991 por dos estudiantes austríacos en Praga, que se sintieron atraídos por las imágenes que se podían crear con una cámara de este tipo.

La cámara, comenzó a venderse en espacios como museos y del mundo artístico, así como que organizaron concursos, para que los usuarios de la cámara, expusieran sus trabajos, creando un movimiento alrededor de este producto. De alguna manera, buscaron transformar la fotografía masiva en una obra de arte contemporáneo, recuperando un producto obsoleto. Pero en este caso, no era mucho más que un producto de nicho, muy focalizado.

Ya iniciado el siglo XXI, comenzó a crecer el fenómeno de las cámaras fotográficas analógicas, a partir de recuperar productos que se habían dado por difuntos, por obsolescencia tecnológica.

Un caso a destacar, es el de la cámara analógica Holga, que fue lanzada en 1982, en Hong Kong, para el mercado chino, tratándose de una cámara económica.

Producía imágenes que se podrían tachar de surrealistas, porque tenía distorsiones ópticas, lo que la tornaba interesante para la fotografía artística. Tenía lentes de plástico y de cristal, la carcasa era de plástico y tenía fugas de luz y saturación. Por sus fallas, el mecanismo de hacer correr el rollo, se atascaba y se sobreexponían las fotos.

Si bien en el año 2015 dejó de fabricarse, se retomó la producción en el año 2017, debido a la demanda de las mismas.

A pesar de ser solo una  máquina de plástico y, de la comodidad que implicaría el uso del celular, estas cámaras son preferidas de muchos fotógrafos, una parte de ellos profesionales o artistas[16].

Hay que sumar a los expuesto, el crecimiento del mercado de la fotografía instantánea, que en la práctica no es más que el regreso de la clásica máquina Polaroid. Esta cámara, permitía tomar fotografías e imprimirlas en el mismo momento, algo que se creía abandonado por los consumidores, a partir de la fotografía digital, que no se necesitaba imprimir, ya que se almacenaba en el propio dispositivo.

Sin embargo, tanto Polaroid, como Fuji y Kodak, han lanzado modelos al mercado de este tipo de fotografía, los cuales se encuentran con ventas ascendentes. Aunque debemos decir, que en general se trata de modelos híbridos, ya que algunos toman la fotografía en digital y luego la imprimen, mientras que otros modelos utilizan la antigua metodología, agregando adelantos de la digitalización.

La situación que describimos, condujo a la firma Leica, una de las más prestigiosas del mercado fotográfico, a relanzar su clásico modelo de rollo M6, un ícono de la fotografía analógica. Inclusive la empresa japonesa Pentax, ha anunciado su intención de volver a la fabricación de cámaras analógicas[17].

A su vez, complementariamente con lo antedicho, se reinició la fabricación de rollos para fotografía analógica.

Por ejemplo la empresa Fujifilm, que estaba concentrada en la digitalización, en el año 2023, volvió a depender de la venta de productos de fotografía química; sus cámaras instantáneas y sus rollos representaron el 24% de las ventas de la empresa[18].

La firma Harman, uno de los grandes fabricantes de rollos blanco y negro, ha lanzado un nuevo rollo de fotografía color, el primero desarrollado en el mundo en años.

Los rollos de película fotográfica, son justamente uno de los ‘cuellos de botella’ de este renacer de la fotografía analógica, al punto de que tanto Fuji como Kodak, igual que sucede con los discos de vinilo, han tenido que reactivar una producción abandonada, con la cual no llegan a abastecer la demanda, provocando altos precios en relación con el pasado, lo que podría llevar a matar este mercado.

Si bien en el caso de Argentina es difícil acceder a estadísticas especializadas, ya que se trata de un mercado muy marginal en relación a lo que sucede en EE.UU., Europa o Japón, en un artículo publicado en un periódico electrónico de la carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA[19], se entrevista a un comerciante del sector, quien manifiesta que a partir de 2019, existe un creciente interés por la fotografía analógica, concentrado en jóvenes de 20 a 25 años; lo cual se encontraría en línea con lo que sucede en otros países.

Observamos entonces, como en otros casos expuestos, que no se trata de una vuelta atrás en lo tecnológico, sino que, en una complejidad multicausal, hay consumidores que no fueron considerados por las grandes empresas desarrolladoras de nuevas tecnologías y fabricantes de productos de consumo masivo, que tomaron la cuestión en sus manos, impulsando desde la demanda, la fabricación de productos, que no estaban previstos por quienes manejan esos mercados.

Siempre resaltando, que no se trata de mercados masivos, en ninguno de los casos, sino que muchas veces son mercados de nicho, aunque en algunos casos también están rebasando este concepto.

IV.- Conclusiones

Como decíamos en el desarrollo del artículo, extraer conclusiones de los datos y la información expuesta, requiere un análisis multicausal de un fenómeno complejo.

En primera instancia, debemos decir que el concepto de ciclo de vida del producto, en lo que hace a los planteos vinculados a la etapa de declive y obsolescencia se revela, en los casos analizados, inadecuado para explicar la causa de la salida de un producto del mercado.

Si bien aparece la situación de surgimiento de nuevas tecnologías, la decisión del reemplazo, fue tomada por la oferta –grandes empresas desarrolladoras de tecnología y fabricación de productos de consumo masivo-, obviando los intereses y necesidades de segmentos y nichos de consumidores; no solamente de los que utilizaban los productos a ese momento, sino también de los potenciales.

Esto no implica sostener, que las nuevas tecnologías no fueran eficientes o que no beneficiaran a ciertos grupos de consumidores, pero no a todos. Frente a este hecho, las empresas líderes, optaron por provocar la obsolescencia de todo el mercado, privilegiando su rentabilidad, antes que segmentar al mismo y conocer las reales necesidades y experiencias, de cada segmento. Situación que, frente a lo desarrollado en el artículo, hubiera permitido mantener la rentabilidad de aquellos segmentos que no optaran por la nueva tecnología.

Otra de las conclusiones de este trabajo, es que los consumidores son más complejos, que los datos que las empresas extraen del big data; aunque las minerías de datos parezcan infalibles.

Hemos dado cuenta, de cómo muchos consumidores, buscan salida por fuera de lo digital, sin que ello implique el abandono de aquellas herramientas que los benefician en su vida cotidiana. Podemos decir, generalizando, que los consumidores, se encuentran beneficiados de la existencia de teléfonos celulares inteligentes, como forma de interacción y comunicación. Lo que no obsta, que en otros productos, estén interesados en formatos, que les posibiliten superar las limitaciones de lo digital.

Podría ser el caso de quienes escuchan música y buscan otro tipo de experiencias, o de artistas o profesionales de la fotografía, interesados en sumergirse en nuevas búsquedas, que lo digital no posibilitan, por más interés que ponen los desarrolladores de software y hardware en imitar el mundo analógico; como por ejemplo los casos de software de edición de fotos.

Es interesante observar, como muchos artistas gráficos, recurren a la fotografía instantánea, de las máquinas Polaroid, para crear nuevos mundos visuales; lo que tampoco implica que otros, exploren esa nueva visualidad desde lo digital.

Como ejemplo de la complejidad de los consumidores, tenemos que en Japón, un país caracterizado por los avances tecnológicos en la vida cotidiana, aumenta entre los usuarios la preferencia por lo analógico[20].

Esto podría atribuirse a un simple amor por la nostalgia, el denominado mercado vintage. Pero cuando, esa nueva demanda implica que productos que había sido discontinuados, comienzan a fabricarse nuevamente, provocando que fábricas cerradas, deban ser nuevamente abiertas, parecería ser más que una simple moda pasajera. Además, que en contra de lo que sostienen Kotler y Keller, esos productos maduros, no se revitalizaron agregando valor, sino recurriendo en la mayoría de los casos, a los mismos productos originales.

Lo planteado, no pretende ser una anticipación de un futuro, que de por sí resulta no cognoscible, aunque pueda intuirse.

Por último, podemos decir, que hay una cuestión muy importante a considerar: el papel de la tecnología. Sostenemos, que la misma no es neutra. No se trata de que la tecnología, funciona en una dimensión ascéptica, en una burbuja y, que después se la pueda apropiar para distintos usos, entre los cuales podrían estar los ‘buenos’ y los ‘malos’.

En el mundo de los negocios, la tecnología persigue rentabilidad, aunque muchas veces no sea lo conveniente para quienes la utilizan, o no la necesiten. Si se programa la obsolescencia de la tecnología vigente, reemplazando por una nueva, sin dar opción a los usuarios de decidir, la tecnología deja de ser neutral.

En los productos citados, los nuevos desarrollos tenían como objetivo, instalar nuevos negocios; aunque en muchos casos por parte de empresas que buscaban ingresar a un mercado, dejando fuera a otras, como el caso de la fotografía. Pero todo sucede desde el lado de la oferta, no desde el lugar de las necesidades sociales.

Recién cuando ciertos nichos y segmentos de consumidores, comenzaron a experimentar un retorno a lo analógico, algunas empresas comenzaron a explorar procesos que posibilitan integración de lo analógico con lo digital, combinando lo mejor de ambos mundos.

En este breve artículo, hemos intentado condensar algunas ideas, en relación con nuestras observaciones, de lo que sucede en un momento histórico con la digitalización y la reacción de los consumidores, lo cual deberá ser ampliado y profundizado, para evaluar los caminos que seguirá en el futuro este proceso.



[1] Se considera, a los efectos de este artículo, que el  lector está familiarizado con el concepto tradicional del Ciclo de Vida del Producto. Pero en caso contrario, en este trabajo se encuentra señalada bibliografía clásica, para ampliar sobre el tema.

[2] No es nuestro objetivo, ingresar en el debate de estos conceptos u otros asociados a la clasificación de los países, de acuerdo a su desarrollo económico-social, lo cual requeriría un trabajo específico; además de que existe numerosa y acreditada bibliografía sobre el tema en cuestión.

[3] Kotler Philip y Keller Kevin. Dirección de Marketing. 14a. edición. Pearson Educación, 2012. pp. 315-316. Utilizamos estos autores en particular, porque su obra se ha convertido en un clásico de la disciplina; aunque existen otros importantes autores sobre marketing, los mismos no se llegan a diferenciar, básicamente, de lo expuesto en el libro citado.

[4] Becerril Romo Antonio. Un vinilo para ayudar a medir la inflación.  Diario El Economista, México, 14 de marzo de 2024.  https://www.eleconomista.com.mx

[5] Sax David. Nuestro romance con lo digital se ha terminado. New York Times, 25 de noviembre de 2017. https://nyti.ms/2jZxaTY

[6] Aunque hay que destacar, que estas compañías habían trabajado en forma separada originalmente. También hay que señalar, que el nuevo formato, tenía un antecedente en el laser-disc, de efímera duración en el mercado.

[7] Para ampliar sobre este proceso, ver: Estapé José Antonio Pascual. La historia del CD: desde aquel primer disco de ABBA en 1982 hasta las cifras residuales de hoy en día. Computer Hoy, 8 de agosto de 2020. https://www.computerhoy.com/reportajes/tecnología/historia-cd-677439

[9] Pan-Montojo Nicolás. La resurrección del vinilo se queda a medias. 8 de febrero de 2023. https://theobjective.com/cultura/2023-02-06/resurreccion-vinilo-a-medias

[10] Para ampliar sobre el tema, un interesante artículo en este sentido: Andrade Juan. Píntalo de Negro. Diario Página 12, Suplemento Radar, Buenos Aires, 15 de octubre de 2006.

[11] Davis Johnny. El renacimiento del CD es real ¿porqué han aumentado las ventas un 50%? 1 de octubre de 2023. https://www.esquire.com/es

[12] Vega Martínez César. Empresa francesa vuelve a fabricar casetes de audio 20 años después que se frenara su producción.  19 de marzo de 2019. https://biobiochile.cl

[13] García Moreno Majo. A desempolvar el walkman, el casete gana terreno. 14 de abril de 2023. https://billboard.ar

[14] Las cintas de cesete en una segunda primavera: sus ventas se disparan en Reino Unido y EE.UU. 13 de marzo de 2022. https://www.eleconomista.es

[15] Molinari Carlos A. J. Estrategia e innovación. ¿Dimensiones en conflicto? Anales de la Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad Abierta Interamericana, T° I N° 2, Buenos Aires, 2005.

[16] Banco de imágenes producidas por estas cámaras, ver: https://www.gettyimages.es/fotos/camara-holga

[17] No estamos considerando aquí, la alta demanda de cámaras analógicas en el mercado de productos usados, uno de los canales preferidos por los consumidores que quieren ingresar en esta forma de fotografía, por encontrarse por fuera de los objetivos de este artículo.

[18] Peco Ramón. Crecen las ventas de cámaras fotográficas al mismo tiempo que caen las de teléfonos celularfes. 13 de diciembre de 2023. https://www.lavanguardia.com

[19] Di Nápoli Victoria. La vuelta del rollo. 12 de abril de 2023. https://www.anccom.sociales.uba.ar/2023/04/12/la-vuelta-del-rollo/

[20] Komura Yuko. La sorprendente pasión por lo retro en el ultratecnológico Japón. BBC News, 19 de enero de 2020. https://www.bbc.com/mundo/vert-cap-51133744