Ciencia, Epistemología y Administración
De la administrotecnia a la ciencia de la
organización
En otras palabras, no existe (por lo menos en la
actualidad)
una sistematización completa de la racionalidad
científica,
y dudamos seriamente que pueda existir alguna.
Alan Sokal[1]
En este
capítulo, se ha optado por analizar solo aquellas ideas y/o autores, que a
juicio del autor, son relevantes para comprender el flujo principal del debate
y que impactan en el objetivo central de este trabajo.
Juan
Samaja introduce una hipótesis, acerca de que todo fenómeno contiene
contradicciones o atributos opuestos, por lo cual la ciencia, como fenómeno de
orden socio-cultural, también las contiene[2].
La que
denomina contradicción interna de la ciencia, surge de sus dos requisitos
esenciales: por una parte la exigencia de la universalidad o necesariedad y,
por la otra, de la exigencia de la comprobabilidad; si falta alguna de estas
exigencias no hay conocimiento científico.
Pero desde
lo semántico, se presenta que lo universal es lo contrario de lo particular,
pues solo esto último se puede constatar mediante una secuencia finita de pasos de
comprobación; pero lo universal está integrado por un número infinito de
elementos, por lo tanto no hay una secuencia de pasos para decidir sobre su
valor de verdad.
O sea que
para Samaja, no puede haber un conocimiento que sea al mismo tiempo universal y
comprobable. ¿Cómo entonces resuelve la ciencia esta cuestión?
Este
autor, identifica en la historia de la ciencia tres tradiciones, como las más
reconocidas, que intentaron resolver esta paradoja, ubicando a sus autores más
representativos en el período fundacional de la modernidad:
α) La
escuela Racionalista, cuyo representante más conocido fue Descartes
(1596-1650).
β) La
escuela Empirista, representada por John Locke (1632-1704).
δ) El
Historicismo, cuyo fundador fue Giambatista Vico (1668-1744).
En el
primer caso, Descartes sostiene que el principio que debe regir la búsqueda de
la verdad es la experiencia, su primera regla del método, eliminando el
principio de autoridad externa; es el hombre, el “yo”, la autoridad para
resolver si algo es verdadero o falso.
Hay una
singularidad del individuo que conoce,
pero Descartes confía en que ese sujeto singular es universal, pues cada “yo”
contiene el universo todo, entonces está en condiciones de constituir la verdad
universal.
Para
Descartes, la experiencia es la del intelecto, excluyendo los datos de los
sentidos como criterio de verdad.
Los
empiristas ingleses, de los cuales para Samaja, Locke es su principal
exponente, también reivindican la experiencia pero a diferencia de Descartes,
entienden como experiencia las vivencias sensoriales o psicológicas, pues Locke
rechaza la tesis cartesiana sobre las ideas innatas.
Para el
filósofo inglés, las ideas se forman desde la experiencia, por lo que su idea
central es la primacía de lo particular sobre lo general y, por vía inductiva, se construye lo general desde
lo que se puede experimentar.
La tercera
tradición citada, representada por Vico, pone también el acento en la
experiencia, pero esta última de manera distinta que Descartes o Locke, que
Samaja formula como "Si yo lo hago,
entonces yo lo conozco en su verdad"[3];
se puede conocer con verdad, con evidencia plena porque se ha hecho.
Puesta la
idea también en palabras de Samaja, se conoce verdaderamente si se conoce en
estado de génesis y solo se conoce en estado de génesis lo que el individuo
produce de manera activa. Pero aclara que para Vico, esto solo se aplica en el
campo de las ciencias humanas.
Immanuel
Kant (1724-1804), viene a representar el intento de búsqueda de una síntesis de
lo expuesto.
Por una
parte establece la irreductibilidad y la inseparabilidad de los lenguajes de la
ciencia, el teórico y el empírico y, por la otra, descubre la estructura del
mecanismo que posibilita correlacionar las sensaciones y los conceptos.
Según
Samaja[4], a
partir de Kant, quedan abiertas varias cuestiones epistemológicas propuestas
por este filósofo, pues para él, el conocimiento científico se produce mediante
la experiencia posible y los esquemas e imágenes aplicados a las experiencias
sensoriales provenientes de las cosas; o como plantea Klimovsky[5], las
condiciones preimpuestas a la percepción del aparato perceptual del ser humano
y el sistema de categorías –aclaremos, como lo dice Samaja, que se trata de
categorías del intelecto como contenido a
priori de la razón pura-, son la contribución subjetiva a la construcción,
entendimiento e inteligibilidad del mundo.
El
fundamento de validez en Kant, no proviene de estas experiencias naturales,
sino de la experiencia moral, donde se encuentra la síntesis originaria del yo
como función de la praxis social y la metafísica como funcionalidad de los
ideales de praxis[6].
Identifica
entonces Samaja –en un panorama que define como muy grosero-, algunas
relaciones de afinidad entre las opciones epistemológicas que deja abiertas
Kant y autores posteriores como Hegel, Marx, Wittgenstein, Heidegger, Popper,
Lakatos, Foucault, Lacan, Piaget, etc.
De acuerdo
al objetivo que nos habíamos planteado, vamos a analizar algunos de esos
autores que consideramos centrales en el desarrollo de la epistemología y el
método científico.
Popper, falsabilidad y método hipotético deductivo
Karl
Popper (1902-1994), cuya obra más relevante en este campo es La lógica de la investigación científica
(1934), propone el concepto de falsabilidad,
por el cual una teoría, para que pueda ser considerada científica, debe poder
hacer predicciones que puedan ser falsas en su comprobación en la realidad; la
teoría se contrastará con investigaciones y observaciones y si estas la
contradicen la teoría será falsa y se rechazará. En esta propuesta, nunca una
teoría puede probarse que sea verdadera, pues solo puedo comprobar una cantidad
finita de predicciones; en cambio con una observación que contradiga a la
teoría, la misma es falsa.
El otro
tema importante a considerar en el esquema de Popper, es el que se refiere a
las hipótesis. Como plantea Klimovsky[7]
refiriéndose al método hipotético deductivo que denomina en versión simple, sería
posible descartar una hipótesis a partir de que una observación se encuentre en
desacuerdo con una consecuencia observacional obtenida de la hipótesis; aunque
lo habitual sería realizar una serie de contrastaciones antes de descartar una
hipótesis.
Para
Klimovsky, si bien la refutación de una consecuencia observacional involucraría
su refutación, en la práctica científica es excepcional que esto suceda. Una
hipótesis, generalmente va acompañada de otras hipótesis y teorías
presupuestas, por lo que la contrastación afecta a todo ese conjunto, pues una
teoría no se puede considerar independientemente de las mencionadas
presuposiciones.
Popper
también plantea, que una hipótesis es científica cuando tiene consecuencias
observacionales que posibilitan ponerla a prueba mediante la contrastación; a
su vez que en el tema de las hipótesis, es más importante refutarlas que
corroborarlas.
Ricardo
Borrello, sintetiza los tres mundos o universos que distingue Popper y que son[8]:
a) El
Mundo 1, que es el de las cosas, de los objetos físicos.
b) El
Mundo 2, que es el de las experiencias subjetivas, de los procesos de
pensamiento.
c)
El Mundo 3, que es el de los contenidos del
pensamiento, de los enunciados. Incluye en un sentido amplio los productos de
la mente humana, como herramientas, instituciones y obras de arte y, en un
sentido restringido, los objetos específicos de la actividad científica, como
problemas, teorías y argumentos críticos, así como el contenido de revistas,
libros y bibliotecas.
El mundo
tres tiene existencia real pues opera sobre el mundo uno, pero con la intermediación
del sujeto pensante, o sea del mundo dos. Además de su entidad ontológica, el
mundo tres tiene también cierta autonomía, pues toda teoría presenta
consecuencias imprevistas e involuntarias que plantean problemas objetivos, más
allá de que sean percibidos o no.
Entonces
Popper identifica y diferencia dos contextos:
a) El
contexto de descubrimiento, donde se da la producción de teorías y que
corresponde al mundo dos, y que es tema, entre otras disciplinas, de la
psicología.
b) El
contexto de justificación, donde se evalúan las teorías científicas, que es el
contexto de interés para la epistemología.
Esto sirve
a Popper para dejar de lado en la epistemología no solo a la psicología sino
también a la teoría marxista, a las que niega su carácter científico.
También
hay que destacar que en Popper, la adopción de ciertas teorías e hipótesis no
implica un acercamiento a la verdad, si bien posteriormente introduce el
concepto de verosimilitud, donde Klimovsky sostiene que Popper parece
creer que en la medida que se desarrolla la ciencia, las hipótesis y teorías se
acercan a la verdad.
Kuhn y el paradigma
Thomas
Kuhn (1922-1996) en su libro La estructura de las revoluciones científicas (1962), introduce el concepto de paradigma,
el cual según Borrello[9] no
resulta claro, en un análisis que hace de la obra de este autor, rescatando dos
significados como preponderantes:
a) Un
paradigma, constituye una constelación de creencias, valores, técnicas, etc.,
compartidas por una comunidad científica determinada.
b) Se
refiere también a un elemento de esa constelación, como los ejemplares o los
modelos de solución de problemas que los científicos consideran relevantes.
También
Borrello, sintetiza las etapas del desarrollo de la ciencia según Kuhn. Una
primera sería la denominada preciencia,
en la cual todavía no se ha constituido un paradigma único. Luego continúa la
etapa del logro o de la ciencia normal,
donde se produce un avance relevante, que atrae a una cantidad importante de
científicos y sirve de modelo para la investigación posterior; se constituye
así el primer paradigma.
El
paradigma entonces, adquiere estatus como tal pues demuestra su capacidad para
resolver aquellos problemas que la comunidad científica considera importantes,
aunque su éxito nunca es completo, Pues siempre quedan problemas -que Kuhn
denomina enigmas- y observaciones por resolver. El paradigma es así una prueba
de éxito, aunque promesa, y la ciencia normal es la realización de esa promesa.
Posteriormente
se ingresa en una etapa de crisis,
pues el trabajo del investigador se concentra en las cuestiones que el
paradigma tiene aún por resolver y es en esa situación donde surgen anomalías, que están en contradicción
con el paradigma vigente. Como los científicos no renuncian fácilmente al
paradigma, como sostiene Borrello, las anomalías no son consideradas al igual
que las falsaciones popperianas, sino que se trata de cuestiones a resolver.
Cuando esto no se puede superar, se aplican las reglas de una forma distintiva,
pero no se abandonará el paradigma vigente hasta que no surja un candidato
alternativo.
Se ingresa
entonces en una nueva etapa, la de una revolución
científica, donde la comunidad genera un nuevo consenso sobre un paradigma
candidato al reemplazo del anterior.
El otro
tema relevante que desarrolla Kuhn, está relacionado con lo que denomina la inconmensurabilidad,
que es buscar respuesta al problema de como se pueden comparar los distintos
paradigmas. En ese sentido, sostiene que los paradigmas son inconmensurables en
al menos tres planos:
a) En
el plano conceptual, en la medida en que no pueden reducirse a relaciones
lógicas de inclusión, exclusión e intersección.
b) En
el plano ontológico, pues los compromisos ontológicos varían de un paradigma a
otro. Como cambian las percepciones, aun cuando el objeto observado sea el
mismo, si se percibe de manera distinta se dificulta la comunicación entre
paradigmas.
c)
En el plano metodológico, pues distintos paradigmas
contienen métodos e instrumentos diferentes, tanto intelectuales como
materiales.
Entonces
existe inconmensurabilidad entre dos teorías cuando sus lenguajes no son
completamente traducibles entre sí. No se pueden traducir una a una las
afirmaciones de una teoría a la otra, lo que no impide comprender la otra
teoría. Lo que se modifica entre las dos teorías, es la forma en que se
clasifican los objetos. ¿Cuáles son las características del cambio de
clasificación?
Por una
parte son holistas, ya que afectan a
un conjunto de categorías interrelacionadas
y no a categorías aisladas. Y por otra parte estos cambios son locales,
en la medida que afectan a un grupo de términos interrelacionados, quedando una
base semántica común entre las distintas teorías.
Cuando no
se puede traducir término a término, los miembros de una comunidad pueden
adquirir el léxico de la otra, pero manteniéndose en su comunidad. Kuhn denomina
a estos léxicos, esquemas conceptuales.
Borrello
también cita una conferencia de Kuhn del año 1973[10],
acerca de los criterios a tomar en consideración al momento de la elección
teórica, que son la precisión –las
predicciones deben coincidir con los resultados de la investigación y
observación-, coherencia –interna y
con otras teorías aceptadas-, amplitud
–las consecuencias deben extenderse más allá de su destino original-, simplicidad –deben servir para ordenar
fenómenos que se considerarían aislados sin su presencia- y fecundidad –debe revelar nuevos
fenómenos-.
Pero según
Kuhn estos criterios pueden entrar en conflicto, quedando la elección
indeterminada, dependiendo de los factores individuales del científico; estos
factores subjetivos son los factores que tienen que ver con la historia del
científico como tal, los que tienen su origen en alguna causa externa y los que
tienen relación con la personalidad del científico.
Lakatos y el Programa de Investigación Científica
Imre
Lakatos (1922-1974), quien se considera continuador y superador de Popper y a
la vez que influenciado por Kuhn, sostiene que “[…] mi concepto de un “programa de investigación” puede concebirse
como una reconstrucción objetiva, perteneciente al tercer mundo, del concepto
socio-psicológico de paradigma de Kuhn…”[11].
Según este
autor, el programa de investigación consta de:
a) Un
centro firme, irrefutable por
decisión de sus defensores, que incluye leyes y supuestos fundamentales del
programa.
b) Un
cinturón protector de hipótesis
auxiliares contra las que se dirigen las refutaciones y que puede ser ampliado
o ajustado o sustituido cuantas veces sea necesario.
c)
La heurística
negativa y la heurística positiva.
La heurística negativa es la que sostiene que no se pueden rechazar los
supuestos fundamentales del programa mientras que la positiva, son sugerencias
o pistas de cómo cambiar o desarrollar versiones refutables del programa.
Lakatos
propone una manera particular de concebir la historia de la ciencia en la tarea
epistemológica, dividiendo la misma en historia
interna y externa.
La interna
incluye las variables pertinentes para analizar las cuestiones metodológicas,
como sería el cambio de una teoría en un determinado momento.
La externa
es aquella que no proviene del ámbito específico de la ciencia, pero que puede
promover o impedir los cambios en las teorías; sería el caso de la ideología,
prejuicios y factores culturales, sociales y económicos. Esta última, para
Lakatos, no es pertinente como base empírica de la epistemología.
Feyerabend, anarquía y pluralismo
La obra
más conocida y relevante para nuestro estudio de Paul Feyerabend (1924-1994),
es Tratado contra el método: esquema de
una teoría anarquista del conocimiento
(1975), aunque escribió otros trabajos en donde profundiza alrededor de sus
ideas.
Para este
autor, existe un intento de homogeneizar la ciencia, que no considera el
trabajo del investigador científico, quien actúa como un oportunista cuando
selecciona métodos para alcanzar sus objetivos.
Realiza
una crítica del discurso de la historia de la ciencia, pues para él, la ciencia
no estudia hechos desnudos sino que hace interpretaciones de esos hechos, lo
que los vuelve teóricos.
Debido a
la posición hegemónica en la sociedad del conocimiento científico, quedan en un
segundo plano las intuiciones que podrían mostrar las discontinuidades y los
contextos socio históricos, de manera que se muestra a los científicos como
carentes de opiniones, o actuando por fuera de un contexto cultural, cuando en
realidad la ciencia es una construcción en un determinado entorno.
En ese
marco, la epistemología de Feyerabend, plantea un recorrido para el
investigador que le posibilite adecuarse a su contexto social, político,
tecnológico y cultural.
A pesar de
su crítica a las reglas, que fueron transgredidas en muchas oportunidades por
los científicos para alcanzar resultados, acepta que la investigación cuenta
con principios orientadores, pero derivados del propio proceso y no de una
concepción abstracta de la racionalidad. Cada investigador va definiendo
criterios de validación, lo que da origen a la multiplicidad.
También
define el oportunismo metodológico,
que piensa como constitutivo de la práctica científica, por lo cual todos los
métodos son bienvenidos; es por ello que recomienda la utilización de puntos de
vista, teorías y metodologías diferentes. Esto lo conduce al todo vale, por lo
cual se pueden llegar a aceptar puntos de vista que se encuentran por fuera de
la propia ciencia.
Se
entiende que más allá de algunos aspectos cuestionables, lo que introduce
Feyerabend es una interpelación a la rigidez del discurso científico y al
método, pues introduce con mucha fuerza la idea de la subjetividad, en la
medida en que la investigación científica está dada en circunstancias
históricas, sociales e individuales determinadas.
Bourdieu y el
concepto de campo
Pierre Bourdieu (1930-2002), construyó, desde el campo
de la sociología, el concepto de campo,
que define como “[…] espacios
estructurados de posiciones (o de puestos) cuyas propiedades dependen de su
posición en dichos espacios y pueden analizarse en forma independiente de las
características de sus ocupantes (en parte determinados por ellas)”[12].
El campo es un espacio que encuentra su razón de ser en
la realización de actividades sociales diferenciadas, lo que lo distingue de
otros campos, operando con cierto nivel de autonomía, pero también con un
cierto nivel de dependencia, ya que el campo se encuentra situado en la
sociedad como conjunto. Estos campos poseen a su vez leyes de funcionamiento
generales, como sería por ejemplo el campo de la ciencia.
En un campo siempre se va a encontrar una lucha, entre
el recién llegado que, según Bourdieu, trata de romper los cerrojos de entrada
y el dominante, que trata de defender su monopolio e impedir la competencia.
Un campo, por ejemplo el científico, se define a partir
de lo que está en juego y los intereses específicos “[…] que son irreductibles a lo que se encuentra en juego en otros campos o a sus intereses propios […]”[13].
A su vez la estructura de un campo, sostiene Bourdieu
es un estado de la relación de fuerzas existentes entre los agentes de ese
campo que intervienen en la lucha o, lo que es lo mismo, en la distribución del
capital específico del campo, que se
acumuló durante luchas anteriores y orienta las estrategias en las luchas
posteriores.
Quienes, en la relación de fuerzas, monopolizan el
capital específico, que es el fundamento del poder y la autoridad dentro del
campo, se inclinan a sostener estrategias conservadoras, mientras que quienes
poseen menor capital específico, que suelen ser los recién llegados, los más
jóvenes, se inclinan hacia estrategias de subversión, es decir las herejías
como las denomina Bourdieu.
La herejía, ligada generalmente a la crisis, es una
ruptura crítica que junto con la doxa obliga
a las fuerzas dominantes a producir un discurso que defienda la ortodoxia.
Este nuevo concepto que introduce el sociólogo francés,
muestra como cualquier proceso, el científico en nuestro caso, está marcado por
las distintas fuerzas que se mueven dentro de un campo de acción; y que se
torna imprescindible incorporar este análisis cuando se habla del proceso de
construcción del conocimiento, que nunca sería puro en un laboratorio –ya Kuhn
había incluido los factores subjetivos-, sino que también debe incorporar las
luchas por el poder en el campo científico, o lo que es lo mismo, quien
investiga, qué se investiga, en qué líneas, que metodologías son aceptadas y cuáles
no.
Morin y la
epistemología de la complejidad
Edgar Morin, desarrolla su teoría de la complejidad, a
partir de la crítica del distanciamiento entre ciencia y filosofía, que priva a
la ciencia de toda posibilidad de conocerse y de reflexionar sobre sí misma,
aislando a los que denomina los tres grandes campos del conocimiento
científico: la física, la biología y la ciencia del hombre; critica también la
simplificación, que reduce lo complejo a lo simple, desgarrando y fragmentando
el tejido complejo de la realidad[14]. Por ello, piensa que el
pensamiento basado en la simplificación no puede concebir la conjunción de lo
uno y lo múltiple.
Entonces establece su concepto de complejidad: “A primera vista la complejidad es un tejido
(complexus[15]:
lo que está tejido en conjunto) de constituyentes heterogéneos inseparablemente
asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple. Al mirar con más
atención, la complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones,
interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro
mundo fenoménico”[16].
Lo expuesto, evidencia para Morin la necesidad de
aplicar el pensamiento complejo, remarcando que las disputas epistemológicas
entre Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend y otros, pasan por alto la complejidad.
Cita para reafirmar su posición a Bachelard, quien sostiene que lo simple no
existe, solo existe lo simplificado; también a Georg Lukács, que manifiesta que
lo complejo debe ser concebido como elemento primario existente.
Morin desarrolla entonces una epistemología de la
complejidad, donde toma distancia del relativismo absoluto, el que denomina el
escepticismo de Feyerabend, pues piensa “[…]que
la aspiración a la totalidad es una aspiración a la verdad y que el
reconocimiento de la imposibilidad de la totalidad es una verdad muy
importante”[17];
apoyándose para esta idea en una frase de Adorno, que dice que la totalidad es
la no verdad y esta frase lo lleva a sostener que ha renunciado a toda
esperanza de una doctrina y un pensamiento verdaderamente integrados. Idea con
la cual no acordamos, pero que escaparía a los objetivos de este trabajo su
desarrollo.
En este sentido, podemos
acudir al pensamiento de Karel Kosik[18],
para quien comprender un fenómeno marca el acceso a la esencia del mismo, pues sin
la manifestación del fenómeno la esencia seria inaccesible; por lo que el
método dialéctico nos posibilita acceder a la esencia del fenómeno para
comprenderlo. Proceso que viabilizará
analizar la realidad social de los hombres como unidad dialéctica de sujeto y
objeto, éste último como parte de un todo; y el movimiento de la parte al todo
y del todo a la parte permite conocer la realidad como dialéctica de la
totalidad concreta en la que se reproduce idealmente la realidad en todos sus
planos y dimensiones. Una totalidad que no significa todos los hechos sino un
conjunto estructurado y dialéctico, en el cual puede ser comprendido cualquier
hecho (clases de hechos, conjunto de hechos).
Otro tema que Morin resalta en su intento de desarrollo
de un pensamiento lo menos mutilante posible y lo más racional posible, es que
respeta los requisitos para la investigación y verificación propios del
conocimiento científico y, los requisitos para la reflexión propuestos por el
conocimiento filosófico.
Igualmente piensa, siguiendo a Holton y a Popper, que
dentro del conocimiento científico hay ideas generales ocultas; o sea que el
científico tiene ideas acerca de la verdad, de la relación entre lo racional y
lo real, ideas ontológicas sobre la naturaleza del mundo.
Su idea de complejidad incluye la imperfección, porque
incluye la incertidumbre y el reconocimiento de lo irreductible. Pero la idea
fundamental no es que la esencia del mundo es compleja y no simple, sino que
esa esencia es inconcebible.
En la ciencia, en el nivel de su sociología, ve un
antagonismo complementario entre el principio de rivalidad entre teorías y el
principio de unanimidad, de aceptación de la verificación y la argumentación.
También incorpora el azar, indispensable pero que nunca
está solo ni lo explica todo. Entonces propone en su programa, una
potencialidad reorganizadora incluida en la auto-organización que reciba el
acontecimiento aleatorio.
La otra cuestión a la que presta atención es la del
orden, para sostener que orden, desorden y organización son interdependientes y
ninguno es prioritario.
Asimismo, plantea una definición de paradigma, que se
diferencia de lo expresado por Kuhn y que expresa como: “Un paradigma es un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción,
disyunción, exclusión) entre un cierto número de nociones o categorías
maestras. Un paradigma privilegia ciertas relaciones lógicas en detrimento de
otras, y es por ello que un paradigma controla la lógica del discurso. El
paradigma es una manera de controlar la lógica y, a la vez, la semántica”[19].
Con respecto a las distintas posiciones que hemos
expuesto en este trabajo sobre ciencia y filosofía, piensa que la unión de
ambas es difícil pero posible, aún en el estado de disyunción en que se encuentran.
Expone igualmente la compleja relación entre la ciencia
y la sociedad, pues a través de instituciones científicas y académicas, la
ciencia se ha transformado en una institución. Influye sobre la sociedad pero,
a la vez, sufre la determinación tecno-burocrática de la organización
industrial del trabajo.
Finalmente, para Morín la razón es evolutiva y el
riesgo es que la sofoque la racionalización, un concepto vinculado a los
desarrollos de Horkheimer, Adorno y la Escuela de Frankfurt.
Algunas conclusiones
provisorias para esta etapa
Hay algunas conclusiones que pensamos que podemos
extraer, aunque sea en forma provisoria, sobre la evolución que hemos expuesto
en relación con la ciencia y la epistemología.
Básicamente podemos decir que la ciencia es una
construcción social, que sucede en un determinado contexto histórico y, por lo
tanto, en relación con otras variables que operan en el ámbito de lo humano
como las económicas, las políticas, las tecnológicas y las culturales. Esta
situación, conduce a que la determinación sobre que se investiga, como se lo
hace, con qué intereses, deba ser incorporada a cualquier debate sobre ciencia,
epistemología, conocimiento y metodología, por los condicionamientos que impone
el conjunto social al hecho científico.
Entonces la investigación científica, no se realiza
solo por el descubrimiento sino que, en nuestro mundo contemporáneo, las líneas
de investigación tienen relación directa con el tema económico; pensado desde
Marx, el capitalismo todo lo transforma en mercancía.
Podemos decir, por lo tanto, que si la ciencia es una
construcción social, donde juegan conflictos e intereses públicos y privados,
el concepto de campo desarrollado por Bourdieu nos posibilita estudiar la
dinámica de la ciencia en el marco de la institución científica[20]; así como el método
dialéctico, nos permitirá el acceso a la comprensión de los hechos analizados.
[1] Sokal Alan. Más allá de las imposturas intelectuales.
Ciencia, filosofía y cultura. Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, España,
2008. p. 238.
[2] Samaja Juan. El
lado oscuro de la razón. JVE Ediciones, Buenos Aires, 1996. p. 23.
[3] Samaja Juan. El lado oscuro…ob. cit. p. 49.
[4] Samaja Juan. Epistemología y Metodología. Elementos para una teoría de la
investigación científica. Eudeba, Buenos Aires, 2006. pp. 74-75.
[5] Klimovsky Gregorio. Las desventuras...ob. cit. p. 105.
[6] Ver al respecto el
cuadro de p. 76 en Samaja Juan. Epistemología...ob.
cit.
[7] Klimovsky Gregorio. Las desventuras...ob. cit. P. 145.
[8] Borrello Ricardo. Epistemología de la economía. Validación,
significado y realidad en la teoría económica. Ediciones Cooperativas,
Buenos Aires, 2006. pp. 45-46.
[9] Borrello Ricardo. Epistemología
de la economía...ob. cit. pp. 53-72.
[10] Borrello Ricardo. Epistemología de la economía…ob. cit. pp.
68-69.
[11] Reproducido por Borrello
Ricardo. Epistemología de la economía…ob.
cit. p. 72.
[12] Bourdieu Pierre. Campo de poder, campo intelectual.
Quadrata Editorial, Buenos Aires, 2003. p. 89.
[13] Bourdieu Pierre. Campo de poder…ob. cit. p. 89.
[14] Morin Edgar. Introducción…ob. cit. p. 30.
[15] En el original en
itálica.
[16] Morín Edgar. Introducción…ob. cit. p. 32.
[17] Morin Edgar. Introducción…ob.
cit. p. 137.
[18] Kosik Karel. Dialéctica de lo concreto: estudio sobre los
problemas del hombre y el mundo. Grijalbo, México, 1967.
[19] Morin Edgar. Introducción…ob. cit. pp. 154-155.
[20] Utilizamos el concepto
institución en el sentido que lo hace René Lourau en El análisis institucional, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1988.
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