Ciencia, Epistemología y Administración
De la administrotecnia a la ciencia de la
organización
Parte II
II.- Ciencia, filosofía, epistemología y método científico.
En primera instancia, debemos explicitar que excedería a los objetivos del trabajo, un análisis pormenorizado de todas las ideas, teorías y debates que involucran a los conceptos que se expondrán. Entonces, se van a desarrollar algunas de las ideas en un recorte que, a juicio del autor, contribuyen a manifestar las principales teorías y conceptos en debate, para ser posteriormente utilizados y retomados en la exposición.
Ciencia, conocimiento, filosofía, epistemología y método
Gregorio Klimovsky, sostiene que, ciencia es “[…]un acopio de conocimiento que utilizamos para comprender el mundo y modificarlo”[1], aunque aclara que es un punto de vista estrecho, pues se deja de lado la actividad de los hombres de ciencia y los medios con que se produce el conocimiento científico, con lo cual desde el inicio de la obra analizada, estaría incorporando aspectos contextuales a la misma idea de ciencia.
Este
planteo, lo conduce a preguntarse que es el conocimiento,
para lo cual utiliza como punto de partida a Platón y los tres requisitos para
hablar de conocimiento: creencia, verdad y prueba. Esto lo considera como un
punto de partida provisional, agregando lo que según algunos epistemólogos es
característico del conocimiento científico, que es el método científico.
Concluye
que el método, está constituido por un conjunto de tácticas empleadas en la
construcción de la ciencia, que se van modificando en la historia de la misma,
alterando no solo el concepto de método, sino la misma noción de ciencia; con
lo cual, también introduce la idea de la mutabilidad del mismo concepto de ciencia,
relacionado con los cambios del método científico.
Pero entre
tantas tácticas empleadas en el método, aparecen algunas estrategias
fundamentales; utilizando como un ejemplo modelo a la física, plantea que la
misma utiliza el método hipotético deductivo y la estadística como estrategias.
Entonces el conocimiento, se podría caracterizar como el “[…]que se obtiene siguiendo
los procedimientos que describen estas estrategias básicas”[2].
Klimovsky,
desarrolla una serie de conceptos que son esenciales para el desarrollo de este
trabajo. En primera instancia, pensando a la ciencia en estrecha relación con
el método y los resultados que de éste se obtienen, distingue a la ciencia de
la filosofía, el arte y otros campos de la cultura. En un sentido, la operación
de este autor, aparece como enfocada más en las ciencias naturales que en las
ciencias sociales.
Incorpora
también, una unidad de análisis tradicional en la ciencia, como es la disciplina científica, que pondría el
énfasis en el objeto de estudio. Pero como los objetos de estudio pueden ir
cambiando, ser abandonados o readmitidos en otro momento histórico, prefiere
pensar en problemas básicos, que orientan líneas de investigación más que en
disciplinas, lo que lo conduce a introducir otra unidad de análisis, como es la
teoría científica. Esta es
conceptualizada como “[…]un conjunto de
conjeturas, simples o complejas, acerca del modo en que se comporta algún
sector de la realidad”[3];
por lo tanto problemas y teoría van de la mano, constituyéndose la teoría en la
unidad de análisis fundamental en la ciencia.
Con
respecto a la cuestión de la disciplina, Edgar Morin[4], la
conceptualiza de manera que, entendemos, va un poco más allá del propio objeto
de estudio, pues la piensa como una categoría organizacional dentro del
conocimiento científico, que instituye la división y especialización del
trabajo, responde a la diversidad de dominios de las ciencias y entre cuyas
características destaca que si bien está encuadrada en un conjunto científico
más vasto, tiende naturalmente a la autonomía, posee fronteras delimitadas,
constituida por una lengua, técnicas que elabora o utiliza y, eventualmente,
por teorías que le son propias.
Otra
cuestión en donde surgirían concepciones alternativas o, por lo menos, enfoques
diferenciales con otros autores, es en el planteo de Klimovsky acerca de la
separación entre ciencia y filosofía.
Ernesto
Giudici[5], desde
una posición marxista, también define a la ciencia como conocimiento de la
realidad, siendo un grado elevado de conocimiento, pues formula leyes y busca
precisión e inclusive, previsión. Entonces desde esa óptica, para Giudici “[…] todo conocimiento tiende a ser elevado
a la categoría de ciencia[…]”, con lo cual la filosofía y también el arte
entrarían en la categoría, sin dejar de lado lo propio de éste último; pero
habría unidad entre ciencia y arte, en cuanto a un saber preciso y la acción
hacia un fin y en un valor, siendo esto último particularmente importante, pues
va más allá de los medios.
Dice
Giudici, que si seguimos las posiciones de los matemáticos, la historia social
no sería una ciencia y, en este caso, se va hacia un naturalismo ignorante,
pues la ciencia se basaría en lo inferior sin llegar a lo superior, que es el
hombre social, desconociendo por lo tanto como el hombre conoce.
Para este
autor, en el método comenzamos por la historia, la lógica y la teoría del
conocimiento y no puede haber método superpuesto a la ciencia misma. El método,
es unidad de la ciencia –natural y social- y la filosofía, pues sin esta última,
el investigador no sabe cómo conoce, ni lo que conoce.
¿Qué es
entonces metodología para este autor? Es “[…]no
solo el estudio del método general y de los métodos particulares sino también
su unidad en un conjunto en el cual la lógica, que es lo teóricamente básico,
se completa con el proceso de conocimiento. Y es en ese conjunto lógica-proceso
del conocimiento donde tienen cabida lo inductivo y lo deductivo y todas las
normas y reglas del conocimiento en una dirección (en una decisión)”[6].
El conocimiento se basa en una relación histórica entre el objeto conocido y el
sujeto que conoce; por lo tanto es conocimiento desde el hombre social, el
hombre concreto.
Con lo
cual, la ciencia es conocimiento del hombre, pues si se desconoce a la historia
social como ciencia, se limita al objeto de la ciencia. Para Giudici, todo
conocimiento está históricamente limitado y el proceso de conocer, es una
ampliación creciente y cíclica de ese límite.
En esta
línea de pensamiento, Garaudy[7],
sostiene que se plantea una hipótesis, se comprueba con la práctica y esa
práctica, lleva a rechazarla o reformularla. Pero aunque una hipótesis sea
rechazada, conserva una verdad relativa y de la suma de las verdades relativas,
en forma creciente y aproximativa, siempre aproximativa, llegamos a la verdad
absoluta[8]. Para
agregar que como marxistas, la verdad absoluta no está detrás de nosotros,
adquirida y acabada, sino que se encuentra adelante; hay que conquistarla.
De regreso
a Giudici, éste plantea –en consonancia con el autor anteriormente citado-, que
el resultado de la ciencia, debe ser ubicado en la historia de la ciencia, pues
son inseparables. Pero en este proceso, la historia es lo primero, pues sin
ella no hay resultado.
Si cada
concepción o teoría surgen históricamente, es importante no solo la sucesión
cronológica –lo nuevo condicionado por lo previo-, sino también la actitud del
hombre ante las cosas; y es aquí donde influye la ideología. Esto lo lleva a
plantear que si el hombre de ciencia no se libera de ella, deforma y limita su
conocimiento pero, “Para liberarse,
necesita conocer a la ideología, es decir, saber filosofía y adoptar una
actitud “política” en el conocimiento mismo”[9].
Como
marxista, plantea que no hay ciencia de clase, pero si, que la ciencia se
desarrolla a través de concepciones y utilización de clase.
También
define el cientificismo, en el cual el científico se aísla en su dominio, sin
abarcar la totalidad del saber y definir en él la parte; o sea que este separa
la ciencia de la sociedad.
A diferencia
de Giudici, el marxista francés Louis Althusser[10],
distingue entre una ciencia y una filosofía. Esboza la existencia de dos
desviaciones dentro del marxismo: la de derecha, que suprime la filosofía y
solo deja la ciencia -el positivismo- y la que suprime la ciencia y deja la
filosofía -subjetivismo-. Para este autor la filosofía siempre está ligada a
las ciencias, pues las transformaciones en la primera son siempre un eco de los
grandes descubrimientos científicos y se producen luego de ellos; en resumen,
sin ciencia no habría filosofía. Pero se entiende, que hay un punto de contacto
con lo expuesto por Giudici, en cuanto a que para Althusser, “Las concepciones del mundo están
representadas en el terreno de la teoría (ciencias + ideologías “teóricas” de las
cuales se impregnan las ciencias y los científicos) por medio de la filosofía”[11].
Para este
autor, lo que en filosofía se denomina teoría del conocimiento, solo puede ser
una teoría de la historia del conocimiento, de las condiciones reales en que se
produce el conocimiento, tanto las materiales y sociales como las internas a la
práctica científica, pues esto constituye el corazón de la filosofía marxista.
Aquí surge claramente la confluencia entre lo expuesto por Giudici y por este
autor.
Entonces
conocer, para Althusser, es “[…] producir
el concepto adecuado del objeto por la puesta en acción de medios de producción
teóricos (teoría y método) aplicados a una materia prima dada”[12].
Complementando
lo expuesto por Giudici y Althusser, Garaudy[13] plantea
que la diferencia no está entre filosofía y ausencia de toda filosofía, sino en
sostener una filosofía explícita, que aleje conscientemente los límites que se
pretenden imponer a la investigación.
Marcelino
Cereijido sostiene que, “[…]la filosofía
es una disciplina científica porque elabora interpretaciones (idealismo,
racionalismo, empirismo, etc.) y sistemas filosóficos (de Aristóteles a Kant, a
Bunge) sin recurrir a milagros, revelaciones, dogmas ni al PdeA[14]”[15].
También
realiza una crítica a la división entre
ciencia básica y aplicada, pues plantea que no hay una epistemología para
entender y otra para aplicar, pues cuando no se sabe, hay que recurrir a la
ciencia, a la única; distinción de la cual culpa a la impertinencia
administrativa, al papel de los burócratas, pues no se puede aplicar algo que
no se tiene.
Para
finalmente decir que, tanto al científico como a la ciencia que aplica, los
produce la ciencia misma, con lo cual introduce la cuestión del receptor como
tema esencial para considerar el concepto de ciencia.
Pablo
Kreimer, aporta al tema del conocimiento[16] en la
ciencia desde el marco de la sociología de la ciencia. Este autor, si bien no
niega explícitamente en su artículo el planteo inicial de Klimovsky, en cuanto
al papel del método científico en el conocimiento, hace hincapié en como el
mismo es una actividad social, sustentándose en creencias como toda actividad
social; si bien son creencias científicas, que no se basan en el dogma ni son
inmutables.
Cuando
intervenimos en el mundo a partir del
conocimiento científico, lo hacemos desde nuestras representaciones, las cuales
están impregnadas de nuestra cultura, con lo que nuestro conocimiento no puede
ser otra cosa que una actividad social.
Alerta
sobre confundir “ciencia/conocimiento" con sus objetos de estudio, ya que
el objeto tiene sentido, a partir del conjunto de representaciones del
científico sobre lo que ve, con lo cual el conocimiento científico, podría ser
definido como el intento de dotar de sentido al mundo; el conocimiento sería
tratar de comprender los conceptos.
Al
observar como las ciencias fueron cambiando en la historia, se comprende el
carácter socio cultural de las mismas, oponiéndose esto a los conceptos de
verdad, objetividad e independencia.
Alan
Sokal, atribuye cuatro significados diferentes a la palabra ciencia[17]: una
empresa intelectual orientada al entendimiento racional del mundo natural y
social, con lo cual no difiere sustancialmente de lo expuesto por los otros
autores mencionados, pero agrega expresamente los dos mundos en que opera; el
otro significado, es el corpus de conocimiento sustantivo aceptado
corrientemente; luego la comunidad científica y la estructura social y
económica, con lo que amplía considerablemente el concepto de ciencia, aunque
ya hemos analizado como otros autores también van incorporando esta idea; y por
último incorpora la tecnociencia. Pero hace hincapié en que más allá de estos
significados, la ciencia es la expresión de una visión del mundo que da
primacía a la razón, la observación y una metodología para adquirir
conocimiento del mundo natural y social.
Aunque sus
ideas más importantes serán tratadas en el próximo capítulo, Edgar Morín[18], hace
un aporte que consideramos de peso, para comprender estos primeros conceptos
que venimos analizando de ciencia, conocimiento, método y teoría, que es el del
lazo inseparable entre el observador y la cosa observada -ya expuesto aquí en
la posición de Cereijido-, lo cual genera la imposibilidad de simplificar un
concepto de ciencia.
Regresando
a Klimovsky, otro de sus aportes importantes a la construcción de un concepto
de ciencia y de conocimiento, es la función del lenguaje, en cuanto a que el
pensamiento solo se transforma en propiedad social, como sería el caso de la
ciencia, cuando es comunicado a través del lenguaje.
Hay que
señalar aquí, en relación al lenguaje,
que éste es siempre histórico, si queremos vincularlo con la construcción del
conocimiento científico.
Klimovsky,
también plantea como de utilidad para el conocimiento científico, la acepción
de la palabra verdad, para lo cual recurre a Aristóteles, quien se refiere a lo
que denomina adecuación o correspondencia entre el lenguaje y la realidad, a lo
que sucede en ambas dimensiones. Pero asimismo, expone un sentido de verdad en
ciencias formales como la matemática, donde un enunciado es verdadero cuando es
deducible a partir de ciertos enunciados de partida.
Pero este
autor, centra la discusión en la ciencia entendida como conocimiento de hechos, Que el autor define como “[…] la manera en que las cosas o entidades
se configuran en la realidad, en instantes o en lugares determinados o en
general”[19];
entonces una afirmación que se refiere a la realidad resulta verdadera porque
describe un hecho, por lo que las ciencias fácticas –biología, psicología o
economía- pretenden dar cuenta de hechos que se manifiestan en un sector de la
realidad, a distinción de la matemática o la lógica, que son herramientas
colaterales de las ciencias fácticas. Es en este ámbito de las ciencias
fácticas, donde el concepto aristotélico de verdad resulta sustancial.
De acuerdo
a lo expuesto, un enunciado, producto del lenguaje, es verdadero si su
descripción coincide con lo que acontece en la realidad. Pero sostiene que el
concepto aristotélico no tiene relación con el conocimiento, pues una
afirmación puede ser verdadera sin que lo sepamos o en el estado presente del
conocimiento, no se puede establecer si es verdadera o falsa. Si la hipótesis
es una conjetura, un problema de la investigación científica, es establecer la
falsedad o verdad de una hipótesis.
También
establece que un enunciado, cuya verdad ha sido probada está verificado,
mientras que si se establece su falsedad ha sido refutado, aunque una
afirmación puede ser verdadera sin estar verificada o puede ser falsa sin haber
sido refutada.
Pensamos
que la definición de ‘hecho’ realizada por este autor, aplicable a la biología
o a la economía por igual, resulta insuficiente o, por lo menos, muy general,
para el estudio de ciencias que abarcan universos tan diferenciados como el
natural y el social.
En ese
sentido, entendemos que resulta más operativo para nuestro trabajo, una
conceptualización que distinga específicamente los hechos que se producen en
cada uno de estos universos, como la realizada por Emile Durkheim[20].
Este
plantea que hay fenómenos que se manifiestan en la sociedad, que se distinguen
específicamente de otros que estudian las ciencias de la naturaleza. Así, hay
creencias y prácticas que existían antes del individuo y, por lo tanto, existen
por fuera de él, como el lenguaje, el sistema de monedas o las prácticas
aceptadas en una profesión; se trata de modos de pensar o de existir que tienen
la propiedad de existir por fuera de la conciencia individual. De un tipo de
conducta o pensamiento exteriores al individuo “[…] que están dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud
el cual se imponen a él, lo quiera o no”[21],
con lo que se trata de hechos que no pueden confundirse con los fenómenos
orgánicos, pues consisten en representaciones y acciones, ni con los psíquicos,
que tienen existencia en la conciencia individual. Como constituyen una nueva
clase, este autor los califica como hechos sociales, aunque aclara que, no toda
coerción social excluye necesariamente a la persona individual.
El problema
es que para Durkheim, los fenómenos sociales son cosas y deben ser tratados
como tales y hay que considerarlos en forma independiente a los sujetos que se
forman una representación de ellos, estudiándolos desde fuera.
Independientemente de que lo desarrollado por Morin rebate este argumento, hay
que decir que pensamos que el concepto de hecho social, resulta más operativo
para la comprensión del fenómeno de la ciencia, el conocimiento y la
epistemología en el marco de las ciencias sociales, que la enunciación de
Klimovsky, aunque también deberemos analizar las limitaciones de este concepto
y los aportes de otros autores a la comprensión del fenómeno.
Otro de
los conceptos que Klimovsky se propone clarificar es el de epistemología, el cual diferencia de lo que algunos autores llaman
teoría del conocimiento o gnoseología, un sector de la filosofía. Para este
autor, se refiere a los problemas del conocimiento científico, como las
circunstancias históricas, sociológicas o psicológicas de su obtención; o sea
que trata de “[…] el estudio de las
condiciones de producción y validación del conocimiento científico”[22].
Vincula a
la epistemología, la filosofía de la ciencia, aunque la identifica como un
término más amplio, aunque con interconexiones, pero donde la epistemología sería
una disciplina, tal vez, independiente de la primera.
La
filósofa Esther Díaz, introduce algunas cuestiones que entendemos amplían
nuestro concepto de epistemología[23] -aunque
lo entendemos como complementario del esbozado por Klimovsky-, pues sostiene
que el discurso de la epistemología, se construye en la interacción con otras
prácticas en un marco histórico y, por lo tanto, su saber no es independiente
de las fuerzas sociales en cada época histórica.
Esta
autora, desnuda la epistemología que solo se ocupa de la historia interna de la
ciencia y propone, un abordaje del estudio de la ciencia, desde una visión que
incluye lo ético y lo político-social. Piensa que los estudios epistemológicos
deben expandirse a las relaciones de poder y de deseo, en las que se entreteje
el conocimiento científico.
Entonces
plantea una filosofía de la ciencia, que aspire al estudio de las teorías
científicas y sus validaciones, expandida a las relaciones planteadas en el
párrafo anterior, a la que denomina epistemología
ampliada, para evitar ocultar que la ciencia es, además de un dispositivo
de saber, uno de poder político.
Como hemos
desarrollado en esta primera parte, si bien aparentemente las ideas básicas
referidas a cada concepto, como ciencia, conocimiento, metodología o
epistemología son compartidas por autores pertenecientes a distintos marcos de
pensamiento, una profundización de las ideas conduce a diferencias, a veces
profundas, sobre que implica en realidad cada concepto; lo que se traduce en
una complejidad creciente cuando se trata de utilizar estos conceptos de modo
operativo, como el planteado en nuestro trabajo, que intenta vincularlos con la
teoría de la administración y estudiar, de esta manera, su estatus científico.
No
obstante, pensamos que cada uno de los autores que se han expuesto, realizan
aportes para una comprensión integral de cada concepto y, por otra parte, nos
demuestra como la construcción de conocimiento no es lineal, sino que su punto
de partida es la confluencia de múltiples perspectivas científicas, técnicas e
ideológicas.
Podríamos
entonces, a los efectos de este trabajo y en relación con lo desarrollado
precedentemente, enunciar una conceptualización provisoria de la ciencia, como una construcción social para el conocimiento
de la realidad –aunque siempre incompleto-, tanto la natural como la social, a
partir de la aplicación de un método que denominamos científico y que, en la
medida en que es social, no puede ser independiente de la ética y la política,
lo que es decir de la ideología, o sea de la filosofía. Así como que siempre,
el conocimiento científico, está inscripto en una historia social, que le da
sentido.
[1] Klimovsky Gregorio. Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la
epistemología. A-Z Editora, Buenos Aires, 1999. p. 21.
[2] Klimovsky Gregorio. ob. cit. p. 22
[3] Klimovsky Gregorio. ob. cit. p. 23.
[4] Morín
Edgar. Sobre la interdisciplinariedad.
Disponible en: http://www.pensamientocomplejo.com.ar/docs/files/morin_sobre_la_interdisciplinaridad.pdf
[5] Giudici Ernesto. Educación,
Revolución Científico-Técnica y Reorganización Universitaria. La Segunda Reforma. Ediciones del Centro
Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Buenos Aires, 2010.
[6] Giudici Ernesto. ob. cit. p. 32.
[7] Garaudy Roger. Introducción a la metodología marxista.
Ediciones del Siglo, Buenos Aires, 1974. p. 50.
[8] Aunque esta idea de
verdad absoluta, aún en ciencias naturales, entendemos debe ser debatida,
aunque no es objetivo de este trabajo.
[9] Giudici Ernesto. ob. cit. p. 35.
[10] Althusser Louis. La filosofía como arma de la revolución.
Cuadernos de Pasado y Presente, Argentina, 1972.
[11]
Althusser Louis. ob. cit. pp. 15-16.
[12]
Althusser Louis. ob. cit. p. 37.
[13]
Garaudy R. ob. cit. p. 61-62.
[14] PdeA por principio de
autoridad.
[15] Cereijido Marcelino. Entre el orden de lo conocido y el caos de lo ignorado. Revista
Exactamente, FCEN, UBA, Nº 47, Buenos Aires, abril 2011.
[16] Kreimer Pablo. Sobre
el conocimiento, la ciencia y la sociedad. Revista Exactamente, FCEN, UBA,
Nº 47, Buenos Aires, abril 2011.
[17] Sokal Alan. Qué
es la ciencia y porqué debería importarnos. Revista Exactamente, FCEN, UBA,
Nº 47, Buenos Aires, abril 2011.
[18] Morin Edgar. Introducción
al pensamiento complejo. Gedisa Editorial, Barcelona, España, 2005. p. 31.
[19] Klimovsky Gregorio. ob cit. p. 25.
[20] Durkheim Emile. Las reglas del método sociológico.
Alianza, Madrid, 1988.
[21] Durkheim
Emile. ob. cit. p. 57.
[22] Klimovsky Gregorio. ob. cit. p. 28.
[23] Díaz Esther. ¿Para qué
epistemología en tiempos aciagos? Revista Exactamente, FCEN, UBA, Nº 47,
Buenos Aires, abril 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario