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Guillén Manuel. El nacimiento de la
mentalidad empresarial. Revista Dialéctica, nueva época, año 34 Nº 43,
México, primavera verano 2011. pp. 19-27. Comprender la empresa moderna,
implica necesariamente comprender la mentalidad y, por lo tanto, las ideas de
la clase social que les da origen. El autor, analiza con lucidez, como a partir
del año 1492, con el descubrimiento de América, se inicia un proceso de
desarrollo de la burguesía, que va configurando lo que piensa un empresario y como
esa mentalidad se fue trasladando a la empresa moderna, trazando una línea de
continuidad entre esos primeros emprendedores y los gerentes de las grandes
compañías. Si bien el autor dispone de poco espacio para desarrollar un tema
sumamente complejo, que arranca obviamente mucho tiempo antes que el expresado,
consigue disparar una serie de cuestiones que posibilitan entender algunos de
los porqué en el comportamiento de las empresas en la sociedad contemporánea.
Disponible en: http://www.revistadialectica.org/43/archivos/43_mentalidad_empresarial.pdf
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lunes, 19 de mayo de 2014
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Rodríguez Marcelo. ¿Y dónde está el
piloto? Diario Página 12, Suplemento Futuro, 17 de mayo de 2014. No es un
artículo académico, sino un trabajo periodístico; pero la profundidad del
análisis aporta quizás mucho más para el estudio de la teoría de la
organización y la gestión de éstas, que muchos libros y artículos académicos
que se limitan a repetir fórmulas y lugares comunes. El trabajo analiza,
durante el siglo XX y los inicios del XXI, las relaciones entre el hombre y la
máquina, aunque deberíamos decir que nos ayuda a estudiar como estas relaciones
se entrelazan con el disciplinamiento del trabajo, el papel de la tecnología en
los cambios sociales y, por lo tanto, en los sistemas de producción, el tema de
la información y el poder en las organizaciones, la problemática del liderazgo
y, en definitiva, el estado de desarrollo actual del capitalismo. Altamente
recomendable si se quiere analizar no solo el presente de las organizaciones
sino sus tendencias hacia el futuro. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-3015-2014-05-19.html
lunes, 28 de abril de 2014
LECTO ESCRITURA Y ACTIVIDAD DOCENTE EN LA ENSEÑANZA DE ADMINISTRACIÓN
Mg.
Carlos A. J. Molinari
“La ilusión de ser otro que nos promete la lectura
nunca defrauda,
porque terminamos siéndolo. No un personaje u otro,
sino un hombre o una mujer distintos.
En algún punto del camino nos encontramos
con una versión más acabada y rica de nosotros
mismos.
Y ya no volvemos a ser aquel que fuimos antes de
leer”.[1]
Claudia
Piñeiro
La frase
del inicio, que se refiere a la literatura y no a la lectura de materiales
académicos, expresa no obstante, en toda su dimensión, el papel transformador
de la lectura.
Uno de
los problemas que encontramos los docentes que nos desempeñamos en el ámbito de
las ciencias sociales y, en particular en las económicas, es la baja capacidad
de lectura y, a su vez, comprensión de los textos leídos, que poseen nuestros
alumnos.
Se
atribuye esta situación al contexto socio-cultural y económico, que impulsa a
los niños y adolescentes al abandono de la lectura y su reemplazo por otras interfases
de vinculación con el conocimiento del mundo que los rodea, como son la
televisión, las computadoras y su interacción a través de internet y el
teléfono celular y, su también interacción a través de las redes de los mismos
y las denominadas redes sociales.
Independientemente
de que la utilización de algunas de las interfases que hemos citado, implican
lectura y escritura, el problema al que se enfrenta la actividad docente es que
lo que los alumnos entienden por lecto-escritura, se encuentra a una distancia
importante de las necesidades de un curso universitario en relación con este
tema.
No hay
dudas, que los alumnos que ingresan en esta etapa histórica a la Universidad,
corresponden a una generación que autores como el italiano Franco Berardi denominan
post-alfabética. No han sido formados
en la lectura y el pensamiento reflexivo que la misma produce, sino que se han
relacionado con su entorno a partir de la imagen y, en el caso de la palabra
escrita, con la instantaneidad, con la velocidad que imprime internet o la
telefonía celular y la fragmentación resultante.
Quienes
ejercemos la actividad docente, debemos concentrar esfuerzos en impulsar el
pensamiento reflexivo, que son posibilitados por la lectura y la escritura,
pues como sostiene Carlo Ginzburg, “La
hegemonía de la cultura escrita sobre la cultura oral fue fundamentalmente una
victoria de la abstracción sobre el empirismo”[2].
Frente a
este objetivo, surge el obstáculo mencionado al comienzo sobre el casi nulo
hábito de lectura y comprensión por parte del destinatario de nuestra
actividad. Pero el abordaje de esta situación, no es sencillo, pues sus causas
no responden a un análisis lineal y mecanicista, sino que necesitan de un
análisis sistémico para su comprensión, así como para encarar caminos de
solución en el marco del trabajo áulico.
Debemos
preguntarnos, si es que los alumnos que recibimos en nuestros cursos leen menos[3], o lo hacen a partir de
otras interfases y desde otros esquemas mentales. ¿A qué nos referimos con
esto?
Primero,
que si las nuevas generaciones están siendo formadas en el conocimiento de su
contexto a partir del predominio de medios audiovisuales, es lógico suponer que
son éstos los mecanismos de conocimiento que utilizan en una primera instancia.
Este tipo de medios, permiten acceder a datos en forma instantánea, donde en
poco tiempo es posible acumular gran cantidad de los mismos. El problema reside
en que son solo datos, pues no hubo tiempo de procesarlos; por lo tanto es
información fragmentada que debe ser necesariamente reelaborada para que la
misma esté dotada de sentido.
Por otra
parte, también hay que considerar que esos datos provienen de medios
electrónicos, como la televisión, la computadora –en sus distintas versiones- o
el teléfono celular, lo que conduce a una relación de cercanía con estas
tecnologías, que aleja de otras como la del libro.
A lo
expuesto, debemos incorporar como un dato más del contexto argentino, la falta
de articulación entre la escuela media y la universidad para encarar políticas
conjuntas destinadas al abordaje de este problema.
En este
cuadro de situación, el objetivo de este breve artículo, es reflexionar acerca
de algunas metodologías que se podrían desarrollar en el marco de una
estrategia áulica, desde nuestras Universidades, para mejorar la calidad de
lectura y escritura de nuestros estudiantes, impulsando en ellos el pensamiento
reflexivo al que nos habíamos referido, tan importante para comprender una
sociedad que no solo se nos presenta como cambiante en forma acelerada, sino
también inestable para nuestra vida personal y para la supervivencia de la
especie.
Resulta
evidente, que los alumnos se encuentran más familiarizados con la utilización
de internet que con los libros, para cualquier actividad que realizan, entre
ellas el estudio. Entonces la pregunta es, porqué no utilizar esta capacidad de
vinculación con lo audiovisual, para potenciar la lectura y la escritura.
¿Cómo se
podría lograr? Por ejemplo, utilizando la formidable base de datos que
representa la red. El docente puede facilitar al alumno el acceso a documentos
audiovisuales, sobre el o los temas que se encuentre trabajando en el curso en
ese momento. Pero no para que simplemente se los lea y luego se traslade al
aula su conclusión en forma oral, sino que se debe impulsar el análisis y su
traducción al lenguaje escrito. De esta forma, se genera el encuentro del
alumno con la terminología específica de la disciplina y, a su vez, el
desarrollo de una escritura también vinculada a la misma. Esta actividad no
reemplaza la lectura de bibliografía, pero puede alternarse con la misma, para
posibilitar una mejor comprensión de cada tema a partir de herramientas que el
alumno conoce y por otra parte, cumplir el objetivo de desarrollar la capacidad
de escritura en lenguaje profesional.
Otra
situación también vinculada a la utilización de la red internet, es la
relacionada con la lectura propiamente dicha. Debemos aceptar que los alumnos
leen cuando se conectan a la red a través de una computadora, aunque no lo
hacen utilizando como intermediario el libro.
En este
punto, hay que aceptar que el libro en el formato en el cual lo conocemos, es
el producto de un desarrollo histórico y que, el hecho de que no siempre fue
así, nos está diciendo que tampoco lo será para siempre.
De
hecho, el ser humano ha expresado su imaginario y el conocimiento del mundo que
lo rodea, en el devenir histórico a partir de imágenes antes de la escritura. Y
cuando ésta última –en sus distintas formas- comenzó a ser utilizada, lo hizo
sobre paredes de piedra, cortezas vegetales, madera, pieles animales, hasta
llegar al papel y posteriormente al libro. Lo importante es el contenido de la
escritura y no el formato; esta es la base sobre la que debemos trabajar; sin
dejar de reconocer la importancia del libro en la masificación de la lectura,
papel en el cual las tecnologías digitales pueden ser un sucesor.
No
interesa la interfase que se utiliza para leer, pues de hecho creo que
marchamos hacia una profundización en la utilización del libro en formato digital,
aunque no pienso que el libro como lo conocemos vaya a desaparecer en un corto
lapso de tiempo. No obstante, si el alumno está familiarizado con las
herramientas digitales de lectura, con ellas se debe trabajar con el mismo
objetivo que hemos expuesto: provocar el pensamiento reflexivo. Es en este
espacio, donde el docente debe jugar un papel activo, orientando al alumno.
Nuestro
punto de partida debe ser, que no importa la cantidad de material disponible
presente en las bases de datos en internet. Esto es irrelevante a nuestros
fines, ya que como manifestara Ricardo Piglia, la imagen es instantánea
mientras que para leer se necesita tiempo; leemos a la misma velocidad que en
los tiempos de Aristóteles; lo que interesa es la calidad y no la cantidad, que
frente al hecho mencionado se transforma en contraproducente.
Por lo
tanto, el docente puede aprovechar la predisposición del alumno a las búsquedas
en internet para orientarlo hacia el encuentro con materiales relativos a la
disciplina en que se está trabajando. La guía del docente se torna esencial
para discriminar cuando un trabajo puede ser seleccionado como relevante y
cuando no para la asignatura bajo estudio.
La
figura de la monografía se revela así como un instrumento extremadamente útil,
pues posibilita al alumno la búsqueda bajo la guía experta del docente de
material sobre el tema elegido; posteriormente, un trabajo de preselección a
partir de la lectura del mismo a los fines de la monografía. Y finalmente
deberá encarar la escritura de la monografía donde deberá exponer en el
lenguaje técnico de la disciplina.
Las
ideas expuestas, aún con las limitaciones que impone la brevedad de este tipo
de texto, giran alrededor de la idea de que las nuevas tecnologías digitales,
no solo no deben ser demonizadas como opuestas al libro y la consiguiente
lectura, sino que pueden ser un aliado relevante para mejorar en nuestros
alumnos sus capacidades de lectura y escritura.
Debemos
estar preparados para que en las próximas generaciones, el peso en la utilización
de estas interfases para relacionarse con la palabra crezca en forma
exponencial. Pero igual que cuando el libro reemplazó a los manuscritos, esto
representará un salto cualitativo para la humanidad, en la medida en que
ampliaremos nuestro horizonte para leer y escribir. La web 2.0, la nueva 3.0 y
los saltos tecnológicos a los que asistiremos, impulsarán la necesidad de
nuestros alumnos de leer y escribir, pues todos podrían transformarse en
escritores, con las limitaciones que esta frase encierra. El papel de los
docentes es orientar en la selección y calidad de los materiales de lectura.
Las
metodologías de trabajo que aquí se proponen, están siendo experimentadas por
quien esto escribe en sus cursos, donde hasta ahora los resultados son
altamente prometedores.
No se
está proponiendo un abordaje exclusivo a partir de la utilización de las redes
y las tecnologías digitales, pues lo descripto no invalida la utilización de
otros métodos. Como por ejemplo el de la lectura crítica de los textos, que al
soslayar la simple lectura con fines memorísticos, posibilita al alumno el
análisis del texto seleccionado a la luz de otros autores leídos en el propio
curso o, en otros momentos[4].
O el
caso de metodologías más tradicionales, como es la lectura de varios autores
con fines de establecer relaciones entre sus conceptos, los cuales al ponerse
por escrito, van familiarizando al alumno con la terminología propia de la
disciplina.
Como ya
se ha expresado, el objetivo de este trabajo es solo el de exponer algunos
caminos que se pueden seguir en el aula, a los efectos de promover actividades
de lecto-escritura que mejoren la capacidad de nuestros alumnos y potencien su
formación profesional. Por lo tanto, lo expuesto no pretende operar como
instructivo, sino más bien como un material que nos permita reflexionar sobre
nuestra práctica y la importancia de desarrollar nuevos métodos a partir de
esas reflexiones.
[1] En:
Friera Silvina. El autor nos presta sus
personajes. Diario Página 12, Buenos Aires, 21 de agosto de 2011.
[2] Ginzburg Carlo. El
queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI. Ediciones
Península. Barcelona, España, 2008.
[3] Vamos a concentrarnos en el análisis de la lectura,
ya que la consideramos una condición básica para el ejercicio de la escritura.
[4] Ver para
ampliar: Molinari Carlos A. J. ¿Porqué
una “Lectura Crítica”? Revista Conexión Abierta, Universidad Abierta
Interamericana, 2ª Época, Nº 2, Buenos Aires, Diciembre 2007; pp. 68-69.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Las transformaciones en el marketing y el papel de
las universidades
Mg.
Carlos A. J. Molinari
La
disciplina del marketing, si bien ha sufrido profundas transformaciones, tanto
a nivel teórico como en el desarrollo de instrumentos para la acción, a partir
de la segunda mitad del siglo XX, asiste a cambios acelerados en los últimos
quince años, impulsados por los cambios en las tecnologías de comunicación e
información.
Las
nuevas tecnologías digitales, inciden así sobre los modelos de gestión de las
empresas –circulación de información, toma de decisiones, bases de datos para
comprender a los clientes-, como sobre el comportamiento de los consumidores
–compras por distintos dispositivos móviles, comunicación entre los mismos
intercambiando datos sobre los productos-.
Por
supuesto que nadie podría decir que la tecnología está cambiando al marketing
–algo que la tecnología por otra parte no podría hacer por sí sola al margen de
otras variables sociales-, pues más allá de los nombres que tanto le gustan
agregar a algunos profesionales –neuromarketing, geomarketing, marketing
directo, marketing con causa, marketing ecológico, marketing digital, marketing
de redes sociales, marketing de la atracción- y unos cuantos más, el marketing
sigue siendo siempre, conceptualmente, crear un mercado, mientras que los
agregados son solo instrumentos para su puesta en práctica.
Pero lo
que sí está haciendo la tecnología, es modificar profundamente nuestros
procesos de marketing. Solamente pensemos en las posibilidades de transformar
los sistemas de calidad en atención al cliente, a partir del potencial del software
de CRM, de las redes sociales, de la comunicación móvil, etc.
Pero
como se decía anteriormente, estos cambios también están modificando a los
consumidores, tanto en sus conductas de información y compra como en su nivel
de tolerancia hacia las compañías.
Podemos
decir, que estamos frente a transformaciones que están tocando la base de lo
que entendíamos por procesos comerciales. Y las empresas tratan de seguir esas
modificaciones, innovando en sus estrategias y en su propio modelo de negocios.
Por
ejemplo, la empresa Carrefour, ya lleva inaugurados unos 300 locales de
proximidad a la fecha, en la ciudad de Buenos Aires y el AMBA, lo que estaría
marcando una transformación en su tradicional modelo de negocios basado en las
grandes superficies. Sin considerar aquí, por razones de espacio, todas las
causas que la están llevando a este cambio, podemos decir que indudablemente las
modificaciones en las costumbres de los consumidores, han impulsado a una
revalorización de un formato que justamente, los grandes supermercados venían a
dejar obsoleto; lo cual es solo un indicio de como se modifica la realidad del
marketing, en este caso de los canales de distribución al compás de las
transformaciones, en este caso, en la estructura social.
Una
noticia aparecida hace pocos días en los medios, planteaba que según una
encuesta realizada en el Reino Unido en el 2013, un 10% de los compradores,
mientras está en una tienda física compra en línea en otra; una clara
manifestación de las modificaciones en la conducta de los consumidores.
También
podemos observar como las redes sociales, casi podríamos decir los entornos
sociales en Internet, están transformándose en un imán para todo tipo de
empresas y organizaciones no lucrativas, hasta para las propias instituciones
estatales, lo cual conduce a la necesidad de probar permanentemente nuevas
tácticas para conducirse en este contexto.
Situación
que ha llevado a las empresas de software a la creación de nuevos instrumentos,
como las denominadas minerías de datos, que nos posibilitan alcanzar niveles de
microsegmentación de consumidores cada vez más elevados, así como verificar
nuevas particularidades en el consumo.
Este
nuevo medio ambiente en el cual nos veremos obligados a desarrollar nuestras
actividades, nos posibilita y obliga, a buscar herramientas y metodologías en
otras disciplinas, como la sociología, la psicología, la historia, la
antropología y, en nuestro caso, hasta en la medicina, transformando a nuestra
disciplina del marketing en esencialmente interdisciplinaria.
Por
supuesto que esta búsqueda debe ser realizada con un previo análisis crítico,
para no correr el peligro de producir análisis mecanicistas, de traslación de
técnicas, que a veces ni siquiera están probadas en su propio ámbito
científico.
Podemos
considerar el ejemplo del denominado neuromarketing, que tanto se lo publicita
en los medios, aunque en muchas oportunidades sin fundamentos científicos.
En una
nota aparecida en un matutino porteño hace solo unos días[i], se describían los neuromitos, las creencias sin fundamento
sobre el cerebro.
Entre
las que nos pueden interesar, está la falsedad de que cada función del cerebro
está localizada en un área que funciona de forma independiente. En realidad las
estructuras del cerebro trabajan en red, aunque aparentemente hay regiones
especializadas. Esto se puede contrastar con algunas publicaciones que hablan
livianamente de que hay que localizar la región que toma decisiones para
comprar un determinado tipo de producto o servicio y estaría solucionado
nuestro problema de comunicación con el consumidor.
Hay
otros datos interesantes en el artículo citado, que permiten contrastar con lo
que vulgarmente se llama neuromarketing, sin que esto implique negar las
neurociencias ni sus posibles aplicaciones a distintas disciplinas. Lo que si estamos
planteando, es la necesidad de estudiar, investigar y debatir en profundidad
sobre este tema con la participación de expertos en este tipo de ciencias.
Uno de
estos temas, es que nuestros recuerdos no son una simple reproducción del
pasado, que aparentemente decidir no es un acto racional como nos cuentan o,
por ejemplo, que la mayor parte de nuestra vida mental no sucede en el
consciente, sino en el nivel inconsciente; algo que por otra parte ya conocemos
desde los inicios del siglo XX, con los trabajos de Sigmund Freud, ignorados
por una gran parte de los profesionales que trabajan en este tema.
Frente a
este nuevo estado de situación que, por razones obvias de espacio y objetivos,
solo hemos esbozado, las universidades –y entendemos que esto es un fenómeno
mundial- están jugando un papel muy pobre.
Se están
transformando en un simple propalador de lo que está sucediendo o ya sucedió en
el mundo de las empresas, sin jugar ningún papel activo en el proceso.
Deberíamos
plantearnos, que hoy más que nunca, si queremos conocer a los consumidores, a
la sociedad en su conjunto, sus tendencias, es la universidad la más capacitada,
como productora de ciencia y técnica, para investigar sobre que es lo que
sucede en el ámbito de la disciplina del marketing.
Se hace
cada vez más necesario, formar equipos interdisciplinarios de investigadores,
para estudiar en el ámbito de nuestra realidad nacional, pero sin obviar lo que
sucede en otros espacios geográficos, que sucede con la sociedad en relación al
acto de consumo; las diferencias generacionales, étnicas, por región, por nivel
socio económico, etc. Investigaciones que, si bien producirán resultados cualitativos,
no deben dejar de referenciarse en sólidos datos cuantitativos.
Asimismo,
hay que generar cada vez más espacios de debate entre los investigadores, para
impulsar el crecimiento de la disciplina, tanto a nivel teórico como al nivel
de la aplicación de conocimientos.
También
es importante, el impulso desde las universidades de publicaciones académicas,
tanto libros como revistas, que puedan difundir estos estudios –que no dudamos
existen aunque quizás no en la cantidad y calidad necesaria-, dentro de la
propia comunidad y entre las empresas y el propio espacio estatal.
Debemos
impulsar entonces, un proceso que nos posibilite repensar nuestra disciplina,
tanto en la teoría como en la práctica, que la pueda integrar con otras
ciencias y, de esta manera, generar herramientas que nos permitan accionar
sobre la realidad y transformarla, no solo desde el acotado acto de consumo,
sino también desde los valores éticos que deben primar en toda relación entre
consumidores, sociedad y empresa.
[i]
Bär Nora. Neuromitos: creencias
difundidas…pero falsas. Diario La
Nación , Buenos Aires, 14 de octubre de 2013.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Molinari
Carlos A. J. Imagen
de marca, consumidor y empresa. Un análisis de sus interacciones.
En:
Contribuciones
a la Economía, Grupo Eumednet, Universidad de Málaga, España,
octubre 2013. El artículo desarrolla el proceso de construcción de
una marca y su correspondiente imagen, así como las distintas formas
en que se manifiesta una marca, tanto en los mercados de consumo
masivo como en los industriales. Disponible en
www.eumed.net/ce/2013/identidad-visual.html
miércoles, 16 de octubre de 2013
Artículos
Recomendados: Marín
Rives Longinos y Ruiz de Maya Salvador. La
identificación del consumidor con la empresa: más allá del marketing de
relaciones. Universia Business Review, España, 1er. Trimestre 2007. El
artículo se propone, partiendo del marco del marketing relacional, explicar la
importancia de construir la identificación entre la empresa y el consumidor.
Identificación que adquiere relevancia cuando los individuos promocionan a la
empresa en sus conversaciones con otros individuos. Se trata por lo tanto de un
interesante aporte en lo que hace al desarrollo de la comunicación entre
empresa y consumidor. No obstante, debemos hacer algunas salvedades; por
ejemplo el planteo de que la iniciativa corresponde al consumidor, como si
fuera éste el principal interesado en construir estas relaciones, cuando es la
propia empresa la que debe iniciar el proceso ya que es la parte interesada, en
la medida que necesita que los clientes se transformen en difusores de sus
productos y valores. También aparecen en el artículo concepciones sobre necesidad e identificación y sus relaciones que no compartimos, probablemente
porque los autores se circunscriben al marco teórico de la psicología social y
la organización de empresas, dejando de lado importantes aportes de la
sociología, la psicología y la antropología que podrían haber enriquecido su
análisis. Disponible en:
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Marketing, Redes Sociales y Modelos de Consumo
“De las máquinas a las personas”
Mg.
Carlos A. J. Molinari
(Conferencia
pronunciada en el X Congreso de Ciencias Empresariales, Universidad Abierta
Interamericana, Buenos Aires, 13 de junio de 2013)
Lo primero
que debemos decir, es que esta no es una conferencia sobre tecnología. Para
nosotros –me refiero a los profesionales inscriptos en la disciplina del
marketing y, podríamos decir, en la gestión de organizaciones en general-, la
tecnología es un medio, una herramienta, igual que un software para un
diseñador gráfico o un calibre para un técnico mecánico. No estamos negando el
papel de la tecnología en los cambios sociales –de hecho el sistema de
supermercados sin cajas nos habla de la importancia del impacto de la
tecnología en el marketing, si pensamos en los cambios en el servicio al
cliente-, sino que simplemente decimos que no es, en este caso, nuestro objeto
de estudio.
Otro
tema que tenemos que remarcar, es que circulan por Internet y por medios físicos,
una importante cantidad de estadísticas sobre que sucede en el mundo digital o
en el mundo de las redes. Pero el problema es, antes que nada, analizar quien
lo hizo, como lo hizo, como se seleccionó la muestra –información que en la
mayoría de las oportunidades no está disponible- y fundamentalmente de qué país
o países se trata. No hay que olvidar que la cultura es parte esencial de
nuestro contexto de marketing; por lo tanto depende del espacio geográfico
estudiado y su cultura, la conclusión de los datos de la investigación, que en
muchos casos no son generalizables a otros espacios. Esto no quiere decir que
la experiencia internacional no sea útil para el aprendizaje sobre que hacer y
que no, o para desarrollar modelos predictivos; lo que estamos diciendo es que
es peligroso extrapolar sin análisis crítico. En lenguaje vulgar, “porque esto pasó allá, pasará indefectiblemente aquí”.
No
obstante lo expuesto sobre las estadísticas, no tenemos más remedio que
comenzar con algunas, pues todos sabemos que necesitamos una base de datos
cuantitativa si es que queremos sacar algún tipo de conclusión cualitativa, que
son las que realmente nos interesan para encarar los nuevos desafíos del
marketing.
Vamos a
comenzar por la situación en nuestro país, donde aparecen datos más que
interesantes para el tema que hoy nos ocupa.
Observamos,
que para el año 2012, los argentinos son los que pasan más tiempo en Facebook[1]. Si bien agregando otras
redes esa participación desciende al segundo lugar, este dato nos habla de la
importancia que adquiere para el marketing esta presencia, ya que un tema
esencial en nuestra disciplina es saber donde están nuestros potenciales
clientes y cuales son sus intereses y sus preocupaciones.
Pero si
nos trasladamos a la red Internet en su conjunto, con todas sus opciones –que
no son obviamente solo redes sociales- observamos que la mayoría de los
usuarios están por debajo de los 24 años –aunque la estadística consultada no
aclara que quiere decir mayoría, o sea si relativa o absoluta-. Hecho que
también es relevante, pues posibilita la segmentación etaria de los
participantes; o sea no tengo que ir a buscarlos a todos al mismo lugar.
De
hecho, en una encuesta de UNICEF a 1100 adolescentes argentinos, vemos que el
79,8% posee computadoras, el 80,9% celular, el 88,8% está en Facebook y el 61%
se conecta a Internet todos los días, siendo chatear Su principal actividad
(90,1%)[2]. Datos que nos muestran
cuáles serán las tendencias para los próximos años en nuestro tema de análisis.
¿Y cuál
es el uso mayoritario de los usuarios de internet? El correo electrónico y la
búsqueda de información. Digamos por ahora, que la venta de productos o
servicios no está en la cúspide de la utilización. Pero si sabemos que un 16%
alguna vez compró a través de la red. Ya vamos a ver que esto no es
preocupante, porque estas redes están cambiando lo que entendemos por el acto
de compra venta. Antes, vender era que el cliente se llevara el producto cuando
tomaba contacto con el vendedor; este proceso, que ya venía complejizándose,
con el surgimiento de las redes digitales lo está haciendo cada vez más.
Entonces, hay que estudiar cual es el real impacto en la venta, de la
existencia de estas redes.
Pero
también podemos agregar algunos datos, que nos pueden ayudar a comprender este
proceso.
A nivel
global –por lo menos es lo que sugiere el estudio, aunque me parece que solo se
refiere a los EE.UU.-, un 50% de los anuncios on line nunca son vistos[3]. Este no es un dato menor,
porque estaría revelando, por lo menos en el ámbito de la publicidad, que los
consumidores tienen similares comportamientos que en el mundo físico.
Un 67%
de los argentinos solo lee libros impresos[4], lo cual nos reafirma lo
que decíamos sobre la actitud de los consumidores en distintas culturas.
Mientras que en países como los EE.UU. el libro electrónico está creciendo en
forma acelerada, no estaría sucediendo de igual manera en nuestro país. Es
factible que esté creciendo mucho en medios académicos –me refiero a profesores
y alumnos, a los que les sería imposible acceder a todos los materiales de su
interés en formato papel-, pero no en aquellos lectores que lo hacen como
complemento de sus actividades o por placer. Con esto no estoy estableciendo
una ley, sino que estoy diciendo que desde nuestra óptica del marketing no
puede existir un único mercado: hay distintos tipos de consumidores -¿porque
hablamos sino de segmentos y nichos?-, y por lo tanto cualquier generalización
puede resultar perjudicial para el análisis.
Si
Facebook, según su fundador, ya aburre a muchos adolescentes, esto de por sí no
es ni bueno ni malo. Significa simplemente que no a todos los potenciales
clientes debemos buscarlos en Facebook. De acuerdo al mercado atendido debemos
buscar el medio digital más adecuado. Según muchas estadísticas, Pinterest es
una red social muy utilizada por mujeres, por lo tanto relevante si se trata de
promocionar productos o servicios dirigidos a ese mercado; si me interesa
realizar intercambios en el mercado de productos industriales es factible que
utilice el correo electrónico o la página web. Volvemos a lo mismo: primero
segmentamos –esto es estratégico-, luego viene el medio o el canal –esto es
táctico-.
Qué nos
dice este dato de la encuesta de Oracle sobre la atención en el punto de venta[5] –un 88% de los encuestados
consideran importante o muy importante la atención en el punto de venta-. Por
si solo, poco, pues se refiere solo al comercio físico. Pero si le agregamos
otros datos, podemos darnos una idea de lo que está sucediendo en este cruce
entre comercios físicos y virtuales. IBM y ECC de Colonia[6], Alemania, realizaron una
encuesta –doy por supuesto que es en Alemania aunque no lo aclara-, y da que el
46% de los encuestados dice que comprar en un comercio físico es más placentero
que en uno virtual, mientras que el 40% evaluó ambas compras de igual manera.
Un 56% dice que se divierte más en la compra física.
En otra
encuesta de 11.000 consumidores de varios países[7] –no dice cuales-, un 70%
de los consumidores on line declaran no haber comprado nunca por este sistema,
pero utilizan las redes sociales para comentar sobre productos que conocen y
encontrar nuevos.
Entonces,
como ya venimos planteando, no hay que caer en las frases hechas, al estilo
“venda aquí y gane un cliente”. Esto es útil en un curso de autoayuda, pero no
en una planificación de marketing. El profesional debe investigar su mercado,
estudiar a sus clientes y ver para que utilizan las redes, segmentarlos y luego
elaborar las tácticas adecuadas para llegar a ellos y que compren un producto.
En un
estudio mundial realizado por la empresa IBM, titulado “Del reto al éxito. La
transformación del marketing en la era digital”, que reúne opiniones y
conclusiones de entrevistas a más de 1700 directores de Marketing de 64 países
y 17 industrias, surgen cuatro preocupaciones para los directivos de marketing:
1) La
explosión de datos: esto vamos a debatirlo a continuación, pero se puede decir
que la cantidad de datos que circulan en la red ya son totalmente inmanejables.
2) Las
redes sociales: ¿Hay que estar? ¿Cómo? Ya hemos analizado la importancia de
contar con la información adecuada y de segmentar y no pensar las redes como
una solución universal a los problemas que debe enfrentar el personal de
marketing de una empresa.
3) La
proliferación de canales y dispositivos: esta es una situación que llegó para
quedarse. Por una parte, porque los consumidores se están transformado en multipantalla y multicanal. Multipantalla porque se comunican alternativamente por
el celular –que ya es más que un simple aparato telefónico-, la tablet, la
notebook o la PC ;
a veces utilizan más de un dispositivo en forma simultánea de acuerdo a la
aplicación más útil en cada uno de ellos. Y multicanal, porque acceden a la
empresa por el canal físico y virtual, en simultáneo o de manera
complementaria.
Y por la
otra, porque hay distintos tipos de consumidores, que utilizarán todo lo que la
tecnología y las empresas que fabrican los productos resultantes de ella les
pongan al alcance, de acuerdo a su conveniencia.
4) Los
cambios demográficos: para nuestro país no hay que considerar solamente el tema
de la edad –a medida que se amplía la esperanza de vida, cambian los parámetros
de consumo-, sino también el étnico –hoy nos encontramos con nuevos grupos de
inmigrantes, que traen su cultura y sus pautas de consumo- y la incorporación
de nuevos sectores al consumo como resultado de la disminución de las tasas de
desempleo y del aumento de los ingresos. Por algo tenemos no solo shoppings en
Palermo, sino también en La
Matanza , que son sectores claramente diferenciados desde lo
socio económico –distintos no implica abrir juicios de valor sobre cada uno,
simplemente establecer que son diferentes desde su nivel de ingresos y pautas
de consumo-.
Ahora,
¿porque hablamos de Marketing de Redes si el título de la conferencia es
marketing de redes sociales?
La
cuestión que me gustaría aclarar, es que si bien el título es marketing de
redes sociales, se trata de un término con el cual no acuerdo totalmente.
Preferiría hablar de marketing de redes, que me parece más adecuado, o si se
quiere de marketing de redes digitales, que es más que redes sociales pero
menos que lo que podríamos tener en el futuro. Las redes son un concepto más
amplio que redes sociales. En nuestro mundo digital abarcan las páginas web, el
correo electrónico, la telefonía móvil, las redes sociales, los blogs, el chat
y servicios de mensajería, etc.
Y la
gran revolución que estamos comenzando a vivir en este contexto, es la
denominada web 3.0 o web semántica. ¿Qué es esto y cuál sería su importancia
para el marketing?
No voy a
contarles sobre los antecedentes, la web 1.0 y 2.0, porque ustedes son usuarios
de las redes digitales y conocen perfectamente de que hablo.
En un
artículo aparecido en la
Revista Gestión , titulado “La era del razonamiento
artificial”[8] se plantea a la web 3.0,
como capaz de “[…] reconocer el contexto, y
razonar e interpretar las necesidades del usuario para ofrecerle una
experiencia personalizada[…]. Como dice
allí, su naturaleza es la reutilización y
la mezcla. Por ejemplo, la página de un navegador que mostrará información
proveniente de distintas fuentes pero combinada de manera única para nosotros.
La idea es que la web, podrá reconocer ideas detrás de una palabra. Toma
entonces sentido el caso que cita el artículo, de alguien que utilizando una
aplicación, si le cayó mal la comida en un restaurante, le pide a la aplicación
que lo lleve a su casa y el sistema llama un taxi. Por supuesto que no se
trataría de un sistema exacto, ya que también podría contestarme con un informe
sobre la parada de tren o colectivo más cercana para ir al hogar.
No
obstante, podemos imaginar la potencialidad para el marketing de este nuevo
modelo, que ya se encuentra en pleno desarrollo.
Ahora,
¿cuáles son las características esenciales que están guiando la evolución de
las redes, desde nuestra perspectiva disciplinar?
Primero
debemos mencionar a la movilidad.
Evidentemente, el desarrollo tecnológico, posibilita a los usuarios conectarse
con las redes, no importa donde se encuentren. Pero también permite a las
empresas, ponerse en contacto con sus clientes, potenciales clientes y con la
comunidad, sin ninguna limitación espacial.
Por otra
parte, están surgiendo los que se pueden denominar canales de distribución cruzados. El consumidor busca
información en Internet y luego concurre al punto de venta físico a realizar la
compra; o analiza los productos en el punto de venta físico y compra por
internet aprovechando los descuentos; o concurre al punto de venta físico, pero
en él compara datos por Internet o consulta opiniones en las redes sociales; y
así multitud de combinaciones posibles entre las redes y los espacios físicos.
Si bien la situación depende del tipo de producto, no hay
dudas que este es el consumidor multicanal y multipantalla del que hablábamos.
Un
indicio cierto de este proceso de cruce entre canales, lo da la medida tomada
por una tienda de Australia que cobra 5 dólares australianos a sus clientes,
que son descontados si el cliente realiza una compra. O una zapatería de los
EE.UU., que cobra 20 dólares a sus clientes por probarse el calzado[9]. Esto sucede, en ambos
casos, porque los clientes van a observar los productos o probarse el calzado,
que posteriormente compran por sitios virtuales. No sabemos todavía si este
tipo de tácticas producirán resultados o serán contraproducentes para los
puntos de venta; ni siquiera si se generalizarán o serán solo casos aislados.
Pero evidentemente son una muestra de los conflictos que se generan en el cruce
entre canales físicos y digitales y la importancia de pensar en estrategias que
posibiliten integrar ambos canales.
Estos
cambios, están produciendo que el
consumidor ingrese en la empresa, sea a partir de las redes sociales de
la propia empresa, del llamado a que participe en el diseño de los productos o
en su prueba –como el caso de las empresas de software- o que opine sobre
productos y servicios. Y la pregunta aquí es si las empresas están preparadas
para aceptar esta intromisión. No alcanza con pedir opinión o participación;
hay que atender sus propuestas y reclamos y canalizarlos.
Esta
situación, está dando lugar a lo que se denomina el marketing de atracción, donde el consumidor debe llegar al producto
o servicio en las redes, atraído fundamentalmente por el contenido en el
espacio digital.
Podemos
decir que siempre las empresas se esforzaban para que el consumidor llegara a
la misma; pero era un poco más fácil, pues alcanzaba con la publicidad masiva,
el marketing directo o la atracción y localización del punto de venta.
Pero en
las redes, tenemos que conseguir que el consumidor llegue a un espacio que se
ha transformado en una telaraña, pues cuando ingresa en el mundo digital, está
atrapado por una infinidad de datos, links; saltos por el ciberespacio, donde
solo se detendrá ante lo que llame poderosamente su atención. Por lo tanto,
debe poder encontrar a la empresa o la marca en Internet; pero considerando que
el consumidor no quiere que lo interrumpan. Hay que facilitarle la llegada a
partir de atractores que lo impacten y lo inciten a direccionarse hacia nuestro
sitio.
No
estamos planteando olvidar los caminos tradicionales como la publicidad, la
promoción o la localización del punto de venta, sino que pensamos que hay que
potenciar el conjunto de las herramientas disponibles, integrando las digitales
en una estrategia única de marketing de la empresa. Dicho en lenguaje popular:
“todos los caminos conducen a Roma”
La
situación de las redes que hemos descripto, hacen a la generación de nuevos
modelos de negocio, que representan cambios en algunos casos radicales, en
relación con los que estábamos acostumbrados a trabajar en los últimos veinte
años. Esto no implica que desaparezca todo lo conocido, como parecería surgir
en algunas descripciones apocalípticas que circulan en libros, artículos
académicos o artículos periodísticos en diarios, revistas y/o blogs.
Creemos
que en esto hay que ser cautos; los cambios cualitativos siempre son el
resultado de progresivos cambios cuantitativos, que la experiencia histórica
demuestra que no son el resultado de rupturas “de la noche a la mañana",
como solemos escuchar o leer. Pero lo que si es una realidad, es que las
modificaciones que surgen en los mecanismos de selección y compra de productos,
con el fondo de los cambios tecnológicos, son cada vez más acelerados.
Estos
nuevos modelos de negocios de los que estamos hablando, están marcados en
primera instancia –aclarando que el orden de descripción no implica nivel de importancia-,
por la cuestión de la gratuidad y los
costos.
Kevin Kelly,
ya planteaba en la década de 1990, que el surgimiento de la red internet, había
provocado un cambio muy profundo en los modelos de negocios de las empresas,
introduciendo el concepto de gratuidad y de abundancia frente a la escasez.
Se
refería a que, el crecimiento de una red es geométrico en relación a sus
participantes y, por lo tanto, lo más importante para una empresa es el manejo
de una red. Pero, ¿cómo hacer para construir una red? Kelly propone que se
regale algo para constituir la misma. Seria el caso de Google, donde los
usuarios no pagan por el uso del buscador o el navegador, pero estos servicios
posibilitaron la construcción de una red mundial para la empresa; a partir de
ahí se comienzan a generar los negocios. Aquí se introduce la lógica de lo
gratuito en el mundo de los negocios. Además de que, como dice Kelly, lo más
importante es la abundancia, pues cuantos más conectados, mejores posibilidades
de negocios; lo que contrapone al viejo modelo de negocios basado en la escasez:
cuanto más escaso, mayor es el valor de un bien –modelo que es preciso aclarar
no desaparece, pues siempre depende del tipo de bien, de empresa y de
consumidor-.
Por
supuesto que esta situación influye en los costos, pues en el mundo digital, el
costo más importante es el original, pues el costo de reproducción es mínimo.
Imaginemos el caso de un libro digital; el costo más importante está asociado a
su primera copia; a partir de allí, no hay costos de reproducción, sino que se
lo puede hacer, metafóricamente, hasta el infinito.
También
Chris Anderson, en su conocido libro La
larga cola, analiza este tema de los nuevos modelos de negocios en el mundo
digital. Sostiene que, por ejemplo, si un comercio vende CD’s musicales, deberá
tener en stock una cantidad limitada por el espacio físico; por lo tanto,
priorizará los de mayor rotación, dejando los de baja rotación de lado. Esto
afecta sus posibilidades de vender más, lo que soluciona la tecnología digital,
ya que un comercio de música digital puede ofrecer toda la música que desee, ya
que además de vender los primeros del ranking, puede ofrecer toda la música que
desee; aunque solo venda una unidad de algunos CD's, será igualmente utilidad
para el negocio.
Si bien
hemos simplificado los planteos de Kelly y Anderson, no cabe duda que los
mismos nos muestran como ha surgido un nuevo modelo de negocio, impensable
antes de la existencia de las redes digitales.
Claro
que hay que decir, que los modelos que proponen estos autores, están basados en
productos o servicios que puedan comercializarse en formato digital.
Pero
veremos, como esto está afectando a todo el mundo de los negocios, a partir de
otra de las características de estos nuevos modelos, como es la innovación abierta.
Un caso
de estos nuevos modelos de negocios, como los que se desarrollan a partir de la
utilización del código abierto, es el de Slim Devices, una empresa que fabrica
y vende reproductores de audio de música digital de alta fidelidad[10]. Esta compañía, al abrir
sus códigos de software y el diseño físico de sus productos, consiguió que los
usuarios propiciaran modificaciones en los mismos mejorando la calidad y
prestaciones del producto. Si bien en este caso las empresas no eliminan su
estructura, que es la que determina que modificaciones se implementarán y
cuáles no, no cabe duda de que se trata de productos diseñados en conjunto por la
empresa y el consumidor.
Esto
posibilita la conformación de redes
colaborativas, donde usuarios entre sí, empresas con usuarios o empresas,
trabajan en conjunto, redefiniendo no solo los productos o servicios, sino el
propio marketing y propiciando cambios en la teoría de la gestión de
organizaciones, que debe adaptarse a estos nuevos modelos.
Los sistemas
de redes que estamos describiendo, generan el surgimiento de comunidades, que no solo deben ser
vistas desde nuestra óptica como de intercambio de información entre usuarios,
sino que debemos analizarlas a partir del potencial que brinda esa información
para los profesionales de marketing, en tanto que estas comunidades expresan
las preocupaciones y aspiraciones de sus componentes.
Y aquí
llega la gran pregunta: ¿cómo detectar la información relevante para cada
empresa entre millones de datos, páginas web, comunidades y otras formas de
interacción?
La
respuesta desde la tecnología, son los software denominados minerías de datos,
que permiten detectar problemas a partir de esa cantidad inmanejable de, valga
la redundancia, datos que nos provee o nos pueden proveer las máquinas.
Como
conclusión provisoria y, aún con las limitaciones del tiempo de exposición que
nos hacen limitarnos a los ejes centrales de la tendencia, podemos decir que
las redes digitales están transformando nuestra manera de pensar el marketing
y, por lo tanto, la relación de las empresas e instituciones con los
consumidores y usuarios.
Pero, en
mi opinión, habría que considerar algunos aspectos del análisis de manera
flexible, para evitar caer en determinismos que tanto mal hacen al desarrollo
de una disciplina y, de la ciencia en general, especialmente en nuestro campo
que trabajamos en el ámbito de las ciencias sociales.
Si bien
la tecnología es la principal impulsora de las modificaciones a las que
asistimos en el marketing a partir de la existencia de las redes digitales, no
hay que tomarla –la tecnología- como un valor absoluto, ya que siempre está condicionada
por una serie de variables de análisis, como por ejemplo la que hemos señalado
de la cultura.
De
hecho, en uno de los países de punta en el desarrollo tecnológico de nuevos
productos en los últimos, podríamos decir cincuenta años, el Japón, muchos de sus
habitantes aún prefieren la escritura a mano mediante la utilización del fax
-un artefacto en retroceso en cuanto a su uso-, pues consideran que los
mensajes de correo electrónico son fríos e impersonales[11].
Pedro
también es cierto que los cambios tecnológicos nos ofrecen permanentes
oportunidades, como es el caso de la realidad aumentada y sus posibilidades en
los entornos de negocios.
También
hay que observar la evolución de los dispositivos de soporte, pues el
crecimiento de las tablets, podría mostrar como será en los próximos años la
evolución de las interfases para comercio electrónico.
Por otra
parte, hay que considerar que el de las redes se trata de un universo en
mutación permanente, como lo demuestra el hecho de que los servicios de
mensajería, como el whatsapp, han superado por primera vez al tradicional
mensaje de texto[12];
hecho que obliga a una constante vigilancia y readaptación de nuestras tácticas
e, inclusive, las estrategias.
Finalmente,
podemos decir que no siempre la presencia activa en las redes digitales
implicará vender más, sino que dependiendo del cliente y la empresa de que se
trate, puede significar también fortalecer la presencia de la empresa y la
marca en la mente de los consumidores, lo que terminará, sin dudas,
fortaleciendo la presencia de la organización en el mercado.
Pero
siempre considerando que nuestro campo de acción está constituido por los seres
humanos; las máquinas solo constituyen la herramienta.
[1] Argentina: el país que pasa más tiempo en Facebook. Agencia
EFE, reproducido por www.universia.com.ar
07/09/2012.
[2] Fernández Francia. Chicos multimedia. Quincenario Acción, Nº 1115, Buenos Aires, primera
quincena febrero 2013.
[3] Nueva
tecnología comprueba que el 50% de los anuncios on line nunca son vistos. www.puromarketing.com 25/04/2013.
[4] Nueve
de cada diez argentinos dedican un cuarto de hora semanal a leer. Agencia
EFE, reproducido por www.universia.com.ar
05/09/2012.
[5] Descifrando
al consumidor actual: Encuesta “Evolution of Exterience Retailing”. Revista
Énfaisis Logística, reproducido por www.elpapel.com
03/03/2013.
[6] Según
IBM y ECC: Los consumidores disfrutan más comprando en tiendas físicas. www.marketingdirecto.com
reproducido por www.elpapeldigital.com
06/05/2013.
[7] Desmitificando
al comprador on line. Infobae, 02/04/2013.
[8] Lafuente Florencia. La era del razonamiento artificial. Revista Gestión, vol. 16 Nº 2,
Buenos Aires, marzo abril 2011. pp. 72-77.
[9] Cobrar por mirar: las tiendas improvisan para combatir el showrooming. www.puromarketing.com 14/05/2013.
[10] Deutschman Alan. Oídos bien abiertos. Revista Gestión, vol. 12 Nº 2, Buenos Aires,
marzo abril 2007. pp. 119-122.
[11] En Carolina del Norte la ley obliga a escribir a mano. Diario
La Nación, Reproducido por http://elpapel.com.ar
03/05/2013.
[12] Whatsapp “mata” al SMS y amenaza alas
redes sociales. El Economista, Reproducido por http://elpapel.com.ar
29/04/2013.
Artículos Recomendados: Durán
Herrera Juan José, López Duarte Cristina y Vidal Suárez Marta María. La organización lingüística de la empresa
multinacional: el español como lengua funcional. Revista Globalización,
Competitividad y Gobernabilidad. Georgetown University – Universia, vol. 7 Nº
2, España, mayo agosto 2013. pp. 16-25. El trabajo, si bien pensado
teóricamente desde España y orientado a la problemática de las multinacionales
de ese país, explora un tema poco estudiado en la literatura de negocios, como
es la elección de una lengua funcional para una compañía que opera de forma
internacional. Se podría pensar en primera instancia, que esta cuestión poco
tiene que ver con la disciplina central de este blog. En la realidad, hay que
considerar que la elección de una lengua, en cuanto vehículo cultural, está
íntimamente relacionada con la cultura organizacional y como ésta es
transmitida desde la empresa hacia el mercado o los mercados en que actúa. En
tanto el marketing implica la comprensión de una determinada sociedad y sus
pautas de consumo, la lengua funcional elegida impactará no solo en las
comunicaciones internas de la empresa, sino también en como la casa matriz asuma
o no la cultura nacional de su filial y, por lo tanto, en la flexibilidad para
adaptar sus estrategias comerciales a la cultura en la que está inmersa la
subsidiaria.
Hay que
recordar, como planteaba el intelectual argentino Héctor Agosti –si bien en
otro contexto de análisis-, que el lenguaje deber ser entendido como un
mecanismo colectivo de signos y correspondencias y que la nacionalidad, se
manifiesta en la voluntad de prodigarse un lenguaje autónomo. Y aquí radica la
importancia de la lengua, en tanto instrumento de cohesión cultural y, en el
marco de la disciplina del marketing, de la estructuración de símbolos que
constituyen el imaginario del acto del consumo. Si bien no son éstas las
preocupaciones de quienes han escrito el artículo ni los objetivos que se
plantean en el mismo, se lo considera un punto de partida para un debate
pendiente y necesario. Disponible en: http://gcg.universia.net/pdfs_revistas/articulo_265_1375182881595.pdf
jueves, 27 de junio de 2013
Artículos Recomendados: Moral Moral María y Fernández
Alles María Teresa. Nuevas tendencias del
marketing: el marketing experiencial. Entelequia Revista Interdisciplinar,
Nº 14, España, 2012. pp. 237-251. Se trata básicamente de un artículo
monográfico, ya que pasa revista a los distintos planteamientos teóricos de lo
que se ha dado en llamar el marketing de la experiencia. Si bien no hay aportes originales de las
autoras, resulta interesante para quienes quieran explorar las bases
conceptuales de esta propuesta. Disponible en: http://www.eumed.net/entelequia/es.art.php?a=14a15
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